Juan Ignacio Novak
Mario Martínez y Manuel Marina ofrecerán un concierto con un repertorio centrado en piezas del siglo XVII. Será este sábado en ATE Casa España. Combinarán obras conocidas con otras que no fueron interpretadas ni grabadas y que les demandaron un trabajo de rescate.
Juan Ignacio Novak
“Nada de lo que vamos a hacer es frecuente de escuchar”. Es una de las definiciones que esgrime el músico Mario Martínez para referirse al concierto “La Ricercada, de amores, pesares y dolores (desde la música barroca italiana y española hasta el lagrimón rioplatense)”, que comparte con su colega Manuel Marina y que tendrá lugar mañana a las 20.30 en la sala Cervantes de ATE Casa España, Rivadavia 2871.
La propuesta está edificada, sobre todo, en obras del siglo XVII, italianas y españolas; con la particularidad de que algunas de ellas no fueron interpretadas ni grabadas todavía y fueron recogidas por los artistas a partir de versiones manuscritas.
“Dentro del repertorio, que incluye veinte canciones, habrá algunas obras muy conocidas. Pero otras no han sido grabadas. Vamos a tomar trabajos de un autor italiano que, prácticamente, si lo buscás en Youtube o en índices de grabaciones, no existe. O algunas que tomamos directamente de los facsímiles y transcribimos”, explicó Martínez.
“El repertorio se eligió sobre la base de los gustos personales y de una idea”, destacó Manuel Marina, al hacer un repaso del proceso que derivó en la preparación de este espectáculo. “La idea general tiene que ver con un presupuesto que está perdido en el modo de hacer este tipo de música en nuestros días. Cuando se ven iconografía, cuadros de la época (siglo XVII), se ve a la gente cantando y tocando al mismo tiempo. Era una especie de virtuosismo de la época, pero una cosa habitual. Similar a lo que sucede hoy en la música popular. Para nosotros es absolutamente normal ver al cantautor con su instrumento, tocando. Pero en esta música, en el hacer de esta música, es algo que la tradición de los siglos XIX y XX hizo perder por completo. Entonces lo que queríamos, ya que tenemos la fortuna de poder hacer ambas cosas, tocar y cantar, era hacer esta música como se hacía en aquella época. O como se ve en iconografía, o se relata en textos”, apuntó Martínez. “Hoy, en realidad lo que sucede es que cuando se canta esta música hay uno o dos cantantes y un grupo de gente que la acompaña. Nosotros venimos a ser dos que sonamos como cuatro”, explicó.
Los instrumentos
Para desandar el repertorio seleccionado, los dos músicos utilizarán su voz (“principalmente, ambos vamos a cantar”, destacó Manuel Marina). Pero también incluirán instrumentos que tratarán de recrear las condiciones bajo las cuales se interpretaba este tipo de música en el siglo XVII. Así, el público podrá observar y escuchar una guitarra barroca y una viola da gamba (de construcción reciente, pero réplica de aquella época). También un clave y un órgano: “No vamos a usar instrumentos acústicos, sino electrónicos. Lo vamos a hacer por medio de un sampleo de la fuente sonora”, aclaró Manuel.
Mario Martínez brindó por su parte algunos detalles sobre las características de la guitarra barroca. “Es un instrumento que tiene diez cuerdas y suena tremendamente más sutil y suave que una guitarra moderna. Con lo cual se pone en evidencia cómo habrá sido el volumen al cual se hacía música y al cual se cantaba. Porque los instrumentos no sonaban con potencia y la energía con que lo hacen los actuales. El registro sonoro era más íntimo”.
El título
“Amores, pesares, dolores”, las palabras que eligieron los artistas para titular la propuesta que diseñaron juntos, supone un guiño para el público. “Hay un discurso literario en la época (siglo XVII) muy reiterativo, que habla sobre el amor y sus cosas buenas y malas. Entonces pensando cómo titulábamos esto, caminando en la calle se me ocurrió: Amores, pesares, dolores. Uy, qué genial, dije. Soy un poeta. Unos días después me di cuenta de que esa frase venía de otro lado y le propuse a Manuel terminar el concierto con ‘Los mareados’ de Cobián y Cadícamo, el tango que contiene esa frase, ‘amor, pesar, dolor’”, explicó Martínez.
La referencia no es casual. “Nos parecía interesante que la forma de pensar acerca de los amores, las pasiones y los dolores no ha cambiado en absoluto. Uno lee un texto del siglo XVII y uno de ahora y padecemos las mismas cosas. Y para unirlo, hacemos el tango con instrumentos antiguos, la guitarra barroca y la viola da gamba”. Para esto, el trabajo no requirió demasiado preámbulo para dos artistas de amplia formación. “Simplemente, tomamos la partitura original y la tocamos con lo que tenemos. Si pudiéramos hacer un viaje en el tiempo y llevásemos esa partitura al siglo XVII, los músicos tocarían lo que está escrito con los instrumentos que tenían y cantando de la manera que sabían”, apuntó Martínez.