Foto: FLAVIA PORRAL
Ana Laura Fertonani
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Ana Laura Fertonani
¿Qué es la naturaleza sino la propia naturaleza?, Deepak Chopra.
Ecologista: en el diccionario se refiere a la persona o grupo que defiende en forma activa la conservación del medio ambiente; o un grupo de personas que realiza un movimiento ecologista también llamado verde o ambientalista (podría considerarse sinónimo, ya que también se refiere a una persona que defiende activamente el medio ambiente); o dícese de una persona que analiza el impacto ambiental de x construcción.
La definición de por sí nace de una concepción antropocéntrica, el ser humano es la medida de todas las cosas; en este marco el medio ambiente -incluido el resto de los seres vivos- vendría a ser un objeto, un bien de consumo a disposición, que el ser humano puede considerar o no, elegir cuidar o no, tomar o no, etc.
Por “medio ambiente” se entiende a todo lo que rodea a un ser vivo, el entorno que afecta y condiciona especialmente las circunstancias de vida de las personas o de la sociedad en su conjunto. La definición comprende -otros- seres vivos, objetos, agua, suelo, aire y las relaciones entre ellos, así como elementos tan intangibles como la cultura.
Por oposición se podría sostener que el mismo término acuña a una porción de especie humana anti-ambientalista, concepto que reúne a aquellos seres que atentan contra ese montón de elementos vitales y sus relaciones.
Alguien dijo por ahí que para pensar y actuar así tenés que ser un ignorante o llenarte los bolsillos en muy poco tiempo, aunque también se puede sostener la hipótesis que la raza humana tiende al suicidio.
No cualquier humano decide no cuidar el marco natural y cultural, sólo los que no contemplan ni el suelo, ni el aire, ni sus relaciones, aquellos que “perdieron la conexión con lo sagrado que hay en ellos mismos”, diría Alejandro Corchs (escritor uruguayo).
El término no siempre se emplea del modo correcto, hay quienes necesitan emplearlo de forma peyorativa y cuando dicen ecologistas dicen “manifestantes”, dicen “pocos”, dicen “sucios”, dicen “hippies”; cuando dicen ecologistas, dicen “rojos”, dicen “locos”, dicen “inmaduros” y una serie más de prejuicios destinados únicamente a subestimar el discurso de ese otro que argumenta.
Por lo que urge leer siempre al emisor del discurso, quién lo dice, y también por qué.
No soy ecologista (atendiendo el carácter activista de la definición), soy un ser humano con diferentes roles sociales, también el de ciudadana, que sí valora todo lo que tiene vida y da vida. Respeto y admiro profundamente a los ecologistas, muchos dan sus vidas por defender el oxígeno, el agua, el suelo para todos. Por lo tanto es un término que me queda grande.
Cuestión de valores, supongo, o cuestión de consciencias. “Todos los puntos de vista son válidos porque responden al nivel de consciencia de esa persona”, dice una maestra espiritual, que debe ver lo bastante lejos.