El Litoral
El Partido Progresista y el el Partido Social Democrático complicaron a la mandataria de cara a la votación sobre si habrá o no juicio político el domingo en la Cámara de Diputados.
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Télam
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aseguró este miércoles que luchará "hasta el último minuto del segundo tiempo" para intentar evitar el juicio político que se votará el domingo en la Cámara de Diputados, aunque su situación se complicó a partir de la decisión dos partidos hasta ahora integrantes de la coalición gobernante de apoyar el proceso destituyente que la acusa de violar la Ley de Responsabilidad Fiscal por créditos complementarios en el presupuesto.
Uno de ellos es el Partido Progresista (PP), que cuenta con el cuarto bloque en la Cámara de Diputados, 47 de 513 diputados, aunque nueve anunciaron que mantendrán su voto a favor de la presidenta y otros cuatro estaban indecisos, en tanto el vicepresidente Michel Temer, señalado ayer por Rousseff como "uno de los jefes de la conspiración", se declaró "preparado" para asumir la jefatura del Estado.
El otro es el Partido Social Democrático (PSD), cuyo líder en la cámara baja, Rogério Rosso, anunció esta noche que cerca de 80 por ciento de sus 38 diputados votarán a favor de la continuidad del proceso a la jefa del Estado.
A ellos se suman el Partido Republicano Brasileño (PRB, conservador), que tiene 22 diputados y ya ayer había anunciado su alejamiento de la alianza gobernante y su apoyo al impeachment.
La ruptura del PP con la alianza de gobierno quedó evidenciada hoy con la renuncia del ministro de Integración Nacional, Gilberto Occhi, hombre de buen diálogo con Rousseff, quien en charla con periodistas esta tarde en el Palacio Planalto, en Brasilia, insistió en que el proceso de impeachment constituye un golpe y convocó a un pacto nacional "sin vencedores ni vencidos" en caso de superar el proceso.
La mandataria, cuya base en el Congreso se ha desmoronado en las últimas horas, dio una señal sobre algún escenario futuro al afirmar que si bien no está de acuerdo, "respeta la idea" de llamar a nuevas elecciones como propone parte del Senado, ante la inminencia de un posible gobierno de Temer que podría tener problemas de legitimidad.
En cambio, el vicepresidente rechazó esa posibilidad y aseguró que en caso de asumir el cargo está dispuesto a terminar el mandato de Rousseff hasta el 31 de diciembre de 2018, porque, sostuvo, lo contrario "sería romper la Constitución".
"Si el destino me lleva a esta función, y aclaro que hay que esperar los acontecimientos, está claro que estaré preparado, porque lo que pauta mi actividad es exactamente el diálogo; no es que yo solo sea capaz individualmente, pero sé de la fuerza del diálogo con varios sectores para salir de la crisis", dijo Temer en una entrevista con el canal Globonews y el portal del diario O Estado de San Pablo.
Sin embargo, aclaró que si la oposición es derrotada el domingo, continuará en el cargo por su "convivencia con el gobierno, que siempre fue institucional".
Miembros del gabinete de Rousseff ya admitieron reservadamente la posibilidad de derrota en la votación del próximo domingo. "La batalla para evitar la caída de Dilma Rousseff está perdida, admiten ministros, hay consenso respecto de que el gobierno enfrenta su peor momento", escribió hoy el diario Folha de San Pablo.
Mientras tanto, los alrededores de la sede del Parlamento brasileño, en Brasilia, eran escenario hoy de intensos movimientos y desplazamientos de oficialistas y opositores que pretenden montar guardia y presencia desde el viernes hasta el domingo, en que tendrá lugar la histórica sesión parlamentaria.
Al respecto, la oposición cuestionó la construcción de un vallado de un kilómetro de extensión colocado en la avenida central, que atraviesa la Explanada de los Ministerios y permitirá que se manifiesten simultáneamente opositores y oficialistas sin riesgo de que haya enfrentamientos.
La agrupación Ven a la Calle protestó por la construcción del vallado y recordó que en su momento hizo un pedido ante la justicia para que se autorice la movilización de un solo grupo frente al Congreso, y que el otro se concentre a más de un kilómetro del Legislativo.
"Si se cumple la ley con rigor la Explanada de los Ministerios debería ser nuestra pues nosotros solicitamos hace tiempo a la Secretaría de Seguridad de Brasilia el derecho al uso del espacio", dijo Jailton Almeida, coordinador de Ven a la Calle en Brasilia.
La muralla de placas metálicas de dos metros de altura ya fue instalada desde el Congreso hasta la Catedral, en el cantero central de la avenida Eje Monumental, donde el domingo habrá 4.000 policías militarizados apoyados por helicópteros y un número no definido de miembros de la Guardia Nacional.