Unión es un equipo que no se achica, en la cancha y en la tabla

Enrique Cruz (h)

Son 27 puntos en 18 partidos, una eficacia del 50 por ciento y objetivos que se van cumpliendo a ritmo vertiginoso. “Queremos ser los mejores de los diez ascendidos”, dijo Madelón cuando arrancó el torneo. Hoy lo es y está cuatro puntos por encima de San Martín de San Juan, que es el que le sigue de ese lote de equipos que cayeron en el torneo de Primera por el ascenso masivo de clubes del año pasado. “El objetivo es llegar a 40 puntos”, dijo un dirigente. Y se supone que con este promedio en la sumatoria, no sería una cifra complicada de lograr, porque si Unión mantiene este nivel de eficacia y no decae, está en condiciones de llegar a los 45 puntos, o sea el 50 por ciento de los 90 en disputa en las 30 fechas.

Los números refrendan la otra realidad, que es la de un equipo que ha sabido adaptarse a un esquema de juego, que entiende lo que quiere el técnico y le responde. Madelón ha impregnado en sus jugadores un estilo y una forma de jugar que va más allá de las posturas tácticas. El 4-4-2 no se toca ni se tocará, seguramente, salvo que ocurra una catástrofe, algo impensado en estos momentos por el nivel con el que juega este equipo. Y en el movimiento de hombres, Madelón ha tranquilizado a los dirigentes. “No traigan marcadores centrales, con lo que tengo y los pibes de abajo me arreglo”, les dijo. Se fue Avendaño y muchos —quien esto escribe incluido— pensábamos que había que reemplazarlo con alguien que llegue para estar atento a cualquier traspié de García Guerreño o Leo Sánchez. Y se dio. Leo Sánchez no jugó el partido con San Lorenzo porque estaba suspendido, pero volvió en la Copa Argentina, se lesionó y ya van dos partidos que no juega y seguramente habrá un tercero, porque el propio Mariano Lisanti (el excelente preparador físico que tiene Madelón), casi lo descartó para el gran partido del domingo que viene.

Hoy, la lupa se posa sobre la eficacia del reemplazante de Triverio. Y ocurrió lo menos pensado, apenas 90 minutos sirvieron para que el pibe Soldano tuviese su gran noche y marque dos goles que le dieron el triunfo en La Paternal. “Hay que olvidarse de Quique”, dijo Nereo Fernández en la noche formoseña tras perder por penales ante Gimnasia. Y tiene razón el referente rojiblanco. Pero para olvidarse de Triverio, alguien tiene que meterla. Riaño es la apuesta del técnico; tuvo una muy favorable y le fue quedando siempre para la zurda, por eso no definió bien ante Bologna el sábado. El ex Boca e Independiente le agrega buena técnica, defiende bien la pelota de espaldas al arco y puede asociarse al juego cuando llegan los volantes o alguno de los marcadores de punta, como pasó ante Banfield. Recién jugó un partido y medio, o menos. Entró bien con Argentinos y estuvo cerca de convertir con Banfield. La gente lo aplaudió cuando Leo lo sacó.

Después, están los avatares propios de un partido de fútbol. Por ejemplo y volviendo a aquello que planteamos de los marcadores centrales, Madelón confió en Fleita y también en Zurbriggen cuando lo puso en ese lugar ante Argentinos Juniors. Rotundo acierto del técnico, que supo leer adecuadamente la coyuntura. No fue igual ante Banfield. Unión repiqueteaba sobre el arco de Bologna y parecía que de tanto zamarrear la palmera, en cualquier momento caía algún gol. “Tenemos un buen colchón de puntos, si no arriesgamos ahora, ¿cuándo?, es plato o m...”, le dijo Madelón al “Pirata” Czornomaz y puso a Rivas para darle más fútbol al mediocampo y buscar la victoria. Lo sacó a De Iriondo, que había hecho un tremendo desgaste, pero el equipo lo sintió y mucho. Perdió el mediocampo Unión, se desordenó, le ganaron las espaldas a Martínez y el efecto fue contrario al buscado. Son las cosas propias del fútbol. A veces sale bien y otras no.

Los objetivos cambian de acuerdo a cómo se vienen dando las cosas. Las metas primarias se están cumpliendo, pero en el horizonte de estos 12 partidos que faltan, hay algo mucho más ambicioso por delante: * 1) Clasificar para jugar la Liguilla por alguna de las copas internacionales (hay que estar entre los 18 primeros y Unión hoy está 11); * 2) Los clásicos.

Bien se sabe lo que significan los clásicos, acá en Santa Fe y en cualquier lugar en el que haya una rivalidad tan acentuada. A veces, la gente y los propios dirigentes, técnicos y jugadores, lo priorizan de una manera exagerada, pero es la realidad. Unión estaba descendido, le ganó a Colón aquél clásico a puertas cerradas en la avenida con el gol de Lizio y más de 5.000 personas festejaron frente a a la sede del club después del partido y con los jugadores. Son formas de sentir el fútbol y de canalizarlo por el lugar más sensible. No debería salvar ni hundir nada un clásico. Pero está claro que no es así.