Juan Ignacio Novak
La actriz es famosa por interpretar a Ilsa Lundt en “Casablanca”. Está considerada por el American Film Institute como una de las grandes estrellas de todos los tiempos. Nació el 29 de agosto de 2015 y murió ese mismo día en 1982.
Juan Ignacio Novak
Hoy cumpliría 100 años. Y a la vez, se cumplen 33 desde su muerte. Es que Ingrid Bergman, una de las actrices más famosas del siglo XX y dueña de un rostro que se convirtió en ícono, llegó y partió el mismo día: un 29 de agosto.
En ese paréntesis de 67 años que fue su -intensa- vida intervino en películas inolvidables, trabajó en Hollywood bajo la conducción de los directores más encumbrados de su tiempo, conformó elencos junto a lo más destacado del star system, se fue a Italia con el cineasta Roberto Rossellini, provocó un escándalo, hizo algunas películas brillantes junto a él y después volvió a Hollywood y ganó su tercer Oscar.
El acercamiento al cine fue en su Suecia natal, en los años treinta. Hasta que los ojos sagaces de David O’Selznick (el legendario productor de “Lo que el viento se llevó”) se posaron sobre ella y la convocó para interpretar “Intermezzo”, junto a Leslie Howard. Sin embargo, fue en 1942 cuando su nombre y rostro alcanzaron el rango de leyenda que hoy perdura. Ese año formó parte de “Casablanca”, junto a Humphrey Bogart. Ilsa Lundt fue su personaje: una mujer que se debate entre dos amores en una ciudad de Marruecos recreada en estudios.
En los años 40’ trabajó junto a los más destacados directores de su tiempo: George Cukor, en “Luz que agoniza”, Alfred Hitchcock (“Notorius” y “Spellbound”), Leo McCarey, en “Las campanas de Santa María” y Sam Wood (“Por quién doblan las campanas”. Trabajó también con los actores emblemáticos de cine comercial de la época: Gary Cooper, Spencer Tracy, Gregory Peck, Bing Crosby y Cary Grant.
Luego conoció a Rossellini con quien, además de una tempestuosa relación sentimental, produjo películas como “Europa 51”, “Viaje en Italia”, “Juana de Arco”. Al promediar los 50’ volvió a Hollywood para continuar su carrera y en 1956 forjó otro de sus personajes memorables: el de Anastasia, en la pelícual homónima que protagonizó junto a Yul Brynner.
Desde entonces, Ingrid alternó sus trabajos entre Europa y Estados Unidos, lo que derivó en una serie de trabajos de calidad irregular: “El albergue de la sexta felicidad”, de Mark Robson, “Indiscreta”, de Stanley Donen, “Flor de cactus”, junto a Walther Mathau y Goldie Hawn, “Nina”, de Vincente Minnelli y “Sonata de otoño” (1978), de Ingmar Bergman. “Una mujer llamada Golda”, una producción para la televisión de 1982, figura entre sus últimos trabajos.
Entre la vasta obra artística de esta etapa de la actriz, sobresale su pequeña pero cautivante intervención en “Asesinato en el Orient Express” (1974). En esta película dirigida por Sidney Lumet, Bergman integró un elenco internacional deslumbrante: Albert Finney, Lauren Bacall, Sean Connery, Anthony Perkins, Vanessa Redgrave, Jacqueline Bisset, Richard Widmark, Martin Balsam y John Gielgud. Su papela le valió su tercer Oscar de la Academia a la Mejor Actriz de Reparto. Los dos anteriores habían sido por “Luz que agoniza” (1944) y “Anastasia” (1956).
El legado y estatus legendario de Bergman fue reconocido por el American Film Institute, quien la incluyó en el cuarto lugar entre la lista de las grandes estrellas del cine americano de todos los tiempos. Antes figuran Katharine Hepburn, Bette Davis y Audrey Hepburn. Más abajo de Bergman están Greta Garbo, Marilyn Monroe y Elizabeth Taylor. Todo un reconocimiento, pero Ingrid Bergman (para los cinéfilos que aman “Casablanca” será eternamente Ilsa Lundt) se lo ganó.