Por Enrique Cruz (h)
La noticia de la muerte de Grondona lo tomó a Luis Spahn en capital federal y cerrando la negociación de Alemán y Malcorra. Esta mañana, el presidente tatengue se hizo un alto en sus tareas para hablar de la muerte de Grondona.
—¿Qué fue lo que sentiste al enterarte de la noticia, Luis?
—En lo personal, el impacto fue grande por tratarse de una persona tan conocida. Sin dudas que marcó un ciclo, con sus aciertos y errores. Un ciclo que nadie revirtió en 35 años y esta es otra gran realidad. Pero nadie discute que alineó al fútbol argentino.
—¿Y ahora?
—Y ahora esto abre la expectativa de cambios que sí o sí deben darse en el fútbol argentino, porque los clubes estamos mal, en una situación degradante.
—¿Se pueden dar esos cambios a partir de la muerte de Grondona?
—Se deben dar, que es diferente. Creo que a los clubes nos faltó corporatividad en estos tiempos. Pregunto: ¿por qué en lugar de esperar los mil millones de pesos del gobierno no le cobramos a los cables 20 pesos por cada abonado y así juntamos el triple?. De acuerdo al cálculo que tengo, el fútbol podría recaudar 3.200 millones de pesos de esa manera. Y los cables están cobrando un dinero muy importante en los abonos. ¿Cuánto sale un abono hoy?, ¿300, 400 pesos?...
—¿A qué te referís cuando mencionás la palabra corporatividad?
—A varios aspectos. En Afa uno tenía siempre la impresión que llegaba a un lugar donde las cosas estaban decididas. Pasó con esta reestructuración de los torneos. Y después, hay cuestiones que a mí no me cierran. No me banco que la provincia haga salario a costa de los clubes, con los costosos operativos policiales. Siento que fútbol y sociedad se tienen que ensamblar de alguna manera para producir cambios.
—¿Qué otras cuestiones te llaman a reproche de la gestión Grondona?
—Que no puede haber un vacío de tres o cuatro meses al año sin fútbol, es muy contraproducente para los clubes. Hay que buscar la manera de generar ingresos en esos tiempos y que las vacaciones no sean tan largas. Hay vacaciones en junio, hay vacaciones en diciembre. Eso lo veo muy mal. Se me ocurre que habría que organizar algo que reemplace, por ejemplo, a los torneos de verano, que podamos jugar todos y que otorgue algún premio deportivo como puede ser la clasificación para alguna copa... Y el nuevo torneo de Primera va a ser un adefesio.
—¿Por qué?
—Porque se baja de 38 fechas a 30, o a menos, porque los equipos deberán dividirse en dos zonas... Así no se puede seguir...
—¿Tu relación con él?
—Buena, respetuosa, condescendiente en el sentido de que abría las orejas para lo que uno planteaba y Unión es un club que él veía con buenos ojos. Nosotros nunca llevamos grandes conflictos a Afa y eso es algo que a mí en parte me molestaba, porque con otros clubes pasaba a la inversa y sin embargo no había diferencias, por ejemplo a la hora de contratar refuerzos. Grondona fue una persona siempre dispuesta a ayudar al que estaba en necesidades, esa es la realidad.
—Recién hablaste del torneo de Primera, que es un proyecto de él, ¿y el de la B Nacional?
—No ascender en el torneo que terminó, le significó a Unión una pérdida de entre 8 y 10 millones de pesos. ¿Por cuánto voy a jugar ahora?
—¿En el sentido económico?
—Así es.
—Se supone que sólo por TV, hay 15 millones de diferencia entre los 20 que cobrás en la A y los 5 de la B...
—A priori sí, pero vamos a jugar por mucho más. Si Unión no asciende en este torneo, la masa societaria se reducirá, venderemos menos plateas y no cobraremos el sponsoreo que podemos llegar a tener por jugar en Primera. En definitiva, no jugamos por los 15 millones de diferencia de la tele, sino que jugamos por 35 millones de pesos. Esa es la distancia en pesos de jugar en Primera a hacerlo en la B Nacional. Yo tengo grandes expectativas en este equipo pero sé que es una espada de Damocles, una obligación que tenemos a aprovechar la oportunidad para ascender. El no ascenso sería muy duro, durísimo. Yo tengo fe en un Gamba que viene de 7 goles en 18 partidos, contra los 9 en 34 que hizo Palacios, tengo fe en la madurez de Guerra, en un Soldano que pide oportunidades, en un Fabbro estabilizado y que puede darnos muchas satisfacciones. Pero el fútbol se ha transformado en una cosa tan imprevisible, que hay cuestiones que los dirigentes no podemos manejar.