Joaquín Fidalgo
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El robo domiciliario es una modalidad delictiva que se ha intensificado en la ciudad y barrio Candioti no está al margen de esta realidad. Durante el pasado fin de semana, dos casas fueron blanco de ladrones que aprovecharon la ausencia de los moradores.
El primero de los episodios ocurrió en horas de la tarde-noche del sábado, en una vivienda de calle Chacabuco al 1900, cerca de la esquina con Marcial Candioti. Allí vive un conocido empresario de la ciudad, vinculado a la Bolsa de Comercio, y su familia. “Ese día, cerca de las 17.30, salimos para la quinta y regresamos aproximadamente a las 20. Al entrar nos encontramos con un verdadero desastre. Faltaban un montón de cosas y estaba revuelto absolutamente todo el inmueble”, recordó esta mañana la víctima.
Según pudo reconstruirse luego, los delincuentes lograron acceder a un patio trasero. Desde allí, vulneraron una primera reja con ayuda de un gato hidráulico y otra con una herramienta de corte, probablemente una amoladora. Así ingresaron a la vivienda y “rastrillaron” el lugar.
“Indefensión”
“Nos robaron dos televisores, tres computadoras, relojes, ropa y dinero que mi hijo tenía guardado para hacer un viaje, entre otras cosas. Hace tiempo, a mí me gustaba la caza mayor y por eso tenía armas de fuego. Se llevaron un fusil Mauser y dos pistolas. Nos dimos cuenta de que abrieron la puerta principal del frente y seguramente cargaron todo en algún tipo de vehículo. No alcanzaron a llevarse las escopetas, una play station y un vino fino que dejaron preparados. Parece que tuvieron que darse a la fuga rápidamente cuando nosotros regresamos. Para mí que, incluso, algunos de ellos escaparon por la terraza. Mientras vamos ordenando, nos damos cuenta de otras cosas que también faltan, como documentación importante”, relató el hombre.
“Por supuesto que las pérdidas materiales duelen, pero lo que más nos afecta es el grado de indefensión que tenemos. Nadie te cuida. Sobre la policía no tengo mucho que decir, pero actúa con una pasividad absoluta. Vinieron dos uniformados que cumplieron con tareas administrativas y listo. Si no hay sangre, si no hay muertos, no pasa nada. No mandaron a nadie a tomar las huellas digitales, tampoco sacaron muestras de sangre de una mancha que quedó en una cortina”, se lamentó el dueño de casa.
24 horas después
A pocas cuadras de distancia, a la misma altura pero en calle Ituzaingó (también entre Marcial Candioti y Alvear), un hecho similar sucedió durante la tarde del domingo.
Dos sujetos escalaron la pared del frente de un domicilio hasta el balcón y lograron entrar, luego de destrozar una puerta ventana.
“Es impresionante cómo dieron vuelta todo. Cuando llegamos de Entre Ríos nos encontramos con toda la ropa, los cajones y otras cosas desparramados en el suelo. Lo que más nos dolió fue que desaparecieron joyas que eran recuerdos de familia invaluables: anillos y cadenitas que pertenecieron a mi mamá. También se llevaron perfumes importados, una cartera de diseño, y una notebook en la que mi hija guardaba un trabajo con el que el viernes debía rendir para una capacitación”, contó esta mañana la propietaria, que vive en el lugar con su marido -empleado público- y sus dos hijos, ambos abogados.
Los malvivientes huyeron por una de las ventanas que da a la calle y desaparecieron. Una vecina dijo esta mañana que alguien vio a los dos ladrones cuando abandonaban la vivienda, con sendas bolsas sobre sus hombros.
“Lo peor es la falta de seguridad. Ya antes habían asaltado a mis hijos en la calle, pero esto es peor. Nosotros, directamente ni hicimos la denuncia en esta oportunidad, porque no sirve para nada”, aseguró la mujer.