Textos: Mónica Ritacca / María Víttori / Soledad Víttori
Fotos: Flavia Raina
Cámara: Juan Manuel Víttori
Chofer: Mario Hereñú
Los vecinos contaron que la zona donde levantaron sus casas era antiguamente la quinta de un señor de apellido Ochoteco. También señalaron que el progreso es lento.
Textos: Mónica Ritacca / María Víttori / Soledad Víttori
Fotos: Flavia Raina
Cámara: Juan Manuel Víttori
Chofer: Mario Hereñú
San Martín no es un barrio nuevo, pero tampoco uno de los más antiguos y tradicionales de la ciudad. Es una jurisdicción de unos 50 años, que surgió cuando el dueño de esas tierras, de apellido Ochoteco, decidió lotearlas. Según cuentan los vecinos, sus casas fueron levantadas en lo que varias décadas atrás fue “la quinta de Ochoteco”.
Dos avenidas y dos calles muy transitadas delimitan el barrio. Sin embargo, en su interior la situación es diferente, ya que en su mayoría son de tierra y se encuentran en muy mal estado.
Con respecto a la inseguridad, los habitantes señalan que no difiere a la de la ciudad en general. Allí ocurren asaltos y robos como en todos lados, por lo que “hay que circular con atención y llevar lo menos posible encima”.
Puede decirse que San Martín, teniendo en cuenta su ubicación, es uno de los barrios que a lo ancho de la ciudad marcan el ingreso a la zona norte. A diario, vendedores de plantas ofrecen a las amas de casa lo que llevan en cargadas bicicletas y es habitual que pase una camioneta llena de baldes, palanganas y cosas de plástico útiles para el hogar. Mientras que los primeros pasan casa por casa tocando timbre o golpeando las palmas, el segundo utiliza un megáfono detallando minuciosamente lo que lleva a bordo.
Entre esos trabajadores que todos los días salen a procurarse el pan, el equipo de Crónicas de Barrio encontró a Claudio. Es un verdulero, pero no cualquier verdulero: sale todas las mañanas, por varias horas, a recorrer San Martín en un carro, en procura de más ventas. “Soy verdulero hace diez años y vecino de este barrio hace 46. Honestamente, el barrio nunca progresó en nada. Ahora están haciendo tareas de zanjeo, pero son sólo un paliativo”, dice de arranque.
También aclara que si bien algunas personas van a su casa cuando necesitan comprar verduras, prefiere brindar un servicio puerta a puerta por dos razones: es más cómodo para el vecino y el local donde antes atendía se deterioró bastante con las lluvias. “Acá caen dos gotas y ya nos inundamos”, aclara. “Lo que saco por día se va en el día, así que hasta el momento no pude comprar los materiales para arreglar la verdulería”.
Falsas promesas
Claudio, como todos los vecinos del barrio que charlaron con El Litoral, remarcó que en el marco de las elecciones llevadas a cabo el pasado 19 de abril muchos fueron los precandidatos que llegaron a San Martín preguntando qué necesitaban y contándoles propuestas.
Pero “el barrio sigue estando exactamente igual”, refieren. “Como siempre, los políticos vienen a buscar votos, hacen falsas promesas y después se olvidan”, sintetizó Claudio.
Verdulería móvil. Claudio es verdulero hace 10 años y vecino de San Martín hace 46. A diario recorre el barrio con un carro y ofrece verduras y frutas a buen precio. Los anegamientos por lluvia dañaron el local donde atendía y decidió brindar un servicio puerta a puerta.
Achicoria al paso. De un desagüe a cielo abierto brota un aroma especial. Es olor a... ¡achicoria!. Los vecinos indicaron que es la del tipo salvaje y no se puede comer porque es muy amarga. “Hay gente que la consume, pero va de acuerdo al gusto”, comentó una vecina al pasar.
Patrullajes policiales. En la recorrida realizada se observó presencia policial en la zona, haciendo tareas de prevención. Sin embargo, el barrio no está exento de robos y asaltos. Los vecinos optan por circular con mucho cuidado y sin objetos de valor o mucho dinero.
El dato Los de al lado