“Si hay una expresión absoluta de lo que es el kirchnerismo, ésa es Carlos Zannini”, dijo Reutemann en la charla con El Litoral. Foto: Guillermo Di Salvatore
Dice que está entre los argentinos que quieren un cambio político en el país. El ruido por la participación del radicalismo en el frente. La presencia de Zannini en la fórmula kirchnerista.
“Si hay una expresión absoluta de lo que es el kirchnerismo, ésa es Carlos Zannini”, dijo Reutemann en la charla con El Litoral. Foto: Guillermo Di Salvatore
Mario Cáffaro
Carlos Reutemann está en campaña buscando su tercer mandato como senador nacional, en este caso desde Cambiemos la alianza que postula a Mauricio Macri como presidente de la Nación. En una charla con El Litoral, explicó que está entre el 60% de los argentinos que quiere un cambio en el país; admite que después del rechazo al tema retenciones, el Senado que integra se transformó en una escribanía y que en el recinto mandan los votos. Varias veces mencionó la importancia del rol de Carlos Zannini en la fórmula oficialista y llamó a mirar con atención los dichos de Diana Conti sobre que Daniel Scioli sería un presidente de transición.
—¿Por qué quiere seguir siendo senador?
—Después de las elecciones de 2009, no me había tomado como objetivo seguir en el Senado, las elecciones me habían resultado dificilísimas. En 2014, empecé a charlar mucho con Alejandra Vucasovich y Emilio Monzó. Me tomó mucho tiempo decidirme, fue en marzo de este año cuando se hizo Expoagro. Ellos querían que acompañara a Mauricio Macri en la boleta a presidente. Les propuse hacerlo desde el llano, sin ser candidato a nada. Insistieron en que participe para acompañarlo a Macri. Soy del grupo de personas que quieren un cambio en el país. Si uno suma quienes no votamos al oficialismo esto alcanza un 58-60%.
Estoy dentro de ese grupo. Lo vi muy entusiasmado a Macri, es una persona relativamente joven y ésa fue la única razón. No fue mi prioridad exigir una candidatura, hubiese podido acompañar desde el llano.
—¿Por qué quiere un cambio?
—Doce años de un gobierno es un tiempo prolongado. Estoy convencido de que la alternancia es importante en la democracia. He visto la confusión de política y Estado. He visto en este gobierno cómo avanzó la política dentro del Estado; lo he visto en los actos patrios, el del 25 de Mayo en la Plaza donde fue un acto netamente partidario. Los actos en el Monumento a la Bandera de Rosario no son actos patrios donde podemos participar todos, son actos partidarios. En el Monumento a la Bandera si no se es parte del oficialismo no se la pasa bien arriba del escenario; la pasa mal porque es un acto partidario. El que está en otro esquema político la pasa mal allí, se acuerdan de su madre, padre, abuela. Otra característica de estos años son los enfrentamientos, la confrontación continua, como estilo. Lo observamos cuando Kirchner era gobernador de Santa Cruz, yo lo era de Santa Fe; había estilo de confrontación que se trasladó a nivel país. Hay mucha confrontación, la famosa grieta existe. Se dan discusiones entre familiares, entre amigos.
Es llamativo cómo estos incordios llegan a reuniones familiares donde se pide no hablar de política porque hay gente que está muy a favor o muy en contra y no hay un lugar en el medio que se pueda equilibrar.
El Senado después del conflicto del 2008 se transformó en una escribanía y eso lo logró el kirchnerismo con 32 votos propios y cinco aliados.
Después del 2008, nunca más ingresó nada en el recinto que no estuviese el oficialismo seguro de tener los votos para aprobarlo. La única vez que estuvo cerca fue con el pliego de Daniel Reposo como procurador General y cuando corroboraron que les faltaba un voto, retiraron el pliego.
Luego, se transformó en disciplina partidaria, escribanía. Lo que pasó en el Senado lo intentaron hacer con el avance sobre el Poder Judicial. Se vio cuando Bonadío se metió en el tema Hotesur o cuando Cabral quiso investigar, ni siquiera acusar, investigar. En el Consejo de la Magistratura, intentan tener el mismo dominio que tuvieron en el Senado. Lo peor que nos puede pasar a los argentinos es que el Poder Judicial dependa de la política.
—De los tres principales candidatos, ¿cree que están en condiciones de superar la grieta
—En las intenciones de los tres se lo ve, con mucha más precaución en el candidato del oficialismo. No conozco con precisiones la relación del candidato del oficialismo con el núcleo del Frente para la Victoria. Dio la impresión de que el kirchnerismo hubiese preferido tener un candidato más del riñón propio, por ejemplo un Zannini candidato a presidente. La relación entre Scioli y el kirchnerismo se la vio con muchos altibajos.
Apareció en un momento la candidatura de Randazzo y cuentan que nació en la oficina de Zannini. Después se dio lo contrario, el Frente para la Victoria tiene su candidato, más un candidato a vicepresidente que representa al kirchnerismo en toda su expresión. Si hay una expresión absoluta de lo que es el kirchnerismo ésa es Zannini.
