Luciano Andreychuk
Unos 400 niños de la Mariano Moreno y de escuelas especiales participaron de una jornada sobre educación vial inclusiva.
Luciano Andreychuk
Twitter: @landreychuk
El dibujo de un celular enorme hipnotizando a un conductor impactaba. El mensaje, obvio pero necesario: no usar el teléfono móvil mientras se maneja. Autitos de cartón simulaban ser un taxi o un transporte escolar. En el medio de la incontenible algarabía, los chicos de la Escuela Mariano Moreno se mezclaban con los de escuelas especiales. Algunos en sillas de ruedas, otros comunicándose con lengua de señas. Todos eran iguales. Las diferencias desaparecían.
Unos 400 alumnos participaron hoy, Día de la Seguridad Vial, de una jornada lúdico-pedagógica sobre educación vial. Pero la novedad es que la actividad buscó la integración de niños con capacidades diferentes. Se realizó en la Moreno, en cuyo patio, se pintó un circuito con señales de tránsito, y un dado gigante mandaba las reglas del juego. Había un mural donde los chicos dejaban sus manos pintadas. Todos iguales, se divertían y aprendían.
Al principio, una obra teatral. A un costado, pósters y carteles con imágenes y dibujos. Todo orientado a generar conciencia vial en niños de 1° y 2° grado. “De eso se trata el Proyecto Chicos Viales, que busca generar conciencia sobre la seguridad vial desde el nivel primario. Ahora trabajamos con la idea de inclusión: por eso participan los chicos de la Moreno, pero también de las especiales 2083 y 2012”, contó a El Litoral Pablo Crippa, director de ese proyecto.
Crippa es director reemplazante de taller de educación manual N° 110 “11 de septiembre”, con sede en la escuela Moreno. Y trabaja desde hace 10 años en el proyecto, que ahora incluyó la educación vial inclusiva. Además de los alumnos de la institución anfitriona y de la escuelas especiales participaron de la jornada alumnos de 3° año del IES, de UNL Accesible, del Foro Santafesino y de FM Activa.
“La idea central es aprender sobre educación vial. Pero también integrar. Es decir, aprender viéndonos como iguales, sin diferencias. También realizamos una merienda para compartir”, resumió Crippa.
Consultado sobre el imparable flagelo de la inseguridad vial hoy, que a diario se cobra vidas en calles y rutas, el docente puso todas sus esperanzas en la educación: “Hoy vemos una sociedad y una generación un poco perdida respecto de la seguridad vial. Por eso, nuestros objetivos están planteados en un único sentido: concientizar en seguridad vial desde el primer ciclo del nivel primario”.
Generar conciencia sobre una problemática es un arduo trabajo a mediano y largo plazo. Pero Crippa está convencido y decidido: “Vamos a lograr que nuestros pequeños tomen la conciencia necesaria para que, cuando sean adultos, sean buenos conductores. Cuando sean grandes, tendrán toda la información y formación que necesitan”, cerró Crippa. Afuera, los chicos seguían jugando y aprendiendo, sin diferencias.