César Miño
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La estadística indicará para siempre que Duendes Rugby Club venció a CRAI por 34 a 33, posicionándose de manera inmejorable para defender su corona, en el inicio de la Final Four del Regional del Litoral 2014, concretado ayer ante un excelente marco de público, a escasos metros de uno de los ingresos de nuestra capital.
Sin embargo, resulta imprescindible intentar reflejar el cúmulo de emociones que entregó un partido inolvidable, en el que el jovencísimo plantel de CRAI fue capaz de reaccionar de un comienzo desconcertante, hasta llegar a someter a un adversario de semejante jerarquía como el campeón-defensor de la competición que nos ocupa.
De inicio a fin...
Desde la incredulidad de un arranque desorientado, en el que la experiencia de los verdinegros impuso un impiadoso 12 a 0 en apenas cinco minutos; hasta el conmocionante final, cuando el excelente medio scrum Estanislao Bay quedó a centímetros de apoyar el try que hubiese significado la victoria, luego de una acción que se engendró desde una salida de 22 metros propia.
En el medio, hubo casi ochenta minutos impregnados de buen juego y virtudes compartidas. Después del imponente arranque de Duendes, CRAI comenzó a salir del desconcierto: construyó sus primeros movimientos en tiempo y forma, y de ese modo llegó al try por primera vez, a través de una lucida acción, rubricada de manera impecable por Pablo Brusa.
En un contexto de creciente intensidad y tackles furibundos, fue in crescendo la sensación de que CRAI había encontrado el rumbo del partido, pese a que su rival asestaba impactos letales a través de la riqueza de su plantel, que ayer logró plasmar por primera vez en el año el “quince ideal” (al decir de sus conductores).
En ese ámbito se lucían Galatro, Basso, Nannini, Miralles y Boffelli; cada uno en lo suyo; cada uno estableciendo esas ínfimas diferencias que otorgan las mil batallas disputadas, en contextos grandilocuentes; frente a un adversario conformado por pibes bravíos, capaces de expresar sus aptitudes, sin importar los quilates del adversario de turno.
El 28 a 23 del parcial reflejó en cierto modo ese cúmulo de atributos que afloraron de dos protagonistas merecedores de los aplausos que se multiplicaron desde los cuatro costados de la impecable cancha principal de la autopista.
El complemento
El segundo tiempo mantuvo la intensidad, aunque de a poco fue mermando la continuidad, producto del enorme desgaste provocado por un partido de colección. Duendes pareció priorizar las precauciones, intentando controlar el aluvión de juego y entereza propuesto por CRAI, que con el correr de los minutos cobró aún mayor protagonismo.
De ese modo, no extrañó la irrupción del tercer ensayo santafesino, por la vía de un pack que dejó la piel en cada pelota, acotando la diferencia al 30-31 que invitaba a soñar, cada vez más.
Los backs no fueron menos: no solo a través de la recurrentemente destacada intensidad defensiva, sino también a partir de las múltiples incursiones ofensivas, que pusieron en serios aprietos a sus pares rosarinos.
Casi diez minutos después, el penal del infalible Facundo Beltramino, colocó a su equipo por primera vez al frente del marcador: 33 a 31, para delirio de la parcialidad anfitriona. De allí en más, cada acción pasó a cobrar mayor trascendencia. Llegó el útimo penal de Mateo Escalante, en medio de intentos renovados de uno y otro, por preservar lo adquirido y/o vulnerar a su adversario.
Finalmente, no pudo ser de CRAI, por un margen tan escueto como lo expresa el resultado final y luego de la acción descripta inicialmente. Sin embargo, detrás de esos guarismos, emerge el inconmensurable reconocimiento a un equipo que supo ensamblar el alma con un estilo de juego que seguramente proseguirá deparando múltiples y crecientes satisfacciones.
Convicción
Es lo que surge de las palabras de Facundo Beltramino, el jovencísimo winger de CRAI, que una vez más cumplió un estupendo desempeño: “Realmente es difícil saber donde estamos parados; quizás todavía no seamos conscientes de lo que estamos logrando para nuestro querido club. Sin embargo, cada uno de nosotros está convencido de que el camino es el sacrificio, el respeto, la humildad; estar cada vez más juntos y escuchar al staff y a los más grandes.... Pensaba que es difícil explicar lo que sucedió en esos minutos iniciales, donde estuvimos desorientados; pero también creo que debemos valorar mucho lo que fuimos capaces de hacer después: levantar este partido y estar a punto de ganarlo.... Ahora hay que mirar para adelante, porque aún tenemos mucho para dar...”
“Este equipo nos enorgullece....”
En medio de las reiteradas felicitaciones y cuando aún resonaba el interminable aliento de la gran familia de CRAI, el Dr. Francisco María Miño atendió a El Litoral con la deferencia que lo distingue.
* “Ante todo, creo que tenemos que acostumbrarnos a estas emociones: realmente este equipo no tiene techo. La mayoría son muy jovencitos y aún deben adquirir la experiencia de rivales como este Duendes o el mismo Jockey, que son capaces de ganar partidos apoyándose en algunas cuestiones que se adquieren únicamente con el paso del tiempo, de los partidos....”
* “Una vez más tengo que expresar que estoy orgulloso de este plantel; feliz por la respuesta que nos dan no solo en partidos de semejante importancia como el de hoy, sino también en el diario quehacer; en cada entrenamiento, en cada ocasión en la que estamos juntos.”
* “Estos jugadores siempre tienn algo más para dar; quizás porque tienen muchísimas ganas de ganar algo; de seguir adelante. Creo que están tomando conciencia de lo que están construyendo. Pero sobre todo, te aseguro que son humildes; nadie se siente figura, cada uno cumple con su rol, sin pretender ni más de menos de llegar a concretar lo que se trabaja. La presión es enorme y sin embargo, ellos siemrpe responden, como lo demostraron hoy, después de un comienzo tan adverso, ante un rival tan jerarquizado como Duendes...”