REMO ERDOSAIN
Por Remo Erdosain
REMO ERDOSAIN
—Lo de Morales da vergüenza ajena -exclama Abel desconsolado. Estamos en el bar de siempre tomando el café de siempre; está empezando a hacer calor pero todavía el aire acondicionado no es necesario. Lo miramos a Abel porque habla con inusitada dureza. —¿De qué Morales nos estás hablando? -pregunta José. —Del dirigente radical de Jujuy. —¿Que le pasó, se peleó otra vez con Milagros Salas? —Ojalá lo hubiera hecho. Por lo menos eso suena a discusión legítima. —Si no se peleó con Milagros Salas y no le ladró al Perro Santillán -pregunta Marcial-, ¿se puede saber qué hizo para que estés tan enojado? —¿Acaso no leyeron los diarios? —Yo los leí -digo para seguirle la corriente. —¿Y qué te parece al acuerdo con Sergio Massa? —Que conociendo al personaje no me extraña. —Para vos todo es así de fácil -ladra Abel. —Para nadie es fácil, y tampoco le va a ser fácil a él y a su flamante amigo. Esas alianzas más tarde o temprano se pagan -respondo. —Y sobre todo las pagan los radicales que cada vez que hacen una alianza pampa con los peronistas salen muy mal parados -sentencia Abel. —Por un motivo o por otro se pagan. —Yo no estoy tan seguro -dice Marcial. —¿Y se puede saber por qué? —Porque en los tiempos que corren esas operaciones están a la orden del día. —En términos teóricos -digo-, hay que entender que los partidos políticos están en crisis y también están en crisis las ideologías, motivo por el cual pareciera que todo está permitido. —Lo que está en crisis es el sentido de la vergüenza -exclama Abel-. No jodamos, el radicalismo nunca fue un partido ideológico, pero sí intentó a lo largo de su historia ser un partido ético. Así que no le echemos la culpa de las barrabasadas que hoy hacen algunos dirigentes a la crisis de las ideologías u otras abstracciones por el estilo. —Lo que yo creo -dice José- es que a Morales y Massa le da lo mismo ser radical o peronista. Para ellos lo que importa es el poder y en su nombre están dispuestos a hacer todo lo que sea necesario. —Tenés razón en parte -consiento- pero en este acuerdo el que hace el negocio es Massa porque puede entrar a Jujuy, le quita un aliado posible a Macri y le hace un gol olímpico a la Unen. —De dirigentes como Morales, Hipólito Yrigoyen decía: “Son políticos de tres por un peso”. —Nos enojamos con Morales porque arregla con Massa, porque también nos tendríamos que enojar con los radicales que arreglan con Macri y los otros radicales que arreglan con los Kirchner. ¿O nos vamos a olvidar de Cobos y de la mayoría de los gobernadores radicales que fueron y van al pie del kirchnerismo? —O de Leopoldo Moreau. —Por razones de decoro, en esta mesa de prostitución no se habla. —Conclusión: lo cierto es que lo de Morales no es nuevo. —Que otros se hayan equivocado -digo- no justifica que Morales se equivoque. —Yo creo que no se equivoca -dice Marcial- arreglan porque quieren seguir cobrando del Estado. Lo que les importa es integrar una lista de candidatos que les permita seguir viviendo de la política. —¿No es lo que hacen todos? —No lo hacen todos, lo hacen algunos. —No son algunos, son unos cuantos. —Yo pregunto -interviene José- ¿qué tiene de malo arreglar con un peronista? O su gorilismo les impide dar ese paso? —Tiene mucho de malo, pero en este caso además de malo es bajo, rastrero -insiste Abel. —¿Es necesario ser tan duro? -pregunto. —Con los políticos tramposos todo lo que se diga en su contra es siempre poco -replica Abel. —¿Y se puede saber por qué Morales es tramposo? —Lo es a su identidad política, a su partido y a la gente que dice representar. ¿Te parece poco? —Lo mismo podría decirse de otros. —Que se diga. O hacemos de la política un oficio más o menos decente o nos vamos al bombo. —A mí me parece que estamos exagerando -dice Marcial-, tal vez la decisión de Morales sea una estrategia nacional de la UCR en distritos donde es posible una alianza opositora, quien pone las condiciones del acuerdo es Morales. Si así fuera, todo lo que estamos diciendo de él es injusto. —¿Y quién te dijo a vos que Massa es opositor? -pregunta Abel. —Lo dice él a cada rato. —Si vos tenés ganas de creerle, créele. —Admitime que su enfrentamiento con la señora es real -dice Marcial. —Puede que sí, pero con la señora, no con los que la rodean y que en la primera de cambio se pasan con armas y bagajes al candidato ganador. Es más, si todavía no lo han hecho es porque no están seguros si lo tienen que hacer con Massa o con Scioli. —Yo siempre digo que desde hace rato está habilitado un ancho y luminoso túnel que comunica a través de una avenida de doble mano con las carpas de Cristina, Scioli y Massa -afirmo-. Por arriba, dicen estar peleados, pero por abajo el pase libre funciona -agrego. —Ni Massa ni Scioli son nuestros candidatos -exclama José. —¿Y se puede saber quién lo es? —La compañera Cristina, por supuesto. —Son tan previsibles -dice Marcial en voz baja. —Yo te aseguro -responde Abel- que cuando tu compañera pierda el poder ni siquiera a Santa Cruz van a poder entrar. —Igual que Menem -sentencia Marcial. —Hay un proyecto y hay una militancia -afirma José. —El único proyecto es la cuenta corriente de la señora. Y con respecto a la pretendida militancia juvenil, te aseguro que cuando le corten los subsidios se vuelven a su casa, se cambian de partido o se compran un campo. —Ustedes digan lo que quieran -suspira José-, pero a nosotros nos sobran candidatos. Allí, lo tenemos como muestra al compañero Taiana, al compañero Rossi, al compañero Randazzo... —Ninguno de ellos supera el cinco por ciento de los votos -observa Abel. —Los que no superan ese cinco por ciento son tus candidatos de Unen -replica José. —A mí, esos temas no me importan, porque mi candidato es Macri -anuncia Marcial. —Otro que bien baila -exclama José-. Esta semana, sus diputados en Buenos Aires votaron otorgarle un premio a Tinelli por sus aportes a la cultura. Si ésa es la cultura alternativa, yo me quedo con Herminio Iglesias: era más culto, más progresista y más moderno. —¿Están enojados con Tinelli, después de que le chuparon las medias durante años? —Yo en esto voy a coincidir con José -digo-, Tinelli es la expresión más nociva de la cultura popular. Alienta y estimula las peores pasiones, los sentimientos más bajos, los instintos más rastreros y las ilusiones más retorcidas. —Me parece que lo suyo políticamente es irrelevante. —No estoy de acuerdo -insisto- un cambio político es un cambio cultural y Tinelli es la expresión más visible de lo que hay que cambiar. —No comparto -dice Marcial.