Enrique Cruz (h)
Ignacio Malcorra, una de las figuras de Unión en el clásico, dijo que “me di cuenta que lo ganábamos con el pitazo final”.
Enrique Cruz (h)
—¿Cuándo te diste cuenta que ganaban el clásico?
—Cuando Espinoza pitó el final del partido, no antes.
Ignacio Malcorra estuvo anoche en “Café con Fútbol” y habló largo y tendido del clásico y de todo lo que ha vivido desde su llegada a Santa Fe.
—Ascendiste con Unión e imagino que la alegría habrá sido muy grande. La del sábado, ¿la superó?
—Mirá, la verdad es que nunca pensé que se vivía con tanta pasión el clásico. Siempre hablo con mis compañeros, sobre todo con el “Pipa” Villar, que sacando Boca-River los vivió a todos. Y él siempre me cuenta las cosas que pasan en Rosario, que son realmente increíbles. En una de ésas, allá se vive con más locura todavía, pero me sorprendió lo de Santa Fe. La gente no para de agradecerte, he salido en estos días a hacer mis cosas habituales y siento que hay un agradecimiento que supera todo lo pensado.
—¿Jugaron el mejor partido del torneo?
—Ya contra Boca habíamos jugado un buen partido y se nos escapó. Lo que pasa es que el sábado estuvimos todos en un nivel muy bueno, no hubo puntos flojos ni fisuras. Además, el planteo de Leo fue perfecto, salió todo tal como lo planificó. Nos dimos cuenta enseguida de que estaba todo previsto.
—Hubo un par de jugadas, entre ellas el gol de Soldano, en las que vino el desborde y el centro atrás que siempre le duele a los defensores. ¿Eso también formó parte de la planificación o es lo que hay que hacer siempre?
—En la jugada del gol de Franco levanté dos veces la cabeza y vi que no sólo entra él, sino dos o tres más, no recuerdo bien. En esa clase de jugadas en las que uno desborda, o tirás el centro atrás o metés la pelota bien profunda por delante de los defensores, porque si alguno quiere rechazarla la mete adentro o la puede aprovechar el que llega por el segundo palo. Lo que pasa es que cuando hago eso, los volantes defensivos me gritan de todo porque no les tiro el centro atrás. Así que en esta jugada me acordé y levanté la cabeza para ver los que entraban por detrás.
—¿Lo toman con tranquilidad?
—Sabemos que ganamos un partido que hace feliz a la gente. Y no te puedo negar que a nosotros también. Pero este grupo es muy humilde, somos todos iguales, no hay ninguno que se la crea ni que sea figura, se ha formado un muy buen grupo humano y ahí está un poco el secreto de todo lo que hemos conseguido, poco o mucho, en este tiempo.
—¿Con quién te llevás mejor?
—Con todos. En las concentraciones, comparto la pieza con el “Pipa” Villar... Es el más experimentado, pero no te creas que el más serio. A la hora de las bromas y de la diversión, es uno de los peores...
—¿Y el tema de los tiros libres?
—Tenemos una barrera movible y la llevamos para todos lados. No soy yo solamente el que la usa, casi todos le pegamos. Y algunos lo hacen realmente bien.
—Como Martínez, por ejemplo... ¿Le dejarías un tiro libre a Brítez?
—(Risas) Aunque no lo creas, Emanuel es uno de los que usa la barrera y se queda pateando tiros libres después de los entrenamientos.
—Teófilo Cubillas hizo un gol en el Mundial de Argentina, pegándole por afuera de la barrera con la cara externa del pie derecho, parándose como si fuera a darle de zurda a la pelota. Fue un gol antológico reconocido por Fifa. ¿Explicá el que le hiciste a Temperley?
—Era para un diestro, pero vi que el arquero estaba muy volcado a su palo izquierdo. Le iba a pegar Mauricio Martínez y la verdad es que era para él. Me tuve confianza y se la pedí. La verdad es que le entré muy bien, con mucho chanfle y la pelota hizo la comba justa por afuera de la barrera y se metió en el ángulo superior derecho.
—Supongamos que seguís teniendo actuaciones como la del sábado y te vienen a buscar. ¿Te gustaría un grande del país, de Europa o de dónde?
—Unión es dueño del 50 por ciento y el otro porcentaje me corresponde a mí. Estoy muy cómodo acá en Santa Fe y no me puse a pensar en qué club me gustaría jugar. Siempre me llamó la atención el fútbol brasileño.
—Más espacios, menos marca, más técnica...
—Me gusta el fútbol brasileño y llegado el momento, me encantaría tener la posibilidad de jugar allí.