Ocurrió en el local Alfalfa, ubicado en Ángel Cassanello 980. Delincuentes redujeron a las vendedoras y las encerraron. Se llevaron el dinero de la caja, celulares y algunas mercaderías.
Danilo Chiapello
Esta mañana en la pilchería Alfalfa no se hablaba de modas ni de últimas tendencias. Todo está “contaminado” por los dramáticos momentos que se vivieron allí la tarde del sábado.
Apoyada sobre un mostrador María Andrea Pradolini, titular del negocio, habla por teléfono de manera enérgica. Intercambia datos sobre lo ocurrido. Detrás suyo, un muchacho termina de configurar un sistema de alarmas.
Una nueva semana ha comenzado. Sin embargo nadie logra sacar de sus cabezas las imágenes del último robo que las tuvo como víctimas.
El sábado, minutos después de las 5, dos malvivientes irrumpieron en el local ubicado en Ángel Cassanello 980, casi esquina con Vélez Sarsfield.
Quienes comandaron el atraco fueron dos sujetos de unos 20 años, uno de los cuales estaba armado con un cuchillo. Ambos actuaron a cara descubierta.
Ni bien ingresaron al local arremetieron contra las empleadas a quienes, bajo amenazas de muerte, las condujeron hasta los fondos del inmueble donde hay un patio. Una vez allí las obligaron a tirarse al suelo.
Luego los rufianes regresaron al salón de ventas. Con furia, desarmaron una añeja caja registradora y sustrajeron la recaudación. También se llevaron los celulares de sus víctimas. No conformes con lo obtenido hasta allí sumaron al botín algunas mercaderías.
Según se supo hasta tuvieron tiempo de requisar cada uno de los monederos y billeteras que estaban en exhibición.
Pero el desarrollo de este robo guardaba un capítulo inesperado.
Es que en los momentos en que se daban a la fuga aparecieron en escena dos policías que cumplían con un servicio de guardia adicional, quienes rápidamente advirtieron lo que estaba pasando.
Lo que siguió fue una persecución que duró unos pocos metros hasta que uno de los ladrones fue capturado. Por su parte, el otro ladrón logró darse a la fuga.
En poder del apresado los uniformados secuestraron uno de los teléfonos celulares perteneciente a una de las chicas, como así también un cuchillo.
Estaban drogados
“Todo ocurrió ni bien las chicas abrieron el negocio, pasadas las 5”, dijo hoy María Andrea Pradolini, en diálogo con este diario.
Estaban acomodando las cosas cuando ingresan dos muchachos. Las reducen a las chicas con cuchillos tramontinas que, según me dijo después la policía, son modelo Ninja. Las tiraron al piso, vaciaron la caja, la desarmaron se llevaron también los celulares. Tenemos monederos y billeteras para la venta y todos están absolutamente vaciados y revisados.
El tema de las mercaderías lo estamos viendo todavía. Por ejemplo recién me di cuenta que de la estantería para niños faltan algunas cosas.
Los delincuentes tendrían unos 20 años. Estaban drogados por la forma en que se comportaban y por cómo hablaban.
A las chicas se las llevaron al patio y las encerraron. Los tipos agarraron y se vinieron para acá adelante, al salón de ventas. Ellas no sabían si salir, porque temían encontrarse con los tipos acá adentro todavía.
Por suerte, cuando los ladrones se iban justo pasó la policía que terminó agarrando a uno. El otro se escapó.
El comercio ya sufrió más de una decena de asaltos a mano armada. Fotos: Danilo Chiapello
“Perdí la cuenta”.
Más adelante María relató que “ya he perdido la cuenta de la cantidad de asaltos que sufrí. Antes estaba a pocos metros, en la esquina con Vélez Sarsfield y la situación era igual.
No puedo tomar ninguna medida. Por ejemplo, trabajar a puertas cerradas no es garantía de nada. La mayoría de las veces estos tipos se presentan bien vestidos, como para que no sospeches nada. No hay seguridad.
Respecto a la situación del barrio, sostuvo que “Guadalupe siempre estuvo difícil con el tema de robos. Hay temporadas que los delincuentes están tremendos y otras en las que aflojan un poco. Pero nunca pararon los robos”, sentenció.
Yo hago la denuncia porque me lo exige el seguro. Pero después del último robo el seguro me dio de baja, porque pensaban que eran auto-robos. Es algo tan desagradable, que hasta eso tenés que soportar”, sentenció.