Coro Polifónico Provincial

Rule Britannia!

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El maestro Mariano Moruja ofreció a un público fiel un repertorio que abarcó a compositores de la talla de Robert Pearsall, Edward Elgar, Herbert Howells, John Travener, James MacMillan y Benjamin Britten.

Foto: Manuel Fabatía

 

Guillermo Domínguez Aleffa

No se inflamen los patrióticos corazones, el título no es grito de guerra ni de conquista. Es sólo saludo a los “Maestros de la música coral británica” que nos visitaron por invitación del Coro Polifónico Provincial de Santa Fe el jueves pasado.

Sin la enigmática bruma del Londres de Jack pero con un criollo frío que acallaba la noche, el maestro Mariano Moruja ofreció a un público fiel un repertorio que abarcó a compositores de la talla de Robert Pearsall, Edward Elgar, Herbert Howells, John Travener, James MacMillan y Benjamin Britten.

Fue una grata sorpresa encontrarse junto a los programas las traducciones de la poesía de las obras que se cantaron. Quienes las leyeron, de seguro, disfrutaron de una silenciosa introducción al clima general del concierto que complementó el profundo lirismo de la música.

Desde la primera obra, “Lay a Garland” (“Dejad una guirnalda”), famoso madrigal de Pearsall basado en la obra “The Maid’s Tragedy” atribuida a F. Beaumont y J. Fletcher, el coro mostró solidez, empaste y, por lejos, el esfuerzo de muchos ensayos. Voces agudas bien timbradas y brillantes con sólido apoyo de las voces graves dieron el toque de necesario patetismo que la obra demandaba. Los tenores tuvieron su momento para emocionar con el Op. 57 de Elgar que siguió.

Sin embargo, el punto saliente de la velada estuvo en el “Réquiem Aeternam” (2) de Howells. El maestro Moruja, con delicado manejo de los matices expresivos, concentró toda la fuerza poética de la pieza con un juego estremecedor de voces que el coro supo seguir e interpretar. Interesante contraste para las reminiscencias de la liturgia ortodoxa rusa del “Funeral Ikos” de John Travener que se escuchó a continuación.

La alegría de los bailes cortesanos de la ópera “Gloriana” de Benjamin Britten, estrenada en la Royal Opera House de Londres para la coronación de reina Isabel II, discurrió con soltura en el final y dejó de manifiesto, una vez más, que cuando el trabajo previo es minucioso, el resultado sonoro es arte.

Para concluir, una observación: por esas cosas que tiene el humor melindroso del Destino -o la Gracia-, que opera más allá de voluntad del hombre, el jueves 9 de agosto de 2018 en la Catedral Metropolitana de Santa Fe de la Vera Cruz, con la modernidad musical de James MacMillan, las voces se alzaron con las palabras del Evangelio -San Juan 8, 10-11- y cantaron a los pies del altar: “Nemo te condemnavit, mulier? Nemo, Domine. Nec ego te condemnabo: iam amplius noli peccare”.