El Litoral
Con dos tercios de los votos escrutados, ambos obtenían cerca del 60 por ciento de los votos emitidos.
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DPA
El multimillonario Donald Trump y la ex secretaria de Estado Hillary Clinton arrasaron este martes en las primarias republicanas y demócratas del estado de Nueva York, respectivamente, según los resultados provisionales.
El multimillonario necesitaba una contundente victoria frente a sus rivales - el hispano Ted Cruz y el gobernador de Ohio, John Kasich - para poder avanzar con paso firme hacia la nominación republicana. Y, finalmente, Trump los aplastó, logrando más votos de los que prevían las encuestas.
Con el 73 por ciento de los votos escrutados hasta ahora, Trump sería el precandidato republicano más votado al lograr el 60,2 por ciento de los votos, mientras que Kasich lograría un 24,9 por ciento y Cruz tendría que conformarse con un 14,9 por ciento de apoyos.
"Ha sido una semana fántastica", proclamó un triunfante Trump en la sede su campaña en la Torre Trump, en el corazón de Manhattan. Según el magnate, la carrera republicana hacia la Casa Blanca está prácticamente acabada, ya que Cruz está "matemáticamente eliminado" tras su derrota en Nueva York.
Si los resultados se confirman, Trump habría logrado superar el listón del 50 por ciento de votos en Nueva York, alcanzando, de ese modo, los 95 delegados que estaban en juego en las primarias republicanas de su estado natal.
Clinton, que cuenta hasta ahora con una amplia ventaja de delegados sobre su rival Bernie Sanders, necesitaba ganar en Nueva York para que su candidatura no fuera cuestionada dentro de su propio partido.
Sanders, candidato preferido del ala izquierda del Partido Demócrata, había ganado ocho de las últimas nueve primarias de ese partido. Pero la ex primera dama logró frenarlo en Nueva York.
Las primarias de Nueva York eran cerradas, es decir, sólo los votantes registrados como demócratas podían participar en las elecciones internas del Partido Demócrata. Esto dio ventaja a Clinton en las urnas.
A Sanders se le resistió Nueva York, ya que el senador no ha podido contar con los votos de los votantes independientes, que le han ayudado a cosechar importantes victorias en otros estados.
Finalmente, tal y como predecían las encuestas, Clinton se impuso a su rival con un fuerte margen. Con el 75 por ciento de los votos escrutados en las elecciones internas del Partido Demócrata, Clinton obtendría un 57,9 por ciento de los votos y Sanders lograría el 42,1 por ciento de los votos.
"No hay nada como estar en casa", dijo Clinton a sus seguidores en su discurso de la victoria en la ciudad de Nueva York. La ex primera dama se mostró convencida de que acabará ganando la nominación del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre.
"Hay más cosas que nos unen que las que nos dividen", dijo Clinton, quien se mostró "agradecida" por el apoyo de los neoyorquinos. En Nueva York estaban en juego 247 demócratas.
Por primera vez en décadas, las elecciones internas del Partido Demócrata y del Republicano en Nueva York han tenido un papel imporante dentro del proceso de nominación presidencial, al allanar el camino de Trump y Clinton hacia la candidatura de sus respectivos partidos.
Para ser el nominado republicano se necesitan al menos 1.237 delegados de los 2.472 que participarán en julio en la Convención Nacional Republicana. Y para ser el candidato demócrata se necesita lograr el apoyo de al menos 2.382 delegados de los 4.763 que se darán cita en julio la Convención Nacional Demócrata.
Curiosamente estas primarias eran muy neoyorquinas, ya que tres de los candidatos tenían vínculos con este estado: Clinton fue senadora por Nueva York, Trump nació y creció en Queens y montó su imperio en la ciudad de los rascacielos y el senador Bernie Sanders se crió en Brooklyn y nunca ha perdido el acento a pesar de llevar cuatro décadas viviendo en el estado de Vermont.
En cambio, el senador por Texas, Ted Cruz, jugó en terreno hostil. El senador hispano identificó durante la campaña electoral, despectivamente, a Trump con los "valores de Nueva York". Los valores de Nueva York, aclaró el ultraconservador Cruz en un debate en enero, son progresistas y favorables al matrimonio homosexual y al aborto.
Los republicanos neoyorquinos acabaron castigando a Cruz en las urnas, pues el senador hispano quedó tercero, por detrás de Trump y Kasich, el precandidato más moderado de los tres.