Las madres del amor cumplen diez años de trabajo solidario en el Alassia

Juan Ignacio Novak
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Las jóvenes están sentadas en torno a una mesa, en un ámbito que destila calor de hogar. No parece parte del hospital de niños Orlando Alassia: allí no se percibe el ritmo acelerado que suele caracterizar a los grandes centros de salud. Sus manos demuestran una habilidad y precisión para manejar la aguja y el hilo, inesperadas incluso para ellas mismas. Cuando bordan mantas, sonrisas mínimas, algo cansinas, se dibujan en los rostros. Sosiego necesario, ya que tienen a sus hijos internados en el área de Neonatología. Mientras realizan su labor, y a la manera de ángeles de la guarda, una decena de señoras de uniforme azul y entusiasmo inagotable, las supervisan, guían y aconsejan: son integrantes del proyecto Mamá Amiga, que en julio cumplió 10 años de trabajo vocacional en el nosocomio.

Son varias las acciones que llevan adelante con esta iniciativa, a través de encuentros que se realizan todos los martes y viernes entre las 9.30 y las 11.30. En ese espacio, las mamás aprenden a confeccionar ropa y juguetes para sus pequeños, aprenden de pautas de crianza, cuidados y desarrollo de los bebés, encuentran instrucción y motivación para la lectura, comparten recetas de cocina y aprenden nociones de economía hogareña y aprovechamiento de recursos. Pero las acciones más significativas que impulsan son el acompañamiento y contención, la participación en el cuidado de los niños cuando las madres no pueden estar y la capacitación sobre lactancia materna, de vital importancia para los bebés.

Origen

“Hay mamás que hace cinco meses que están en el hospital, entonces para ellas esto es un recreo”, asegura Hilda Remonda de Nardi, coordinadora del proyecto. La iniciativa surgió hace diez años. El servicio de Neonatología del Hospital de Niños Orlando Alassia, a cargo por entonces de los doctores Edgardo Tardivo y Elena Tombolato, decidió en sintonía con la dirección, que la comunidad participe en brindar apoyo a las madres de los pacientes internados. Así nació el grupo tras una convocatoria a voluntarias, que se hizo justamente a través de El Litoral. Se realizó una reunión el 7 de julio de 2004 y una segunda el 14 de julio del mismo año. Se organizaron tres grupos de trabajo, se designó una coordinadora y se decidió la realización de un curso de lactancia materna para formar a las integrantes del proyecto, que se llamó “Mamá Amiga”.

El trabajo que realizan cada semana las voluntarias no es fácil: obliga a confrontar con realidades muy complejas y tener siempre la disposición de ánimo necesaria. “No es para cualquiera, hay que tener una gran vocación de servicio y mucho empuje”, sintetizó la coordinadora. “Todos tenemos capacidades. Las voluntarias tratamos de hacerles descubrir a las mamás sus capacidades. Y se dan cuenta de lo que pueden crear. Es una satisfacción que las chicas que pasan por el taller, se vayan con otra óptica de la vida y su función de madre. Hacemos hincapié en el cuidado de los bebés y escuchamos sus historias, lo que es muy importante. Una trata de aconsejarlas, ayudarlas para ver como pueden solucionar cosas. Hacer de madres”, explica.

Enriquecedor

El proyecto no tiene subsidios. Sólo se desenvuelve con el aporte de la comunidad, que provee los materiales de trabajo. A la vez, son muchísimas y variadas las anécdotas que las integrantes del proyecto Mamá Amiga tienen para contar sobre el trabajo de una década, todas constructivas y enriquecedoras. Y cuando las comparten, lo hacen con la pasión y la emotividad del que la vivió en primera persona. De este modo tan simple envían, para quienes sepan o quieran decodificarlo, un mensaje de esperanza y solidaridad. Una invitación a entregar un poco de tiempo al otro que lo necesita.

Logros

A lo largo de la década de vida que lleva el proyecto “Mamá Amiga”, tuvo logros significativos, todo a pulmón y a partir del trabajo vocacional que realizan sus impulsoras y el apoyo de la comunidad.

Por ejemplo, con aportes del departamento de básquet del Club Unión, a través de la participación con un stand en ferias artesanales, proveyeron al Servicio de Neonatología, en dos oportunidades, de bombas eléctricas para la extracción de leche materna. Fue en dos tandas: una vez 10 y luego 16.

Además, a través de contactos generados con una fundación española, se aportó al servicio de un electrocardiógrafo portátil de importante valor. El año pasado, Jerárquicos Salud destinó los fondos necesarios para dotar al taller de un amplio lugar de trabajo contiguo a la habitación donde pernoctan las mamás, incluyendo un aparato de aire acondicionado.

Voluntarias

El grupo de voluntarias está integrado por María Lidia Alonso de Rodríguez, María Luisa Lattuada de Pizzarulli, Stella Sartori, Nelly Martínez de Gahet, Elena Ruíz, María M. Biolatto, Lilian Lazzaroni, María Angélica Galich, Zunilda Ferrero de Mondino e Hilda Remonda de Nardi, coordinadora.