“LA MIRADA O EL RÍO AL QUE LAS PERSONAS SE ARROJAN A UN POZO”

El lenguaje de la incomunicación

La obra teatral platense escrita y dirigida por Niem Nitai se presentará hoy en la Sala Marechal y el domingo en el Centro Cultural Provincial. A través de las tribulaciones de dos parejas que atraviesan realidades diferentes, reflexiona sobre el aislamiento del mundo contemporáneo, la crisis de la familia y la pareja, la ambición y el dinero.

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“Como la obra habla del lenguaje, entre otras cosas, me parecía que el hecho de que los personajes no tengan nombre y sí letras, creaba una tensión entre lo que es y lo que quiere o necesita ser nombrado para ser”, expresó el director de la obra. Foto: Gentileza Fermín Epele

 

Juan Ignacio Novak

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Hoy sábado, a las 22, en la Sala Marechal del Teatro Municipal (San Martín 2020) y este domingo, a las 20, en el Centro Cultural Provincial (Junín 2457) se presentará en Santa Fe la obra teatral “La Mirada o el río al que las personas se arrojan a un pozo”, escrita y dirigida por Niem Nitai. Se trata de una puesta que tuvo tres temporadas en la ciudad de La Plata y que, tras participar de diferentes encuentros y festivales donde recibió premios y menciones, llega a Santa Fe dentro de una gira interprovincial que incluye también Buenos Aires y Entre Ríos.

“A. trabaja en un peaje de alguna autopista, B. es partera de algún hospital público. Son una pareja desgastada, en crisis. No están bien. C. es muy bonita y bastante más joven que D., quien dice ser profesor de taekwon do y tener a través de la confederación internacional de dicha disciplina, conexiones con el mercado asiático para la exportación de pescados y mariscos. C. y D. emplean una estrategia para hacerse de la escritura de la casa de A. y B. Pero el amor aparece, las cosas se complican, se entrelazan, se complejizan y la estructura que los nombra y les da existencia, también los ahoga o los hunde como en un pozo y el lenguaje es una bestia que se come a sus hijos”, adelanta la sinopsis.

El director, Niem Nitai, describió las circunstancias bajo las cuales surgió la obra y el proceso que llevó hasta su puesta en escena. “Surgió a partir del encuentro con un director y dramaturgo amigo, Braian Kobla, una noche en la que nos propusimos juntarnos a dialogar sobre literatura y escribir, cada uno con su computadora, algo. Al término de esa reunión había dado ya con el germen de lo que aproximadamente un año y medio después sería la obra, estrenada, en cartel. El material terminó siendo constituido a través de una dramaturgia mixta, es decir en un ida y vuelta entre la computadora y el ensayo. Si bien es cierto que mucho de lo que funcionaba o no en escena era lo que terminaba de definir si esa parte del material quedaba o no, la totalidad de los textos fueron escritos previamente en mi casa y luego llevados al espacio para ver cómo resonaba con los actores y actrices”, especificó.

El responsable de la propuesta también trazó un balance de las temporadas que “La Mirada...” lleva en cartel. “Es muy positivo, no sólo por haber recibido distinciones en varios concursos y certámenes tanto en dramaturgia y actuación, sino y sobre todo por la devolución y la respuesta del público. En relación a eso, modificamos algunas cuestiones de ritmo, duración o legibilidad de algunos signos que nos interesaba que se lean con mayor claridad. En todo caso, y esto es vertebral en nuestro grupo, nos interesa producir un teatro que tenga en cuenta al espectador, no por hacérsela fácil, sino por construir materiales donde, sin relegar el trabajo con el lenguaje podamos generar un “entre” el público y la obra, un ritual donde el espectador pueda estar altamente entretenido y, a la vez, interpelado en términos sensoriales y de sentido.

Sentidos multiplicados

—La propuesta, según se adelanta, está enmarcada dentro de la nueva dramaturgia argentina. ¿Cómo caracterizarías este movimiento y por qué “La Mirada...” se inscribe allí?

