Remo Erdosain
Remo Erdosain
Garúa. Como en el tango. Como en el tango pero de mañana. No hace frío pero este mes de noviembre no es el habitual en Santa Fe. Desde el ventanal se contempla una ciudad desolada. Sólo en el interior del bar, la vida parece recuperar sus tonos, voces, olores a pan tostado y café; los diarios desparramados sobre las mesas de madera. —Está triste la ciudad con la lluvia -comenta José. —Más triste van a estar ustedes el 23 de noviembre -responde Marcial al toque. —No festejen por anticipado. —Por anticipado estamos festejando. La elección ya se resolvió el 25 de octubre; ahora sólo queda saber a cuánto asciende el premio. —Pobre pueblo -exclama José-, pobre pueblo en manos de los energúmenos del neoliberalismo. —Pobre pueblo -repite Abel- pobre pueblo que tuvo que soportar todo esto durante doce años. —Nunca se reconocieron tantos derechos, nunca la justicia social fue tan evidente y todo eso puede llegar a perderse por una votación equivocada -se lamenta José. —Acá los únicos que van a perder -replica Marcial- son los sinvergüenzas que se la llevaron en pala todos estos años y los parásitos que viven del presupuesto. —Si conocen algún delito, denúncienlo a la Justicia -responde José. —A la Justicia que ustedes manejan -reacciono- o intentan manejar; a la Justicia que después de diez meses no está en condiciones de saber si a Nisman lo mataron o se suicidó. —Digan lo que digan -expresa José-, lo cierto es que al pueblo se le viene la noche. —No me hagás reír; si nosotros somos la noche quiere decir que ustedes son el día, la luz, los pajaritos de colores... no me hagás reír; nos van a dejar un país en ruinas, con inflación, sin reservas, con millones de pobres, en default y todavía tienen el tupé de decir que representan los intereses populares -se exalta Marcial. —Si nosotros no somos los intereses populares -replica José-, quiere decir que el representante de esos intereses sos vos y los tipos que piensan como vos, que siempre se cagaron en los pobres. —Yo no tengo nada contra los pobres; es más, el pobre con dignidad, el pobre que trabaja y la pelea en serio se merece el mayor de mis respetos; con lo que no tengo nada que ver es con los avivados y ventajeros, con los barrabravas y lúmpenes que en nombre de la pobreza cometen toda clase de tropelías sabiendo de antemano que tipos como ustedes los van a proteger, algunos porque son boludos y otros porque son socios o se están haciendo millonarios en nombre de la defensa de los pobres. —Vos a los pobres no le perdonás un defecto, pero a los parásitos de tus amigos le dejás pasar todas. —Te equivocás en eso; a mí los parásitos me merecen el mayor de los desprecios y no me importa la clase social a la que pertenezcan. —Yo puedo admitir -subrayo- que las cosas no son tan extremas; que nadie puede arrogarse la titularidad de todas las virtudes y nadie se le puede imputar la totalidad de los defectos, pero lo que no comparto para nada son las campañas electorales fundadas en el miedo, no comparto que un ministro se valga del terror que despierta el cáncer para obtener dividendos electorales. —El ministro Gollán -reacciona José- afirma que le hackearon la página. —¿Y vos te creés ese cuento? -pregunta Abel. —No lo creo ni lo dejo de creer, entre otras cosas porque no estoy del todo seguro que no sea cierto, que efectivamente si llegan al poder los neoliberales terminen, en nombre de las virtudes ciegas del mercado, con todas las conquistas sociales. —En primer lugar -enfatizo- no sé de ningún candidato de Cambiemos que haya dicho algo parecido. En segundo lugar, en la gestión en ciudad de Buenos Aires los macristas no hicieron nada parecido, por lo que tengo derecho a pensar que están sembrando el miedo por razones bastardas y, lo que es peor, están aterrorizando a la gente que realmente necesita esos servicios. —Ustedes digan lo que les parezca -responde José- pero yo tengo memoria y sé muy bien cuáles fueron los resultados de las políticas neoliberales de los años noventa. —Te recuerdo -apunta Marcial- que en esos años todos los que vos defendés ahora fueron gobierno, apoyaron esas políticas, se enriquecieron en nombre de ellas y si alguna vez las criticaron fue porque se quedaron afuera del curro. —Yo corregiría un detalle -agrega Abel- todos los que ahora se hacen los nac&pop se enriquecieron con Menem, en tanto que los Kirchner se enriquecieron con él; y antes, con la dictadura militar. —En homenaje a la verdad -manifiesto- agregaría un detalle: muchos de los actuales K fueron opositores a Menem, y fueron tan opositores que después integraron el gobierno de la Alianza: pienso en Chacho Álvarez, Nilda Garré, Héctor Timerman, Rafael Bielsa, Abal Medina, Jozami, Diana Conti... es decir... toda la llamada izquierda K fue una animadora militante de la Alianza liderada por Fernando de la Rúa. —Ésa es una chicana de baja estofa -responde José- los compañeros se fueron cuando De la Rúa se entregó al neoliberalismo. —Te recuerdo que quien lo convenció a De la Rúa de que Cavallo era la solución, fue Chacho Álvarez. Y que el compañero de la Banelco, el señor Flamarique, era un puntero de Chacho Álvarez. —Esta Argentina es de no creer -exclama Marcial- agitan el fantasma de los noventa, aterrorizan a la pobre gente diciendo que se va a retornar a esos tiempos siniestros, cuando en realidad los exponentes más rancios de esa década fueron ellos. —Nosotros lo derrotamos a Menem. —Mas o menos -corrige Abel-, no te olvides que Menem sacó más votos que tu admirado Néstor. —Pero no hubo segunda vuelta porque Kirchner le ganaba a Menem por goleada. —Kirchner no le ganaba a Menem por goleada, los que le íbamos a ganar a Menem éramos nosotros, los ciudadanos de a pie que estábamos dispuestos a votar a Kirchner no porque fuera lindo o feo, sino porque era el único candidato en condiciones de derrotar a la Comadreja de Anillaco, que, dicho sea al pasar, hoy no está preso porque los compañeros K lo protegen. —Muchos de nosotros, ahora -digo-, lo vamos a votar a Macri, no tanto por sus virtudes, que tal vez las tenga, sino porque es la herramienta histórica para ponerle fin al régimen kirchnerista. —Kirchner fue una superación del menemismo -acota José-, pero Macri es un retroceso. —Eso decís vos -responde Marcial. —Yo supongo que Macri se esforzará por hacer un bueno gobierno -explica Abel- pero ya es importante que los derrote a los Kirchner. —No comparto -concluye Marcial.