Salomé Crespo
[email protected]
Este año el Día del Niño no será uno más para la Fundación Mateo Esquivo, de ayuda al niño enfermo de cáncer. Si bien es habitual que celebren la jornada de manera especial, el próximo festejo será en las nuevas instalaciones de la sede que está en la etapa final de construcción, tras 10 meses de obra.
La flamante edificación está ubicada en la esquina de Salta y Lamadrid en un terreno que la provincia le transfirió a la organización solidaria, a pocos metros del hospital de niños Orlando Alassia y de la Casita de las Madres.
Los trabajos en el lugar comenzaron en septiembre del año pasado, luego de obtener los fondos para la obra aportados por Nación, provincia y distintos eventos que realizó la fundación.
En total se invirtieron 8 millones de pesos, que posibilitaron desde la construcción del edificio en sí, hasta el equipamiento completo de todos los espacios. Es decir que, luego del corte de cintas la sede estará lista para recibir a los niños, a sus familiares y prestar la habitual tarea.
Las instalaciones comprenden ocho habitaciones con baño privado, de las cuales se destinarán siete para alojar a los pacientes y un acompañante, y la restante será para un médico que residirá en la casa. Y una amplia cocina comedor, un lavadero, el área administrativa en un segundo piso al frente y el salón de usos múltiples con juegos y sala de espera. En este espacio, también podrán esperar aquellas familias que tengan dos turnos médicos en un mismo día, con tiempo en el medio.
Por estos días, los representantes de la fundación esperan que Aguas Santafesinas concluya los trabajos de conexión de la edificación a la red de cloacas, ya que es lo único que falta para terminar.
“Hicieron la de agua potable pero falta la de las cloacas. Después de eso, ya podemos empezar a cerrar los detalles para terminar”, remarcó Romina Ritatore, de la administración de la fundación.
Una tarea invalorable
La tarea de la Fundación Mateo Esquivo “seguirá siendo la misma pero a partir de ahora con sede propia”, explicó Ritatore. Diariamente llegan a la ciudad capital niños de bajos recursos a realizarse tratamientos contra el cáncer y sus familiares, a los que se les hace muy difícil costear los gastos de una estadía, así sea por unas horas. Incluso, también proceden de otras provincias como Entre Ríos.
“Para que no se tengan que quedar en el hospital o pagar un alojamiento, la fundación los asiste. Así surgió la idea de crear la casa, para que esos niños sean atendidos como se merecen”, remarcó Romina Ritatore.
La actividad de la organización es solventada mediante el aporte de los socios, con lo recaudado en la cena anual que realizan y diferentes eventos.