"Me sentí parte porque jugué"

En el vestuario, uno de los que no tenía freno era Broun. Llegó para reemplazar el excelente torneo que hizo Montoya en el Clausura de Primera. Anduvo bien. Foto: Manuel Fabatía

Julián Andrés Monzón [email protected] Jorge Broun llegó a ocupar el puesto de arquero que había quedado vacante tras el alejamiento de Germán Montoya. Hoy, una vez consumado el ascenso, no dejó de reconocer, que la confianza que Diego Osella tuvo en él, fue el factor clave para su arribo a Colón. —Un ascenso sufrido pero merecidamente festejado, ¿no? —Fuimos justos ganadores en el partido de hoy, y por eso tenemos bien merecido el ascenso. Con altibajos, con partidos buenos y otros no tantos, pero siempre yendo adelante y haciendo las cosas como mejor nos salen. Así que la verdad es que tenemos una alegría inmensa. —Antes con Central y ahora con Colón... —Si. Con Central ascendí pero no fui partícipe directo, más allá de que estaba en el plantel. Pero también fue una alegría inmensa, más que nada porque fue en el club que me dio todo, que me vio nacer y del que soy hincha. Pero esta alegría es inexplicable, más estando dentro de la cancha, siendo partícipe directo del ascenso. Algo que va a ser muy difícil de olvidar. —¿Imaginabas sufrir tanto? —Yo pensé que lo podíamos haber logrado antes. Pero es la mística del club, se sufre hasta lo último en la historia de Colón, y hoy (por ayer) no iba a ser la excepción. Pero mientras termine de esta manera, bienvenido sea el sufrimiento. —Cuando terminó el partido, más allá de lo irregular del final ¿qué cosas te pasaron por la cabeza? —Una alegría inmensa y acordándome de mi familia, porque no pudieron estar ni mi mujer ni mis hijos, porque mi nena está con conjuntivitis y por eso no pudo estar en la cancha. —¿Le hiciste un regalo al presidente? —Hace tiempo me había pedido los guantes y fue uno de los que confió en mí para traerme para este torneo. Tanto Vega como Osella fueron los responsables para que yo venga a Colón.

Se viene el final. Bajo la lluvia, los jugadores festejan uno de los goles. Se aseguraba la victoria y se venía la invasión de los hinchas. Foto: Pablo Aguirre