Destrozos y robo en agencia de quiniela

El Litoral

Un radiograbador y la reposición del vidrio de la puerta fue el saldo que debió pagar Ernesto Gutiérrez por el accionar de vándalos que por segunda vez en los últimos 30 días atacaron la Agencia de Quiniela Recoleta, que funciona en el corazón del barrio homónimo.

Una vecina advirtió que la puerta de la casa de apuestas de calle San Martín 3308 había sufrido un nuevo ataque y a primera hora de la mañana se comunicó con sus propietarios para contarles la mala noticia.
Esta vez -el 15 de septiembre ya habían tenido que reemplazar el vidrio por un ataque similar-, los improvisados ladrones ingresaron al comercio tras destrozar la parte baja del blíndex. En su raid se llevaron un moderno radiograbador y dejaron sobre el mostrador un cajón revuelto, seguramente en busca de un dinero que no encontraron.

A primera vista no tocaron nada más; y huyeron dejando un daño mayor que el botín, porque esta mañana hubo que reparar la puerta de vidrio.

Por segunda vez

“Es la segunda vez en un mes que me rompen la puerta, con la diferencia que esta vez entraron”, dijo con bronca Gutiérrez, que perdió media mañana de trabajo barriendo las esquirlas y llamando al vidriero.
Aparentemente el acto vandálico se produjo en horas de la madrugada y algún otro vecino atento le colocó un cartón a la entrada para disimular el hueco.

Aunque son consecuencias graves, el hecho es uno más de los tantos que se vienen registrando enla zona de la Recoleta, y que tiene a los vecinos en alerta permanente ante la presencia constante de desconocidos que han tomado el barrio como campo de acción.

Sin ir más lejos, El Litoral se hizo eco esta semana de la situación de un inmueble de la misma manzana -por calle 25 de Mayo al 3300-, donde pernoctan “ocupas vip” que tienen virtualmente usurpada una propiedad abandonada.

Cabe recordar que a la vuelta, en Obispo Gelabert al 2400, el local de comidas Ohashi Saiki fue asaltado cuatro veces en menos de un mes. El último robo fue el domingo 27 de septiembre pasado, cuando manos anónimas se llevaron la caja registradora tras violentar algunas aberturas del negocio.