Adiós a las sierras

Ignacio Andrés Amarillo
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El día final del Cosquín Rock 2015, que se proponía recuperar la mayor parte de la grilla del domingo suspendido, amaneció con algunas gotas. Esto estimuló a que el escenario principal se adelantase varios minutos, por lo cual los primeros en llegar para ver Militantes del Surco se encontraron que estaba socando Sick Porky, con su sonido noventoso (la jornada fue la más corta de los tres). Los siguió por Planeador V, la banda capitalina que propuso un tributo a Gustavo Cerati y Soda Stereo. Simultáneamente, en el escenario temático Blues Motel hacía su set de sonido clásico.

La Perra que los parió hizo su debut en el escenario principal, con un sonido emparentado con bandas como Las Pastillas del Abuelo, en lo que es timbre de voz, uso de los vientos y sonido de las guitarras, incluso la apropiación de la cadencia del reggae. Celebraron la posibilidad de llegar ahí, agradecieron a José Palazzo por la oportunidad (¿el año que más lo nombraron en las tablas?), aunque se arrogaron haber hecho los méritos suficientes para estar.

Convocatoria

Rocambole (Ricardo Cohen), el mítico ilustrador de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, llenó el escenario C-Rock en la presentación de su libro “Arte, diseño y contracultura”, de textos e imágenes con sus trabajos más clásicos. Presentó videos e imágenes ante un público bastante distinto al que suele asistir a sus presentaciones en contextos más académicos.

Con un adelanto de unos 15 minutos, ante una alerta meteorológica, a Boom Boom Kid le tocó recibir el sol de la tarde que despejó los temores. Salió a ganar el escenario con una energía similar a la desplegada en la época en que se llamaba Nekro y cantaba en Fun People, pero quizás con una actualización de su sonido, que le permite pasar del hardcore-punk al beat de hi-hat de la música disco, con algunos elementos “cancioneros”, quizás ganados en los tiempos en que salía a recorrer los caminos solo con su guitarra. Por supuesto, como en sus años mozos, no se privó de sacar una tabla y surfear sobre el público.

De locales

El año pasado decíamos desde estas páginas que había sido de consagración de Eruca Sativa, y este año no dejó de ser especial de otra manera: en principio porque es la casi despedida de los escenarios (junto con los shows en Varadero y el Teatro Vorterix del próximo fin de semana) antes del parate obligado por la maternidad de sus dos integrantes femeninas. Era un show que la banda quería hacer, por lo cual no dudaron en la reprogramación, teniendo en cuenta su relación con el festival y la provincia.

Ya antes de las 19.30, Lula Bertoldi, Brenda Martin y Gabriel Pedernera se subieron para dar un show de unos 40 minutos, pero que gracias a la reprogramación los dejo antepenúltimos en la grilla. “Magoo” abrió el set a puro groove, seguida por “El genio de la nada” y “Fuera o más allá”, “Para que sigamos siendo” volvió a su forma original anterior a “Huellas digitales” y Gabriel presentó “un tema especial”: fue “Amor ausente”, de un tiempo a esta parte un homenaje al legendario Titi Rivarola. “Balcón”, “El límite”, y el “agite” de “Quéloquepasa”, anticiparon el cierre con “Desdobla” y la yapa de “Agujas”.

A esa altura ya había arrancado el show de Don Osvaldo, la nueva banda de Patricio Rogelio Santos Fontanet, para la alegría del público callejero que tuvo que esperar un día más para disfrutar de las canciones de su referente. Pato, de pantalones cortos deportivos, recibió a la gran mayoría de los presentes en el predio (ostensiblemente fue el día que más gente hubo en el temático), pero alguno que otro se dio una vuelta por el C-Rock donde estaba tocando Bigger, la actual formación porteña del paranaense Luciano “Negro” Villacé.

A pelear la pista

Illya Kuryaki and the Valderramas se vio en la situación de tener el escenario principal con menos público de todo el festival. De todos modos, Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur salieron a mostrar lo suyo al frente de su numerosa y ajustada banda, abriendo con “Helicópteros” y la potencia de “Chaco” y la fuerza de la sección de vientos en “Monta el trueno”. “Ula ula” mostró el groove que enganchó a Oprah Winfrey, antes de la cadencia de “Jaguar House” y de “Jugo”, en un set como para sacudir a los indecisos.

“Latin Geisha” siguió en esa tónica, para luego ir hacia el pasado con la densidad de “Expedición al Klama Hama”. Alguien pidió “Águila amarilla”, al verlos agarrar las guitarras; “esta canción se la compusimos al número uno”, dijo Dante en referencia a su padre, cumpliendo el pedido. “Funky futurista” trajo el baile de nuevo, junto con “Yacaré”, “Jennifer del Estero”, “Coolo” y el redoble de energía con “Remisero”. La despedida fue con “Abarajame”.

Pasado y presente

Skay Beilinson volvió a llenar el espacio, de camisa floreada, sombrero y gafas violáceas, de la mano de los Fakires y “Arcano XIV”, que abrió un set integrado por “Territorio caníbal”, Aves migratorias” y “Arriba el telón”. Hablando de “un territorio especial que está en los corazones de cada uno”, presentó “Ya lo sabés”, luego de agradecer el saludo de “Flaco, Flaco”, continuado en “Cicatrices”.

Refiriéndose a la tragedia que afectó a Córdoba con las lluvias, afirmó: “Ante el dolor, lo mejor es exorcizarlo, yo propongo de esta manera”, animándose a desatar el pogo generalizado metiendo “Jijiji” en medio del concierto. Ahí metió un quiebre saliendo solo con la acústica para, desde la pasarela, tirar temas ricoteros en versiones despojadas, como “Superlógico” y La bestia pop” (tarareando la resignificada melodía de “Lawrence de Arabia”), junto con “Paria” y de nuevo al pasado con “Rock para los dientes”.

Los Fakires volvieron para “Luna en Fez”, “Falenas en celo”, “Tu sombra golondrina”, antes de una nueva explosión con “El pibe de los astilleros”. De ahí salió con “Callejón” y “El redentor secreto”, y un primer final con “una canción al respecto” de las cosas que pasaron: “Oda a la Sin Nombre”.

La vuelta fue con “Lejos de casa”, “La cabalgata” y, para el final de verdad, “Genghis Khan”. Ese final dejó a Los Gardelitos cerrando el festival desde el temático, la victoria última de ese espacio.