El tema, como no podía ser de otra manera tratándose de nuestra mesa, son las elecciones del domingo. —Yo le tengo a fe a Omar Perotti -se jacta José-, está creciendo a saltos y que no te extrañe que sea el próximo gobernador de la provincia. —A saltos se van a escapar de la provincia -responde Abel. —De ilusiones también se vive -suspira Marcial-, los peronistas salen terceros y cómodos, como última vez. —Van a tener una sorpresa -advierte José-, tenemos el mejor candidato, la mejor propuesta y los mejores respaldos nacionales. —Eso sobre todo -sonríe Marcial-, lo más lindo de Perotti son los kirchneristas que lo apoyan y se esconden detrás de él. —¿Y quién se esconde detrás de Del Sel? -le pregunta Abel a Marcial. —Nosotros somos transparentes, lo que somos y lo que no somos está a la luz del día. Detrás de Del Sel está Macri, que va a ser el nuevo presidente de los argentinos. —No canten victoria antes de tiempo -sugiero. —Yo no sé si Del Sel gana o no gana -exclama José-, pero lo que me gustaría saber es si va a pagar los impuestos que adeuda. —Como Al Capone, no paga los impuestos -sentencia Abel. —Ésa es una chicana de cuarta que no nos alcanza -responde Marcial- pero además nos alegra que nos acusen así. ¿Y saben por qué? Porque cuando los adversarios nos atacan con armas tan sucias es porque estamos ganando. ¿O acaso no aprendieron que en las elecciones el que se enoja pierde? ¿O no se dan cuenta que están perdiendo, que Del Sel va a ganar de orejita parada? Y además, Del Sel ya pagó las tasas comunales que le reclamaban. —Las encuestas nos dicen que gana Lifschitz -observa Abel- ganamos en todos lados, en la provincia y en Rosario. —Y no te olvides de la ciudad de Santa Fe -le digo- donde José Corral es número puesto. —Ya se sabe -apunta Marcial- que la mejor encuesta es la que uno paga. Pero quédense tranquilos, el domingo a la noche llega la hora de la verdad. Y espero que llegue y espero que no haya dificultades. —No las va a haber -reacciona Abel-, vamos a ganar con tanta comodidad que nadie va a abrir la boca. ¿Y saben por qué? Porque merecemos ganar, porque somos los mejores. —Yo sinceramente pienso que los socialistas están sonados -acota Marcial-, y tal como viene las cosas tienen muchas probabilidades de salir terceros. —Nosotros no vamos a hacer especulaciones -puntualiza Abel- estamos confiados porque hemos hecho las cosas bien y la gente nos va a reconocer. No tenemos un solo caso de corrupción, educación, salud, pagamos al día, hicimos obra pública... —Todo muy lindo -replica José-, pero a la provincia la copó el narcotráfico. —Esa es una calumnia. —No es una calumnia. El narcotráfico se instaló en la provincia y ustedes no son capaces de hacer nada para impedirlo. —Estamos haciendo todo lo que se puede y lo estamos haciendo bien. Es fácil tirar cascotes desde la oposición, pero gobernar no es fácil y mucho menos lo será con candidatos que no tienen la menor idea de lo que significa gestionar, que creen que todo empieza y termina diciendo que quieren ser buenos y hacer las cosas bien, como si algún candidato dijera que quiere hacer las cosas mal. —Si la gente nos apoya -subraya Marcial-, es porque ustedes han hecho las cosas mal. Además, no entiendo, los socialistas dicen estar preocupados por los pobres, pero cada vez hay más villas miseria. —A mí me sorprende -enfatiza Abel- que personajes que nunca se preocuparon por las cuestiones públicas, que nunca tuvieron interés en atender la pobreza, ahora descubran estas tragedias. Critican todo, aunque no tienen la menor idea de qué es lo que hay que hacer. Y no sólo no tienen idea, sino que, además, sospecho que en realidad no tienen ningún interés en resolver nada, que nos critican por razones electorales, pero si llegaran a ser gobierno van a hacer lo mismo que ya hicieron: ajustar, recortar sueldos, meterle la mano en el bolsillo a los jubilados; y si hay problemas, sacar la policía a la calle y repartir palos y balas. —Aunque ustedes no lo crean, tenemos equipos técnicos, contamos con gente trabajando por el futuro de la provincia y materia gris pensando. —Yo no les creo -manifiesta José. —Yo les puedo creer o no -digo- pero, pregunto, ¿qué va a pasar si Del Sel es gobierno pero Macri no gana en el orden nacional? —Muy sencillo -expresa Abel-, Del Sel va arreglar con los peronistas. Él después de todo es peronista y el PRO mismo está lleno de peronistas. —Digan lo que les dé la gana. Pero si nosotros somos gobierno vamos a hacer las cosas bien, vamos a contar con gente competente y austera, no vamos a destinar partidas del presupuesto para pagarles el taxi a funcionarios rosarinos que todos los días van y vienen de Rosario a Santa Fe. —Ésa es la única chicana que pueden usar. —No es chicana, es una verdad. —Yo no la acepto. Además, no sé qué tiene de malo que haya en el gobierno funcionarios de Rosario, como si Rosario no formara parte de la provincia. —Me parece muy bien que de una buena vez por todas se hagan cargo de que son santafesinos. Aunque se me ocurre que se percataron algo tarde de su identidad santafesina, porque ya estamos a pocos días de las elecciones y porque a Lifschitz en el centro y en el norte de la provincia no lo conocen o lo conocen muy poco o lo conocen mal. —Lo que toda la provincia conoce -responde Abel- es la calidad y los beneficios de una gestión socialista. —La consigan es buena -admite Marcial-, pero ocurre es que no tiene nada que ver con la realidad. Dicho de otra manera, es tan verdadera como las declaraciones de la señora presidente acerca de una pobreza nacional que no supera el cinco por ciento. —O que en Alemania haya más pobres que en la Argentina -agrego. —Esta última noticia fue tan espectacular que, según me dijeron, los qom de Formosa están haciendo una colecta para comprar ropas y alimentos y mandarlos como ayuda solidaria a los pobres de Alemania. —No comparto- concluye José.