Por Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Mar del Plata)
Confieso que hace mucho tiempo que no se escucha una versión tan descarnada y autocrítica de parte de un entrenador. Mucho más en estos tiempos en los que ni siquiera aquellos que se tildan de “ganadores natos” y a los que le sobra “espalda” se animan a decir cosas como las que dijo Osella. O a admitir una realidad que todos ven menos ellos. Caso Bianchi, por ejemplo, un pésimo ejemplo por falta de autocrítica y de aceptación de las cosas que pasan, que jamás se animó a decir que su equipo jugó mal, quiso hacerles creer a todos que jugó bien y apenas fue capaz de pedirle disculpas al hincha de Boca después de un 0-3 lastimoso ante Rafaela en la Bombonera. Pero dejemos de lado a Bianchi y al resto. Detengámonos en este análisis realista y duro que hizo Osella de su equipo, disgustado por todo.
* “Desde que nosotros estamos acá, esta fue la peor versión de Colón. Es imposible ganar un partido si no das dos pases seguidos, así no se juega al fútbol, esto fue muy malo y hay que hacerse cargo. Fuimos superados de manera muy justa, Aldosivi hizo mucho más que Colón y fue un claro ganador”.
* “Yo tengo la misma sensación que ustedes, es imposible ilusionarse así, el responsable soy yo, no hace falta decirlo. Esta versión dista mucho de lo que nosotros somos. Fuimos superados todo el partido y no fue más abultada la diferencia porque se dieron dos factores: la impericia del rival para definir algunas jugadas y las atajadas de Broun”.
* “Jugamos muy mal, le dimos la pelota todo el partido al rival, en lugar de achicar nos metimos adentro del área nuestra. Ellos abrieron la cancha y nosotros debimos hacerlo y no lo hicimos. Fuimos pésimos, espantosos”.
* “En estos torneos cortos hay que aprovechar todos los partidos y jugarlos como finales. Esto fue muy malo y preocupante. No me desconcierta pero me preocupa. Nunca pudimos resolver lo que nos presentó el rival. La verdad es que esto me preocupa mucho. Abrimos el marcador y en lugar de tranquilizarnos, nos enloquecimos. Así vamos a perder mucho más de lo que vamos a ganar”.
* “En otros momentos, sacábamos un punta, poníamos un volante más y lo cerrábamos. Pero hicimos todo mal. Me voy desilusionado y preocupado, es la realidad. Tuve la idea de parar a Ballini con Leys de un lado y Poblete del otro, con Curuchet y Pavón por las bandas y un punta neto, la idea era fortalecer el aspecto de contención pero no perder presencia arriba. También pensé en poner a Marcos Fernández para que alguien tuviese la pelota. Fueron cosas que se me pasaron por la cabeza, pero es muy difícil ser ofensivo si no se tiene la pelota. Sin la pelota, los que tienen que atacar terminan corriendo para atrás y se hace largo el equipo porque se tiran pelotazos y los puntas quedan aislados”.
* “El responsable absoluto soy yo, no lo dejo de lado y les pido que lo digan con todas las letras”.
Fue tan terminante lo dicho por Osella que sirve de poco escuchar alguna otra opinión. El técnico lo reflejó con una claridad y contundencia visceral. No se excusó por nada, ni siquiera esgrimió alguna interpretación, por ejemplo, de la jugada que desembocó en el primer gol de Aldosivi, que arrancó en un foul en perjuicio de Alario, al que le “comieron los talones” con infracción y de allí, tras cartón, llegó la falta de Landa y el tiro libre magistralmente ejecutado por Carranza. Ni tampoco en los reclamos airados y fuera de lugar de sus jugadores en el segundo gol marplatense, pidiendo un offside inexistente tras el centro de Carranza que encontró muy solo a Lugüercio en el espacio en el que debía cerrar Garnier, para definir con mucha jerarquía luego de bajar la pelota con su pecho. No hubo un solo comentario de ninguna jugada en particular, sino del rendimiento del equipo en general. Y de la autocrítica dura, que siembra preocupación para el futuro. Osella dijo que no estaba desconcertado, sino preocupado. Pero después del 3-0 ante Chicago, que llegó como consecuencia de una buena actuación, la de anoche genera incertidumbre. Por más que el técnico, en este caso, no lo quiera admitir.