Juliano Salierno [email protected] Nicolás Orue se presentó el jueves pasado en las oficinas de calle Obispo Gelabert al 2800 para ponerse a disposición del Ministerio Público de la Acusación, que lo buscaba por el ataque a tiros en el que resultó herido un nene de 9 años del barrio Pompeya. El prófugo de 27 años llegó al lugar acompañado por su padre y con dos certificados médicos del hospital Cullen mediante los cuales pretendía justificar su inocencia. El hecho por el que Nicolás Orue se encuentra incriminado sucedió al atardecer del domingo 13 de julio y tuvo como víctima a Leonardo Yair N., de 9 años, que estaba en el interior de su casa de calle Azcuénaga y San José cuando una bala sin rumbo le impactó en la espalda. El proyectil ocasionó serias lesiones al pequeño, que a la fecha se encuentra internado en el hospital de niños Dr. Orlando Alassia. La fiscal de Homicidios, Cristina Ferraro, entrevistó al muchacho que intentó acreditar que el 13 de julio había estado en observación en el efector público. Para certificarlo mostró dos papeles, uno era una orden de internación para el lunes 14 de julio y el otro era una constancia de que no había cama y debía volver a la mañana siguiente. “Lesiones graves” Tras su presentación espontánea fue retirado de la fiscalía por efectivos de la División Homicidios de la URI y esa misma tarde se llevó a cabo la audiencia oral y pública, en la que se trató de manera conjunta el control de detención, la imputación y el tratamiento de la prisión preventiva. La fiscal Cristina Ferraro le atribuyó la probable autoría del delito de “lesiones graves, calificadas por el uso de arma de fuego”, en perjuicio del pequeño de 9 años. A propósito de ello la funcionaria explicó que no se daban los requisitos necesarios para acusarlo por “homicidio en grado de tentativa”, ya que Orue habría disparado desde la calle y que al parecer el proyectil no tenía como destino la humanidad del niño. La audiencia estuvo a cargo del juez del trámite, Héctor Gabriel Candioti, y con la presencia del abogado defensor Héctor Tallarico. En dicho acto la fiscal solicitó que se le revoque la prisión domiciliaria por una serie de hechos anteriores y que se dicte la prisión preventiva de cumplimiento efectivo. Negó todo En cuanto a su estado de salud, éste no fue impedimento para declarar, es más, cuando lo hizo negó su responsabilidad en el ataque contra el niño, al punto que dijo que nunca en su vida había portado un arma de fuego. Por su parte, la Dra. Ferraro, que previamente había recibido el testimonio de familiares, llevaba como prueba las declaraciones de una hermana de la víctima que reconoció a Nicolás Orue disparando con una carabina en dirección a su casa cuando fue herido su hermanito; y de la madre del niño, que dijo haber visto a Orue escapando con una escopeta en sus manos. En cuanto a los delitos previos que se le atribuyeron al reo, éstos se remontan al 2 de abril de este año, cuando se lo acusó por una “tentativa de homicidio” contra una persona a la que supuestamente le disparó en las inmediaciones de San José y French; y el 10 de mayo por la denuncia de una pareja que en Berutti al 3700 fue atacada a balazos. Cabeza rota Claro que ninguna de estas acusaciones por “tentativa de homicidio” pudo realizarse en audiencia pública, porque el acusado fue atrapado recién el 7 de junio, cuando cayó de una moto que acababa de robar cuando transitaba por calle San José. Por este último hecho fue llevado a tribunales veinte días más tarde -el 27 de junio-, dado que en la caída impactó con la cabeza contra un poste de luz que le fracturó el maxilar y era imposible que declare en ese estado. Durante la audiencia, el fiscal del caso lo acusó por dos intentos de homicidio y le sumó el delito de “robo calificado por el uso de arma de fuego” por lo que pidió la prisión preventiva. Sin embargo la defensa de Orue planteó al juez del trámite la alternativa de la prisión domiciliaria por cuestiones de salud y el magistrado se la concedió. Por haber violado ese beneficio, la Justicia lo dejó ahora tras las rejas.