El Litoral
“Corremos el riesgo de perder la historia”. Con esa clara advertencia el fray Jorge Stipech, describió la situación que atraviesa el Convento de San Francisco, ubicado en el casco histórico de la ciudad. Es que la antiquísima construcción, de la segunda mitad del siglo XVII, presenta serias filtraciones en los techos del museo, la iglesia y la residencia, que se agravan tras cada lluvia.
Por estos días, los representantes de la orden en la capital resolvieron retirar algunas piezas de la muestras, como cuadros y documentos, particularmente los que están expuestos contra la pared del norte, ya que corren serio riesgo de dañarse. Lo mismo pasa con la reproducción en tamaño natural de la asamblea general constituyente de 1853, un emblema del lugar y de la ciudad ya que reproduce el momento en el que se sancionó la Constitución Nacional. Las figuras de los constituyentes son de madera, articuladas, vestidas con ropaje muy antiguo y también están siendo afectadas por la humedad que hay en la habitación.
El Litoral dio cuenta de la situación en una nota publicada a principio de febrero. El guardián de la orden, Juan Butarazzi, manifestó su preocupación por el estado general de las distintas dependencias del edificio y por la falta de fondos para hacer frente a los arreglos. Ayer, en medios nacionales y de Rosario, tomó estado público que el convento franciscano de San Lorenzo podría cerrar sus puertas a fin de año. El sacerdote Horacio Duarte, a cargo de ese convento resolvió no solventar más el gasto de funcionamiento del lugar. En las publicaciones, se menciona que lo mismo ocurriría en el Convento de Santa Fe. Al respecto, el fray Stipech le dijo a este medio que la situación merece atención urgente pero que no recibieron indicaciones sobre cerrar el museo.
“La orden decidió unificar la administración de los dos conventos, el de San Lorenzo y el de Santa Fe. Pero acá, no tenemos un director, ni un conservador. Somos cuatro frailes y una guía que paga el gobierno provincial. Y como tampoco tenemos recursos, hay serios problemas con el mantenimiento del lugar”, explicó Jorge Stipech.
Esos cuatro frailes son los que se ocupan de cuidar, atender y mantener el lugar y no dan abasto. Tal es así que, durante este último fin de semana largo, el museo estuvo cerrado por la falta de personal. “Lo lamentamos porque vino mucha gente”, remarcó Stipech.
Monumento histórico ¿y después?
El convento de San Francisco fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1942. Un título que hasta aquí no fue más que eso, ya que no reciben subsidios ni del Gobierno Nacional ni del provincial. Para subsistir, dependen del dinero que se genera con las visitas al museo; la entrada cuesta 15 pesos por cabeza.
“Acá lo que tenemos son títulos, pero nadie aporta plata. Evidentemente hay ausencia de política de conservación. Un gobierno declara monumento o promociona el lugar como paseo turístico pero no aporta ni un peso. Entonces llega el momento en que se debe decir basta”, disparó Stipech.
El fray no oculta su preocupación por el estado de edificio aunque también le causa angustia el desinterés por conservar los rastros de la historia. “Hubo muchas promesas. El vicepresidente Amado Boudou se comprometió a ayudarnos en 2013 pero no pasó nada.
Hace dos años solicitamos ayuda ante la Dirección Nacional de Arquitectura y Monumentos Históricos pero no tuvimos respuesta. Esperamos no tener que tomar una decisión drástica”, remarcó el fray.
Antecedente
El 8 de febrero de este año El Litoral publicó una nota titulada: “Preocupan filtraciones en los techos del Convento de San Francisco”. En la misma se daba cuenta de las goteras y humedades en la cubierta del museo, la residencia, las galerías y la iglesia.
A partir de la publicación, el fray Juan Butarazzi fue convocado a una reunión con el ministro de Obras Públicas de la Provincia, Julio Schneider. Pero el encuentro fue sólo eso, ya que en ningún momento el funcionario se comprometió a destinar fondos para arreglar el convento.