Sábado

Odiar lo que se ama

Desde las 21, se podrá ver la obra con dirección y actuación de José Ignacio Serralunga (acompañado en las tablas por Florencia Minen) en el espacio de 25 de Mayo 1867.

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“‘Odiar lo que se ama’ es una obra de texto, una pieza de contenido dramatismo y emoción que nos adentra en un conflicto profundamente humano” (José Luis Arredondo A.).

Foto: Gentileza producción / Pablo Fernández

 

Redacción de El Litoral

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El sábado, a las 21, se presentará la última función de “Odiar lo que se ama” en la sala ubicada en 25 de Mayo 1867.

La obra, dirigida por José Ignacio Serralunga, quien además actúa junto a Florencia Minen, cuenta con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro. Ambos actores se encargan de escenografía, diseño lumínico, vestuario y utilería; la fotografía es de Pablo Fernández; y el diseño gráfico, de Carolina Lorenzón.

En la realización del trailer, intervinieron Pablo Fernández (imágenes y edición), Sebastián Terentino (voz en off), Fabián Pínnola (música original), Fabián Pínnola y Marcelo González (grabación) y José Ignacio Serralunga (dirección general).

Una sensación extraña

Una historia íntima, que involucra afectos, que abre universos amplios y que pone el foco en la intriga, en la curiosidad por saber qué está sucediendo y qué pasará a continuación. Porque, como en la vida, parafraseando a uno de los personajes de la obra, “hay tantas cosas que no sabemos”. Hay un encuentro entre la jovencita y el sacerdote, alguna noticia, muchas preguntas y una promesa. En todo, una sensación extraña, como es odiar lo que se ama.

Según José Luis Arredondo A. (Chile), “Odiar lo que se ama” es una obra de texto, una pieza de contenido dramatismo y emoción que nos adentra en un conflicto profundamente humano y que llega hasta nosotros en una versión que hace total justicia a una pieza de sensible, refinada y espiritual belleza.

La pieza de Serralunga posee un inequívoco tinte bergmaniano. Como en parte de la obra del cineasta sueco, en ‘Odiar lo que se ama’ el espacio-tiempo de este encuentro parece suspenderse a poco andar de la trama, y la figura de la joven que entabla conversación con el religioso toma un cariz que bien podría ser de irrealidad.

La acción, que transcurre en un espacio único de la casona y juega con estos dos planos, es muy bien llevada y equilibrada por ambos personajes, mediante un diálogo que fluye con mucha agilidad y tensión dramática hacia un final cargado de dramatismo y de tinte muy lírico y poético”.