Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Buenos Aires)
En el debut de Franco, los sabaleros no hicieron un buen partido pero pudieron ganarlo. Se observó una postura diferente y más ambiciosa, ante un rival muy pobre.
Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Buenos Aires)
Hablemos de las intenciones y no de las concreciones, porque si entramos en ese terreno —el de las concreciones, lo que realmente se vio—, vamos a terminar diciendo que lo de Colón no fue nada bueno. Y es así. El equipo jugó un partido mediocre, llegó muy poco, tuvo la pelota pero no supo atacar, faltó precisión y profundidad.
Pero si vamos al terreno de las intenciones, hay diferencias que se empiezan a notar con Franco y que es absolutamente necesario esperar que pasen más partidos para ver si es una idea que prende definitivamente en los jugadores y si hay material para llevarla adelante:
* 1) La postura táctica: ayer fue un 3-4-3 bien definido. Clemente y Arroyo jugaron de volantes, metiéndose en la línea de tres cuando fue necesario (pocas veces) para armar una línea de cinco. Pero generalmente, los dos marcadores de punta de vocación, fueron volantes. Esto hizo que Ledesma y Leys jugaran por adentro y que el equipo tenga siempre tres jugadores del medio hacia adelante que pretendieron ser atacantes.
* 2) La postura estratégica: Colón fue un equipo que decididamente buscó pararse en el terreno rival, ser protagonista, manejar más la pelota que Chicago. Esa es la idea de juego de Franco, que contrasta con la anterior. Colón se acostumbró en este último año y medio a ser un equipo capaz de regalar la iniciativa y en muchas ocasiones jugar de contra. La idea de Franco es diferente, al menos en el intento.
* 3) Los detalles que hacen a la cuestión: Está claro que Franco obliga a los defensores a no rifar la pelota y a salir jugando desde atrás; está claro también que Ledesma es el eje por el que debe pasar el juego; que los dos marcadores de punta que juegan como volantes tienen la libertad para sumarse al ataque y tienen que hacerlo con decisión, pero también cuidando las espaldas. Y también esta idea de juego obliga a que el equipo haga algo que pocas veces hizo hasta ahora: la presión en el campo rival.
Es imprescindible que, con la pelota en los pies, haya precisión. Porque si se la va a tener durante mayor tiempo, la precisión y el mayor bagaje de ideas y variantes ofensivas serán clave. Después, cuidarse de no quedar mal parado desde el medio hacia atrás también suma, pero Colón es un equipo que con Franco buscará adelantarse 20 metros en la cancha, cosa que no hacía con Osella (estrategia pura obviamente), ni con Merlo (pocos partidos para evaluarlo) y apenas en cuentagotas con Javier López.
Coincido con Franco en que era un partido ganable y que Colón perdió dos puntos. En lo que no comparto tanto, es que el equipo jugó bien. Es cierto que Colón quiso más que Chicago, también es verdad que esa ambición se notó en la mayor tenencia de la pelota, sobre todo en el primer tiempo; pero atacó poco, le faltó llegada, no tuvo precisión ni encontró los caminos correctos para el desequilibrio.
Cuando Ledesma se empezó a cansar en la parte final y lo mismo pasó con Arroyo y Clemente por los costados, el equipo se fue diluyendo. Apenas quedaron las ganas con las que entró Vegetti —se supone que será titular el sábado ante Lanús, ¿no?— y una jugada dudosa adentro del área, de esas que los árbitros (porque fue una mano) terminan juzgando ellos, subjetivamente, si son o no intencionales.
Mereció ganar Colón... En realidad, debió ganar el partido aunque convengamos que no hizo demasiado para conseguirlo. Quizás, lo del merecimiento pase por una cuestión de haber tenido más la pelota y de haber dado una imagen visual de ser más pretensioso, más “querendón”. La imagen es otra y habrá que trabajar sobre ella. También dependerá de lo que tiene Franco, como material, para poder desarrollar esta idea.
Cuando jugaba de contra con Osella, el equipo se adaptó.