Mariela Goy
[email protected]
Cierra un año escolar con “cero” conflicto a nivel de paros docentes, aunque menos tranquilo en materia de la violencia social que impactó de lleno en algunas escuelas de la capital provincial. Igual, la ministra de Educación, Claudia Balagué, no duda en responder que el balance del 2014 es “positivo” y en calificar a su gestión con un 8 (ocho). “Quisiera poner la misma nota que recibieron nuestros chicos de secundaria en las pruebas ONE, que fueron muy significativas porque se ubicaron por encima de la media nacional”, destaca la funcionaria, que cumplió su segundo año en el cargo, tras reemplazar a Letizia Mengarelli.
Desde su luminoso despacho, rodeada del cariño que destilan los dibujos y manualidades infantiles que le regalan las escuelas, Balagué se muestra “satisfecha” por los mejores indicadores que presenta el nivel secundario. “Entre un 7 y un 10% de los alumnos ha sacado calificaciones muy buenas o excelentes en el Operativo Nacional de Evaluación (ONE). Hemos disminuido este año la deserción en un 2%, lo cual significa 4.000 chicos que antes abandonaban el secundario y ahora no. Además, incrementamos la matrícula de este nivel desde el 2008”, sostiene la titular de Educación.
—¿Por qué califica con un 8 a su gestión educativa?
—Creo que tenemos que tener la misma nota que sacaron nuestros chicos de secundaria en el ONE. Fue una buenísima noticia para cerrar el año porque ha sido un gran esfuerzo de nuestros docentes. Tanto en el gobierno de (Hermes) Binner como en el de (Antonio) Bonfatti ha habido una apuesta muy importante en capacitación docente. Como siempre, los resultados se ven después de que se sostienen durante un tiempo las políticas públicas; y este año los vimos, así que estamos muy contentos. Además de esta nota nacional, que realmente nos reconforta, aumentamos en simultáneo la inclusión. Tenemos más matrícula, y a su vez, ha bajado la deserción.
—¿El aumento de la matrícula es producto de políticas educativas como el Vuelvo a Estudiar o de una mayor concientización social acerca de la obligatoridad del secundario?
—Creo que se conjugan todas las acciones. El plan Vuelvo a Estudiar, por el cual este año volvieron 2.400 chicos al secundario, también ha sido un difusor de que es importante terminar la escuela media. Esto lo han asimilado los docentes y directivos en el marco de la formación permanente, donde no se abordaron sólo las disciplinas, sino también los temas de inclusión y calidad. Entonces, la interpretación del docente hoy es distinta a aquella de “el chico que llega, llega, y el que no, no”, que era la visión que marcó históricamente a la secundaria. En todo este trabajo con los docentes, ellos mismos fueron desarrollando estrategias de mejora y compartiéndolas con sus colegas en los espacios de Entramando Redes y de Escuela Abierta. Además, estamos siempre focalizando en la trayectoria de estos chicos que regresan a las aulas. Se han conjugado todos estos factores de política pública, que han logrado disminuir muy significativamente la tasa de abandono y están dando esta mejora continua en la educación. Por supuesto que es un camino: no decimos que esté todo solucionado ni mucho menos.
—Hay una variable que no es positiva: el 46% de chicos no termina el secundario en tiempo y forma. Es un número preocupante.
—Sí. Es un fenómeno de los últimos años, donde se ve que cada vez más chicos se llevan materias y esto hace que no terminen en tiempo y forma. Creo que lo importante es haber encontrado cuáles son las estrategias y políticas que hay que llevar adelante para revertir este proceso. Lo significativo en Santa Fe, a diferencia de otras provincias, es haber encontrado el camino de mejora del secundario, que no va a ser de un año para el otro. Pero si logramos sostenerlo en el tiempo y profundizarlo, en pocos años más ya se van a ver los resultados.
—Algunos especialistas dicen que el secundario está en crisis. ¿Acuerda con la idea de que hay que buscar otras estrategias para el nivel?
