“Hoy lo que tengo para decir es gracias. ¡Gracias al donante por permitirle seguir viviendo a Juan Ignacio y mejorar su calidad de vida! ¡Gracias a su familia! No puedo imaginarme lo difícil de su decisión altruista, pero no fue en vano. Espero que estas palabras reconforten a todas familias que tienen un donante porque ayudaron a otros a seguir viviendo”, sostuvo entre lágrimas María Cecilia Carrieres, mamá de Juan Ignacio Bergamasco, un nene de casi 5 años que fue trasplantado cuando tenía un año y medio.
En el Día de la Donación, Cecilia revive la noche del 12 de febrero de 2012 cuando recibieron desde Buenos Aires la llamada del doctor D’Agostino informándoles que había un órgano para Juan Ignacio. En un abrir y cerrar de ojos armaron los bolsos y se fueron a Buenos Aires, donde tuvieron que pasar dos intensos años que incluyeron trasplante, controles, complicaciones e ingreso nuevamente a la lista de espera para un retrasplante. “Fue un largo camino, a veces duro, pero con la convicción de que Juani podía estar mejor”, recordó.
Convicción y fortaleza: dos estandartes para esta familia que volvió a su Santa Fe natal el año pasado. “Hoy Juani lleva una vida casi normal: va al jardín, juega, come y hasta duerme mejor. Verlo en su primer acto patrio por el 25 de Mayo es algo que no tiene precio”, contó emocionada su madre.
Gracias al hígado que recibió, Juani mejoró su calidad de vida, pero la lucha no termina. “Todos los meses viajamos a Buenos Aires para los controles. Esto implica tiempo y dinero, y algunas complicaciones en el trabajo y la vida profesional. Actualmente, ni mi marido ni yo tenemos un empleo fijo o de tiempo completo”, señaló Cecilia.
Desde que nació, Juani la viene peleando y su mamá está orgullosa: “¡Gracias, hijo, por bancarte todo! Por seguir luchando y por ser siempre tan alegre y feliz disfrutando de todo lo que vas haciendo y aprendiendo”.
Además de agradecer a médicos, enfermeros, familiares, amigos y todos los que los apoyaron incondicionalmente, Carrieres aprovecha la fecha para reclamar por varias cuestiones pendientes, como la reglamentación de la ley nacional 26.928 y la provincial o la protección integral para las personas que hayan recibido un trasplante o se encuentren en lista de espera.
“Es muy valioso contar con un instrumento legal que garantice el cuidado de los pacientes luego de recibir un trasplante, ya que quedan de por vida mucho más vulnerables”, planteó.
Sobre la base de su experiencia familiar, Carrieres remarcó un punto fundamental: la continuidad laboral. “Ésta corre peligro cuando una persona tiene el diagnóstico de trasplante o está trasplantada. Y se acentúa cuando los trasplantados son niños y sus padres necesitan trabajar y atender correctamente a sus hijos en un momento muy especial y difícil de la vida. Por eso, los padres también deben ser protegidos”, aseguró.