Baleado a quemarropa

Por Joaquín Fidalgo
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“Yo estaba atendiendo a una cliente en mi agencia. Ya faltaba poco para cerrar. Eran cerca de las 20.30 y en ese momento entraron dos muchachos. Uno tenía la billetera en la mano y me dijo que quería jugar un número, pero yo me di cuenta enseguida de lo que iba a pasar y por eso le pedí a la mujer que se corriera. Entonces, uno se acerca y me apunta con un revólver. ‘Vos ya sabés cómo es esto’, me dijo. Y cómo no voy a saber si ya me robaron decenas de veces. Agarré un puñado de billetes que tenía a mano y no alcancé a dejárselo sobre el mostrador que me tiró, a quemarropa, a sangre fría. La bala atravesó mi brazo derecho y me pegó en el vientre. Cuando caí al suelo, se arrimó y me apuntó a la cara. ‘Dame más o te vuelo la cabeza’, me amenazó. Alcancé, como pude, a darle el resto de lo que tenía en la caja y sólo atiné a tratar de esconderme, porque pensé que me mataba. Son momentos en los que el miedo te invade”, relató esta mañana Hernán Albornoz, en los pasillos del hospital Cullen, apenas minutos después de que le dieran el alta. Afortunadamente, el proyectil no afectó ningún órgano vital, pero quedó alojado en su cuerpo.

No es la primera vez que la agencia de este hombre, ubicada en calle Ayacucho al 5500 (zona noroeste de la ciudad), es blanco de asaltantes. “Ya antes me dispararon, pero nunca me habían pegado. Hace 16 años que tengo este negocio y en ese tiempo denuncié 15 asaltos. De muchos otros no dejé constancia alguna, porque pensé que no valía la pena. Siento mucha impotencia. Hoy agradezco a la policía, porque estaba ahí y actuó rápido para detener a estos tipos, pero con las leyes que tenemos vamos a ver lo poco que ellos (los delincuentes) se van a llevar y lo mucho que yo pude perder. Pienso en mis hijos, mi señora, mis amigos, toda la gente que me quiere”, señaló el comerciante con lágrimas en sus ojos y voz quebrada.

“No sé cómo voy a seguir -agregó-, pero tengo que seguir. Los gobernantes no me van a solucionar los problemas. No van a hacer que yo pueda vivir tranquilo. Laburo prácticamente todos los días. Me gano la vida laburando, no hablando o mintiendo. Hoy no se gobierna para el que trabaja, para el que paga los impuestos, sino para mantener un sistema que privilegia a la gente que después te puede quitar la vida”.

Los dos malvivientes que protagonizaron el violento atraco salieron corriendo de la agencia y abordaron un remís “trucho”. Para mala suerte de los ladrones, justo en ese momento pasaba por el lugar un móvil del Cuerpo Guardia de Infantería. Los uniformados, alertados por algunos vecinos, persiguieron y dieron alcance a los sospechosos, que fueron interceptados a una cuadra.

La policía finalmente detuvo a los tres ocupantes del vehículo: dos jóvenes de 24 y 25 años, y el chofer, de 49. En el interior del rodado, había un revólver calibre 32 con cuatro cartuchos intactos y una vaina servida en el tambor.

Por su parte, Albornoz fue trasladado en un automóvil particular hasta el Hospital Mira y López, desde donde luego fue derivado al Cullen. Esta mañana, después de los estudios de rigor, fue dado de alta.

“¡Hagan algo!”

Hernán está casado con Mónica, quien es madre de sus cinco hijos (de entre 23 y 6 años). Ella aguardaba a su esposo cuando salió de la Sala 6. “Hay veces que mirás a tus hijos a la cara y no sabés qué futuro les dejamos. En Santa Fe no se puede vivir más, por la inseguridad, por la droga, por el poder que es más corrupto que la gente. Las personas que tienen el poder miran para el costado y siguen mintiendo. Santa Fe está devastada. Lamentablemente estamos pasando por un momento difícil y nadie se hace cargo. Somos gente trabajadora... Vivimos para trabajar y en cinco minutos nos pueden arruinar. Les pido a las autoridades que hagan lago, por favor. Los derechos humanos son sólo para los ladrones hoy en día. Antes había respeto, pero ahora cualquiera tiene armas y te mata. Y nadie hace nada.