—Vuelvo con este concepto de que no puede haber un cambio de un día para el otro. Hay especialistas que dicen que si incorporamos tal o cual cosa, cambia todo mágicamente. En educación eso es imposible. Lo que sí creo que está empezando a dar resultado es el trabajo con las TICs. Hoy los chicos se comunican a través de las nuevas tecnologías, tienen otra forma de expresión y de trabajo, y si nosotros las vamos incorporando paulatinamente en el aula -como lo estamos haciendo a través del Programa Tramas Digitales-, vamos a tener un cambio motivacional.
—Una crítica al secundario es que tiene muchas materias y contenidos fragmentados. En ese sentido, algunos expertos proponen generar áreas en vez de disciplinas y que se pueda rendir libre. ¿Son ideas que podrían funcionar?
—Sí, pero van a llevar más tiempo. Nosotros tenemos a los docentes formados de manera muy circunscripta a una disciplina. El trabajo por áreas se va dando silenciosamente hacia el interior de cada escuela, pero va a llevar más tiempo que se logre estructurar de otra manera. En todo caso, lo que funciona es trabajar con los docentes, discutir, analizar y llevar las propuestas a la práctica concreta.
Violencia y comedores
—Fue un año donde la violencia social “invadió” la escuela: un chico acuchillado a la salida de una nocturna, un tiroteo frente a la escuela Itatí, vandalismos reiterados. ¿Le preocupa este impacto de la problemática social en lo educativo? ¿Se puede revertir?
—La problemática social en cuanto a la violencia repercute indudablemente en los chicos y en las escuelas. También tuvimos casos de padres que han tenido agresiones hacia docentes y directivos. Esto es parte de la violencia social que tenemos que revertir. Nuestro gobernador permanentemente habla de la convivencia. Creo que la escuela es un lugar para trabajar ese aspecto. Estamos conformando en las secundarias los Consejos de Convivencia donde participan los chicos, docentes, directivos y, en muchos casos, también los padres. Y hemos incorporado recientemente una gran cantidad de mediadores, en un trabajo que hicimos con el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, para asesorar a las escuelas en las nuevas estrategias de convivencia y en la cultura de la paz. Este también va a ser un cambio que se verá en los próximos años.
—¿Incumplió la provincia la ley que dice que se deben aumentar las partidas de los comedores escolares dos veces al año, al no haber hecho la actualización de julio?
—Lo que interpreta el Ministerio de Economía es que si nosotros damos el porcentaje de aumento total del año en una primera entrega, no estamos en incumplimiento. Y en realidad lo que hemos hecho es adelantar el aumento que estaba planificado para todo el año.
—Según el cálculo de las cooperadoras escolares hacen falta por ración de comedor y no los que reciben actualmente.
—Son distintas valoraciones, pero en la práctica hoy no hay dificultades, si no tendríamos manifestaciones permanentes en cada regional y eso no está pasando. No es lo real. Si uno recorre los comedores escolares en este momento, ve que los chicos están comiendo de acuerdo a lo que manifiestan los nutricionistas.
¿Se puede repetir?
—Hay maestros y directivos de escuelas primarias y secundarias que dicen que los chicos no pueden repetir de grado ¿Es una disposición oficial?
—No, nosotros nunca les dijimos eso. Al revés, a nosotros nos está preocupando la repitencia en las escuelas técnicas, donde hay una idea histórica de que es responsabilidad exclusiva del chico que le vaya bien o mal. Nunca es una orden o una directiva, siempre es un trabajo con los docentes para ver por qué se da la repitencia. A nosotros no nos interesa decirles que no los hagan repetir si los chicos realmente no aprendieron. Sí nos interesa saber por qué esos chicos no aprendieron, porque ahí hay un fracaso del sistema educativo. Entonces tenemos que abordar con los docentes para saber qué pasó y, en ese caso, siempre hablamos de las trayectorias escolares, principalmente en primaria.
—¿Entonces están equivocadas estas escuelas?
—La verdad que no sé.