—Decir nueva dramaturgia argentina es hoy, en un medio escénico tan disperso, una generalidad. Habiendo tanto y tan variado, ¿qué sería lo nuevo? Si alguna vez enmarcamos el material en ese lugar fue simplemente por intentar diferenciarnos de algunas obras tendientes a una dramaturgia más de tesis, donde, entendemos nosotros, el sentido de la obra queda reducido a la mera representación de una idea previa, lo cual produce un desgano importante por no decir total del espectador. Por otro lado, tampoco nos identificábamos con los materiales que, como se hizo tanto durante el siglo XX, tendían y tienden a atentar contra el sentido y el relato, produciendo en pos de una supuesta emancipación del espectador todo lo contrario, casi una parálisis perceptiva ante no saber cómo decodificar eso que está viendo. Nos interesa sí, y esto puede ser una definición de lo que yo entiendo por nueva dramaturgia argentina, o por lo menos como yo la leo, crear un material donde las operaciones a nivel dramatúrgico y actoral multipliquen el sentido de lo que se está viendo y escuchando, no por una ruptura del relato, de la fábula, que en este caso es muy simple, sino por una saturación de signos, que puestos a circular en la obra generen una resonancia que va cociendo y ampliando el hilo de la historia. Entonces el desafío era cómo contar una historia, un relato, cosa que nos interesa y que defendemos con vehemencia en nuestros trabajos, y a la vez generar una superficie significante atractiva, compleja, que produzca la sensación de que algo mucho más grande hay detrás de todo eso, algo no dicho que sólo puede armarse en la cabeza del espectador.

Sin nombres

—¿A qué obedece la decisión de nombrar a los personajes sólo con la letra inicial de sus nombres?

—Como la obra habla del lenguaje, entre otras cosas, me parecía que el hecho de que los personajes no tengan nombre y sí letras, creaba una tensión entre lo que es y lo que quiere o necesita ser nombrado para ser. Si como dice Octavio Paz, lo que no tiene nombre no existe todavía, estos seres son y no son, o en todo caso, son esa tensión entre la estructura a la que se deben y en la que están como arrojados violentamente y la singularidad a la que aspiran como individuos. En todo caso esa decisión es deudora de la idea del distanciamiento Brechtiano, apenas un homenaje, y una reflexión acerca de la función escópica, en tanto para ser necesitamos ser mirados. De ahí vienen también las primeras dos palabras del nombre de la obra y buena parte de lo que se desarrolla en la misma.

Diversos ángulos

—¿Qué temas se contemplan en la obra y de qué manera están abordados?

—Son núcleos de resonancia mítica, obsesiones que me interesaba poner a circular por el material con la hipótesis de generar pensamiento al respecto. La incomunicación en el mundo contemporáneo, la crisis de la institución familia o pareja, la ambición o el dinero son anclajes sobre los que la vida de estos cuatro seres se afirma para producir ficción, es decir un salto de otredad, algo que a partir de modelos de realidad existentes se deforma, adquiere otra configuración, hacia lo monstruoso. Estos temas, por así decirlo, cruzan todo el tiempo el material, lo recorren apoyados en diálogos y situaciones que se repiten desde diferentes ángulos. Algo así como poner al espectador a ver la misma escena o una muy parecida desde diferentes ángulos. Una especie de procedimiento Beckettiano, absurdo, agenciado desde un realismo corrido a lo Carver. Salvando las distancias.

Texto y actuación

—¿Cómo es la propuesta desde el punto de vista estético?

—Desde el punto de vista estético la puesta es muy simple. Partimos de la premisa de trabajar casi sin escenografía, promoviendo una dramaturgia que se hace cargo de la nominación de los lugares donde la historia de desarrolla. Entonces, con muy pocos elementos y con algunos signos que se van renovando y que van adquiriendo nuevas lecturas a lo largo de la obra, el material consigue, o eso intentamos, crear convenciones que le deben al cine la gran mayoría de sus recursos. Sabíamos que queríamos tener una zona de identificación alta muy cerca del público, donde se monologue y se actúe muy cerca del espectador y una zona más alejada donde el lenguaje se dispare un poco, enloquezca. Por lo demás es una puesta austera, muy apoyada en lo textual y en la actuación. Me interesaba, como una generación joven de dramaturgos en la que me veo parte, reafirmar un teatro de texto que, a la vez, tenga potencia en lo escénico. Desandar la idea tan malinterpretada de uno de nuestros maestros, Ricardo Bartis, de que el texto es vampiro de la actuación. Trabajamos contra eso, a la vez haciéndole honor o intentándolo.

 

Proyección

Actualmente, el elenco de “La Mirada o el río al que las personas se arrojan a un pozo” realiza una gira interprovincial por distintos puntos de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. Para 2019, esperan llevar la obra a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y realizar una nueva gira por el interior de la provincia. También volver a Entre Ríos y Santa Fe. “Actualmente estamos ensayando tres materiales más que tenemos previstos estrenar en la primera parte del año que viene”, adelantó el director.