De la Redacción de El Litoral
El Litoral lo anticipó en exclusiva en su edición papel del domingo y a partir de esa publicación se hicieron eco otros medios de la ciudad. El rumor que se había instalado después de la reunión hípica del 30 de setiembre pasado, finalmente se confirmó. El propio presidente de Unión, Luis Spahn, lo hizo público esta mañana en declaraciones a LT 10. “El clásico es una posibilidad que los santafesinos no podemos desaprovechar”, señaló el titular tatengue, seguramente haciendo especial hincapié en el hecho de poder conseguir recursos para airear las tesorerías en los meses en que no habrá fútbol.
En aquél encuentro de dirigentes en el Hipódromo de Las Flores, el tema se habló concretamente. Faltó darle un poco más de forma, pero las ideas básicas se tiraron. El mismo Spahn dio cuenta de una charla informal con los máximos directivos de Colón, admitiendo que se trata de una fuente de recursos que sería muy buena para los dos clubes teniendo en cuenta “la caída natural de la recaudación en diciembre y enero, por la ausencia de fútbol oficial”. ¿En qué pensaron y —prácticamente— coincidieron los dirigentes de Colón y Unión?:
* 1) En jugar dos clásicos en el verano, uno en cada cancha, sólo con hinchas locales.
* 2) En que se trataría de una excelente idea para juntar dinero en los meses de diciembre y enero, en los cuáles el torneo actual ya estará culminando (finalizará en los primeros días de diciembre) y el próximo arrancará en el mes de febrero.
Hay un tema que es tan urticante como trascendente para seguir adelante con esta idea, y es el vinculado con la seguridad. A nadie escapa lo que está ocurriendo en el país, la prohibición de concurrencia de hinchas visitantes (violado con esta decisión de algunos clubes, caso Godoy Cruz de Mendoza, de vender entradas neutrales) y los contínuos problemas de seguridad.
El doctor Pablo Farías tuvo que tomar, en su momento, una decisión dolorosa como la de jugar el último clásico a puertas cerradas. Es que resultaba imposible, a su entender, la presencia de las dos parcialidades y ya el clásico anterior se había disputado con ambas hinchadas en la cancha de Colón, con disturbios. Esto obligó a que se jugara sin gente, porque la única alternativa era que concurriese sólo la hinchada local (la de Unión) la que iba a generar una injusticia hacia la gente de Colón, por lo que había ocurrido, organizativamente, en el torneo Apertura de aquella temporada en la que Unión descendió.
Si desde los organismos de seguridad se sugiere que organizar un partido de esta naturaleza es agregar un problema a los muchos ya existentes, la idea inmediatamente se “aborta” porque se trata de partidos amistosos, no de encuentros oficiales.
Otra cuestión a analizar, también, es lo deportivo. No caben dudas que el mejor escenario es con los dos equipos ascendidos. Inclusive, hasta se lo podría “vender” como la fiesta del fútbol de Santa Fe con el regreso de los dos equipos a Primera.
La realidad también señala que en el caso de que uno de los dos no ascienda —o los dos—, la situación será muy diferente y no tendrá el mismo impacto que con los dos habiendo conseguido el objetivo del retorno a la máxima categoría.
En el país, los clásicos rivales se enfrentan permanentemente. Boca-River están abonados a dos o tres partidos en el verano; lo mismo pasa con Estudiantes-Gimnasia y en Córdoba, por ejemplo, se organizan triangulares en los que participan Belgrano, Talleres e Instituto. Los tucumanos también repiten el “operativo”: juegan dos clásicos, uno en cada cancha y con parcialidad local. Esto es lo que estaría en el borrador de los dirigentes.
Todavía el tema no se habló con la gente de seguridad de la provincia. El Litoral intentó esta mañana conversar con Pablo Farías, quien se encuentra fuera de la ciudad. Lo único que se pudo saber es que aún no hay una comunicación formal, porque en realidad es prematuro hacerlo. Primero hay que ver cuál es la suerte deportiva de los equipos y, a partir de allí y con un escenario bien claro en lo deportivo, pensar en la organización de los dos encuentros.
El dinero de las recaudaciones, más sponsors, más la televisación en directo (que podría ser no sólo para nuestra ciudad sino extenderlo al resto del país), son los argumentos económicos que sostienen la idea. ¿Se podrá?