El Litoral
El grupo Indalo, de Cristóbal López, anunció que en 60 días definirá cuál será el futuro de la planta. La UOM se encuentra en estado de alerta.
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Corresponsalía Rosario
Paraná Metal, emblemática empresa metalúrgica de Villa Constitución, está en la cuerda floja desde hace mucho tiempo, pero durante los últimos días la situación parece haberse agudizado. Ayer la firma que adquirió el grupo Indalo, capitaneado por el empresario Cristóbal López, empezó a enviar 180 telegramas de despido. En los próximos 60 días la conducción de la fundición tomará una decisión sobre el futuro de la compañía.
"Teniendo en cuenta los cambios en el sector automotriz a nivel mundial, y en particular del Mercosur, la empresa toma el desafío de redefinir su plan estratégico al nuevo contexto. Paraná Metal trabaja en el sector de autopartes desde hace muchos años y buscará adaptarse a los cambios que el mundo y el mercado le van proponiendo. Se tomará el lapso de 60 días para evaluar el futuro de la compañía. Durante este plazo, se preavisará a los empleados de la posible finalización del vínculo laboral entre las partes", señala un comunicado difundido anoche por la firma.
A la par de comunicar el estado de incertidumbre sobre el futuro de la empresa, los directivos de Paraná Metal empezar a enviar telegramas de despido. Llegaron 180 comunicaciones para interrumpir el vínculo laboral de parte del plantel de la fábrica a partir del 31 de octubre, según lo confirmó la Unión Obrera Metalúrgica. En rigor, esta decisión significa desprenderse de casi todos los empleados ya que actualmente en Paraná Metal trabajan 205 personas.
“Nos dijeron entre líneas que la intención no era cerrar, pero sí que habría una impasse para readecuar su situación, ya que con el nivel de producción que está manteniendo es muy difícil sostenerse. Sabemos que es una empresa que necesita una producción de entre 1.000 y 1.200 toneladas para ser competitiva y sustentable, y que hoy está en el orden de las 250 toneladas", explicó el secretario general de la UOM, Héctor Ibarra.
Los problemas en Paraná Metal comenzaron en 2008, cuando la firma ex Metcon suspendieron a unos 1200 empleados y cortaron el vínculo con las empresas contratistas. En total se desempeñaba un total de 1900 trabajadores en la planta de Villa Constitución. Los trabajadores comenzaron un intenso plan de lucha que incluyó un corte de ruta, que se extendió más de un mes. En febrero de 2009 se hizo cargo el grupo Indalo, pero los problemas no cesaron.