Digo yo

El caramelito

Entonces, en ese momento sublime, ocurre. Al principio parece una impresión, un espejismo, el reflejo mismo del simple miedo de que ocurra. Pero no: está pasando. Alguien está abriendo la cartera y está hurgando con sus dedos para encontrarlo. El caramelito se le resiste, como si tuviera algún grado de pudor. El espanto tiene cara de frutal con papel ruidoso.

Ilustración: Lucas Cejas

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