Danilo Chiapello
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Gastón Dorín y Marcelo Echagüe están sin dormir.
Una extraña combinación de cansancio y dolor puede adivinarse en las miradas de estos jóvenes cabos de la Policía provincial.
Es que hace apenas algunas horas antes estuvieron de cara frente al terror. Fue cuando, solos y en medio de la madrugada, más de 30 sujetos los atacaron para “liberar” a un delincuente que terminaban de apresar.
La “factura” de lo ocurrido esta madrugada se cargó en los físicos de estos policías que debieron ser atendidos en el hospital Cullen.
Gastón sufrió un traumatismo en el hombro derecho, a la altura de la clavícula, en zona cervical y Marcelo resultó con una lesión en espalda baja, en la región lumbar.
Remisero asaltado
“Cerca de las 3, nosotros estábamos patrullando cuando por vía radial nos avisan que un remisero se encontraba herido en Peñaloza y 12 de Infantería”, dijo Dorín en diálogo con este diario.
“En efecto, el hombre tenía un balazo en su espalda (por fortuna no de gravedad) que recibió de parte de tres delincuentes que lo habían asaltado en Furlong y Pedroni, de barrio Los Troncos.
De inmediato comenzamos a “rastrillar” la zona y a hacer chequeos selectivos. Estábamos en eso cuando dimos con un sujeto que iba armado con una carabina y un gorro pasamontaña.
Como la descripción de este individuo coincidía con la de uno de los asaltantes decidimos trasladarlo hasta la seccional.
Pero cuando lo estábamos subiendo al patrullero vemos que toda la villa comenzó a “levantarse”. De repente nos vimos rodeados por 30 sujetos que se lanzaron contra nosotros. En medio de los forcejeos nos sacan al detenido de adentro del móvil.
La situación fue dramática porque estábamos solos y los refuerzos no llegaban. Recibimos muchos golpes por patadas y trompadas. También con un objeto contundente.
En la revuelta, el detenido logra zafar y escapa con dirección hacia una vivienda donde buscó refugio. En ese momento llegaron las unidades de apoyo con las que decimos irrumpir. Lo sacamos y lo metimos dentro del patrullero pero otra vez los vecinos intentaron por segunda vez “rescatar” al preso. Por suerte no lo lograron.
Finalmente con el detenido y el secuestro fuimos hasta la dependencia donde comunicamos todo lo acontecido a nuestros superiores.
Consultado sobre los incidentes, Dorín indicó que “por fortuna tenemos una buena preparación y eso fue fundamental para que no entremos en la desesperación. A esta altura ya lo tomo como parte del trabajo. Uno se metió en esto porque lo lleva en el alma. Y sabe a lo que se expone. Siempre tratamos de evitar el mal mayor”, sentenció.
La ley y el orden
“Si bien la situación fue muy difícil creo que actuamos correctamente”, agregó a su turno Marcelo Echagüe.
“Resguardamos la integridad física de los involucrados, aun al costo de poner en riesgo nuestra propia integridad. Siempre hacemos las cosas según nos ordena la ley”.
En cuanto a los agresores, Echagüe opinó que “es la parte mala de la sociedad a la que no le interesa la legalidad ni la justicia. No son los buenos vecinos que todos los días se levantan a trabajar. Esta gente que nos atacó lo único que pretendían era liberar al detenido, hecho que un primer momento lograron, pero que luego logramos frustrar”.
“El costado triste de esta historia es que hoy momentáneamente estamos fuera de servicio, hasta tanto podamos recuperarnos”, culminó.