EFE
Andreas Lubitz, el copiloto que presuntamente estrelló de forma deliberada el avión de Germanwings en los Alpes, sufría problemas de visión que podrían haber puesto en peligro su trabajo, informó hoy el diario estadounidense The New York Times.
Según el periódico, que cita a dos funcionarios con conocimiento de la investigación, Lubitz buscó tratamiento para esas dificultades, sobre las que tampoco habría informado a la aerolínea.
Por ahora, no está clara la gravedad de los problemas o si podían estar vinculados a su situación psicológica, indicó The New York Times, que añade que las autoridades no han descartado la posibilidad de que los problemas de visión pudiesen ser psicosomáticos.
El periódico recuerda que según varios testimonios para Lubitz era muy importante volar y, por ahora, no había cumplido sus aspiraciones profesionales de cubrir rutas de larga distancia como comandante.
La Clínica Universitaria de Düsseldorf informó el viernes de que Lubitz había sido evaluado en sus instalaciones por última vez el 10 de marzo.
Consultada por The New York Times, una portavoz del centro no quiso comentar hoy si el copiloto había presentado problemas de visión, alegando las leyes que protegen la privacidad de los pacientes.
En un comunicado, la clínica calificó el viernes de ‘incorrecto‘ que Lubitz fuera tratado por depresión e indicó que había acudido al centro para contrastar diagnósticos, sin dar más detalles.
La fiscalía de esa ciudad de Renania del Norte-Westfalia informó del hallazgo en uno de los domicilios registrados de Lubitz de distintos documentos médicos, incluida una baja rota vigente el día de la catástrofe.
Trastorno psicosomático
Agentes de la policía hallaron en el registro del apartamento de Lubitz, en la ciudad alemana de Düsseldorf, numerosos medicamentos para tratar un grave trastorno ‘psicosomático‘, publica hoy el diario ‘Die Welt‘ en su edición digital.
‘El hombre, de 27 años, estaba siendo tratado por varios neurólogos y psiquiatras‘, asegura un miembro de la investigación en declaraciones al rotativo, al tiempo que agrega que no se hallaron ni drogas ni nada que haga indicar una dependencia a los narcóticos o al alcohol.
El copiloto, Andreas Lubitz, sufría un ‘síndrome subjetivo de sobrecarga‘ -lo que se conoce como ‘burnout‘ o estar ‘quemado‘ por estrés laboral- y tenía una fuerte depresión, señala, y agrega que ‘esto se desprende de notas personales del piloto, que guardó y archivo‘.
En tanto continúa la evaluación del ordenador y los documentos confiscados por los agentes del apartamento que tenía el copiloto en Düsseldorf y de la vivienda de sus padres en la localidad de Montabaur.
Prosiguen además los interrogatorios a médicos, amigos, colegas y conocidos del copiloto.
También la novia de Andreas Lubitz ha tenido que responder a las preguntas de la instrucción.
La Fiscalía de Düsseldorf informaba ayer del hallazgo durante el registro de ambas viviendas de varios documentos que arrojan luz sobre la situación personal del copiloto, entre ellas ‘bajas médicas, actuales e incluso vigente para el día de los hechos, hechas pedazos‘.
La aerolínea Germanwings, por su parte, señaló que desconocía la existencia de un certificado médico de baja por enfermedad, pues el copiloto ocultó aparentemente su estado a la compañía.
El grupo especial que lleva la investigación bajo el nombre de ‘Alpes‘ cuenta en estos momentos con hasta 200 agentes encargados en buscar pruebas que permitan esclarecer qué llevó al copiloto a estrellar presuntamente de forma deliberada el vuelo 9525 con 150 personas a bordo cuando cubría la ruta Barcelona-Düsseldorf.
En Düsseldorf se encuentra también una delegación francesa, entre los que figuran el jefe de la dirección general del departamento de investigación criminal, Jean Pierre Michel, para intercambiar información con los investigadores alemanes.
Miembros de la delegación francesa informaron de que los restos mortales del copiloto todavía no han sido encontrados.