LA POLITICA EN FOCO

La importación crece y destruye objetivos

Cada vez son más los sectores industriales -muchos radicados en esta provincia- que pierden competitividad.

José E. Bordón

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El cambio de nombres en el Ministerio de la Producción nacional alienta a los sectores productivos, por la posibilidad de un cambio en las políticas que complicaron la actividad en los últimos dos años, especialmente en el caso de industrias tradicionales que vienen perdiendo competitividad y empleo. Por ejemplo, en los últimos años la industria del cuero, con el calzado y la marroquinería, se convirtió en una de las más perjudicadas. Según un reciente informe de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), un caso testigo es el de la industria textil, donde el abrupto aumento del 40 % en las importaciones en el promedio de los dos últimos años, motivó una reducción del 18 % en el valor agregado sectorial. Mientras que el avance de prendas de vestir traídas desde el exterior creció 98 % entre 2015 y 2017. Toda esta situación derivó en una crisis laboral en la industria argentina. “En los últimos dos años y medio se destruyeron 63.000 puestos de trabajo, lo cual redujo la nómina industrial en un 5 % del total”, sostuvo el reporte académico.

¿Y por casa cómo andamos? El Observatorio de Importaciones creado hace dos años por el Ministerio de Producción y la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) relevó fuertes alzas en el ingreso de productos vinculados a los sectores de calzado, línea blanca, maquinaria agrícola y muebles de madera, durante el primer cuatrimestre de 2018. Estas actividades sensibles al entramado productivo provincial experimentan un déficit comercial creciente desde fines de 2015. El impacto de esta presión externa se siente en mayor medida cuando se combinan con la caída del consumo en el mercado interno, como ocurre especialmente en este año, explicó un informe.

En el caso del calzado, el Observatorio relevó que el déficit en su balanza comercial fue de 590 millones de dólares en 2017. Este desfase se explica por importaciones por un valor de 638 millones de dólares mientras que las exportaciones treparon a 48 millones de dólares. El saldo comercial en los primeros cuatro meses de 2018 alcanzó un déficit de 228 millones de dólares.

En la denominada Línea Blanca, se comprobó en el año 2017 un déficit comercial de 79 millones de dólares, un 228 por ciento más que en 2015. Otro caso es el de la maquinaria agrícola y agropartes. Según el trabajo, la balanza de los rubros pulverizadores, cosechadoras, sembradoras y silos presentaron en 2017 un déficit comercial de 179 millones de dólares, como resultado de importaciones por 192 millones de dólares y exportaciones por 13 millones de dólares. El déficit comercial también golpeó a los muebles de madera. En 2017, el sector presentó un déficit comercial de 15 millones de dólares como resultado de importaciones por 19 millones de dólares y exportaciones por 4 millones de dólares. En dos años, las importaciones crecieron 12 millones de dólares ( 172 por ciento). El saldo comercial alcanzó en cuatro meses un déficit de 2,8 millones de dólares. El saldo del comercio internacional de autopartes continúa siendo negativo para el país. Durante el primer trimestre del año, el déficit del sector aumentó 32,5 por ciento en comparación con el mismo período del año pasado.

La conclusión obliga a un replanteo de la actual política. El mensaje del gobierno es claro: para poder exportar también hay que importar. Observen estos datos: del cotejo conjunto de las importaciones y exportaciones del total de 121 posiciones arancelarias analizadas se verifica un saldo comercial persistentemente negativo durante todo el período 2010-2017, “con cierta tendencia a su mayor deterioro”. El saldo comercial negativo registrado el año pasado se posiciona como el máximo alcanzado durante el período revelado, tanto en valor como en volumen. Así, el rojo trepó a 2.619 millones de dólares y 285 mil toneladas.