Danilo Chiapello
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Operativo de las TOE en Recreo
Prófugo de un crimen cayó mientras atendía un kiosco
El detenido es un muchacho de 22 años. Está sindicado como el autor del crimen de César Alegre.
El Litoral Los agentes de las TOE trasladan al detenido. 20:06
Personal de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) dieron cuenta ayer de un temible sujeto, a quien se lo buscaba por su participación en un crimen.
La captura se produjo en la ciudad de Recreo, lugar donde desde hacía bastante tiempo el implicado regenteaba un kiosco de golosinas, junto a su pareja.
Ayer, como todas las tardes, Maximiliano se sentó frente a su pintoresco negocio, ubicado en Lehman al 1000, y dispuso todo lo necesario para disfrutar de unos mates.
Lo que el nombrado no sabía es que desde hace un tiempo los agentes de las TOE merodeaban la zona de manera disimulada, siguiéndole los pasos.
De repente un hombre, vestido de civil, se paró a su lado. No hizo falta explicación alguna. Maximiliano sabía que ese hombre era un policía.
Buen perdedor, el implicado no ofreció resistencia. “Los estaba esperando”, alcanzó a decir por lo bajo, mientras los oficiales le colocaban las esposas.
En momentos que los investigadores subían el detenido al móvil policial, desde el kiosco salió una joven que se identificó como la concubina del apresado. La mujer recibió las explicaciones del caso y tampoco dificultó el procedimiento.
Con los recaudos legales de rigor el apresado fue trasladado hasta la seccional 16ª de Recreo donde quedó a disposición de la fiscal de Homicidios, doctora Cristina Ferraro.
El caso
La tarde del 28 de noviembre de 2014, César Alegre se encontraba a la vera de la Circunvalación Oeste, a la altura del puente de avenida Teniente Loza, en el extremo noroeste de nuestra ciudad.
Transcurrían las horas de la siesta cuando Alegre y alrededor de seis amigos se preparaban para ir de pesca al río Salado. Los muchachos acondicionaban sus elementos y se hidrataban cuando un sujeto armado irrumpió en la escena.
“Ustedes no se metan”, les advirtió a los demás presentes, mientras le apuntaba con un revólver a Alegre, que se domiciliaba en barrio La Ranita, muy cerca de allí.
La víctima reconoció al agresor y seguramente sabía de lo que era capaz, porque inmediatamente comenzó a correr.
El asesino efectuó un solo y certero disparo. El proyectil impactó en la cabeza de Alegre justo cuando saltaba sobre un bloque de cemento ubicado junto al guardarraíl. Su cadáver quedó tendido sobre la banquina.
Con la misma serenidad con la que había llegado, el violento sujeto miró desafiante a los otros muchachos, subió a su auto y desapareció del lugar.
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