—Usted hace hincapié en que los principales sectores productivos santafesinos están afectados por la política económica. Sin embargo, en las Paso el más votado fue Scioli. ¿Cuál es su opinión?
—La diferencia entre Scioli y Macri en Santa Fe no llegó a un punto. Es una elección cerrada. El oficialismo no saca el porcentaje de Cristina en el 2011 que fue del 37%; Scioli está en el 31%, en elecciones intermedias, el Frente para la Victoria sacó el 21. Hizo una buena elección pero en los departamentos del centro oeste ganó Macri. Fue en General López, Belgrano, Caseros, San Martín, Castellanos, Las Colonias, todos muy vinculados a la producción. El oficialismo tiene un núcleo importante (Santa Fe, Rosario, zona costera) donde hay más planes sociales.
Andando por la provincia se notan los tres tercios: por un lado sectores productivos; otros muy preocupados por las seguridad y la droga, y el tercio de personas que tienen planes sociales donde está el temor de que cualquier persona que gane, que no sea el oficialismo, se los va a sacar.
—¿Pero hay leyes que los protegen?
—Salió la ley por asignación universal por hijo de los cuales hay casi 260.000 planes en la provincia. Fue un proyecto de Carrió, Cristina lo hace por decreto. Ahora es ley, pero aunque sea una ley, el boca a boca sigue y mucha gente ni está enterada de la ley.
—Los senadores representan a las provincias. Si es reelecto jugará un rol diferente o cree que seguirá en esta misma situación?
—El Senado actual está en una situación extremadamente compleja.
Sería muy fácil decir que si soy senador voy a hacer que hagan los puentes que faltan, las rutas que faltan; es muy fácil decirlo, es todo marketing. La realidad indica lo contrario. En el esquema de estos años no la pasé bien. Es más fácil estar en el oficialismo, estar en la carpa del oficialismo, protegido por el calor oficial, estás más tranquilo. En política, siempre hay que dar respuestas y es más fácil ser oficialista, cuando uno va a un lugar siempre la gente necesita apoyo para la escuela, el Samco, la comuna, ya lo sabemos. Por defender algo en su momento que era del interés de los santafesinos tomé una posición que después políticamente me juega en contra.
Escenarios futuros —En el caso de que Scioli sea un presidente más peronista que kirchnerista. ¿Usted podría estar más cerca de él? —La leyenda dice que el justicialismo se alinea detrás del que tiene la lapicera. Mi análisis personal y viendo cómo ellos se han movido en estos años, la inclusión de Zannini como vicepresidente no es un dato menor. La forma en que fue anunciada fue muy sorpresiva, en un canal de cable, fue raro. Las listas de legisladores nacionales del Frente para la Victoria están hechas de puño y letra de Cristina Kirchner. Por lo visto en estos años, no les veo que salten el cerco; ideológicamente tienen una formación más dura, más estricta, más ideologizada, más fanatizada. El cuadro es este, cómo va a actuar en determinada circunstancias no lo puedo saber. Los que leen la política advierten que Zannini no es Mariotto. —El Congreso no cambiará demasiado en números, ¿como ve a Macri presidente? —Tiene como antecedente que en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires no tiene mayoría y ha podido consensuar proyectos. Llegado este caso entran a jugar la política y los consensos. Si la comunidad vota para un cambio a lo mejor un sector le dará un tiempo razonable para ver cómo avanza en sus ideas. Se tendrá que consensuar y es difícil prever hasta cuándo. Entran a jugar cuestiones que tienen que ver con proyectos de Nación donde se beneficie todo el país en una dirección o si entran a facturarle para posiciones futuras. Es un signo de interrogación. ¿Cristina estará pensando en volver en el 2019? Nadie lo sabe, no hay que dejar de lado lo que dice Diana Conti.
—¿Le hace ruido que el radicalismo forme parte de Cambiemos? —Se nota una situación que dentro del radicalismo tampoco está clara. Hay un sector que apoyó en la convención de Gualeguaychú a Ernesto Sanz y otro no. Es ambigua la posición. En Santa Fe, quizá es la provincia donde más clara está la posición. Hay un sector del radicalismo que participa del Frente Progresista que votó en contra del acuerdo en Gualeguaychú. De ese esquema yo no participé nunca. El discurso es muy ambiguo. Hay un sector que dice: ‘”Lo peor que le pasó al radicalismo es la alianza con Macri”, otro sector dice que lo vota a Macri. Yo soy candidato de Macri y van a cortar la boleta, estamos empantanados. —En Santa Fe, es impensada la foto de Macri con usted y los radicales. —Sí es imposible, lo han dicho públicamente. Lo que sí es cierto es que el auspicio del candidato a senador de ellos (por Binner) seguramente no lo va a ayudar a Macri porque le va a votar todo en contra. Entramos en una serie de contradicciones difíciles de explicar. —La otra aliada es Carrió con la que tiene buen diálogo. —Sí, tengo buena relación desde 1994. Me gusta su estilo, dice que lo que piensa, ha transitado los años de la política en ese camino. La respeto, me gusta su forma de ser. Tengo buena onda. Hay muchas cosas que dice con las que estoy de acuerdo.