Salomé Crespo
A Precios Claros y Precios Cuidados se suman las promociones de los bancos y de las cadenas de supermercados. Elegir dónde comprar para disminuir el monto total del ticket requiere de técnicas y estrategias. La dificultad: disponer del tiempo suficiente que demanda la tarea.
Salomé Crespo
[email protected] Twitter: @salomecrespok En las góndolas de los supermercados de la ciudad abundan las ofertas de productos y precios. La inflación corre de cerca a los consumidores y resulta inevitable el ajuste a la hora de hacer la lista del súper. A la nube de carteles con descuentos, tarjetas especiales de cada cadena comercial, promociones 2 x 1 y planes de financiación con tarjetas de determinados bancos, se suman los programas nacionales Precios Claros y Precios Cuidados. El primero, impulsado por la gestión de Mauricio Macri, comenzó a implementarse en la capital provincial desde la semana pasada en las cadenas de supermercados Coto, Wal-Mart y Día %. Al estar disponible mediante una aplicación para celulares —es posible descargarla desde el play store— y la web preciosclaros.gob.ar, permite comparar precios de determinados productos, según la ubicación del consumidor, sobre la base de una lista que las firmas confeccionan y envían a la Secretaría de Comercio de la Nación. La gestión termina siendo un tanto incómoda. Es que es posible que para un santafesino el precio más bajo de la leche que consume lo ofrezca Coto, mientras que el aceite esté más barato en Wal-Mart. Entre un emplazamiento y el otro hay 5,2 kilómetros de distancia. A ésto hay que sumarle que es necesario contar con una buena conexión Wifi. El que viene resistiendo el cambio de gestión a nivel nacional es el programa de Precios Cuidados. La renovación de la lista de valores preferenciales entró en vigencia el 7 de este mes y permanecerá hasta el 6 de septiembre de este año. En la ciudad, son siete los supermercados adheridos, según el sitio precioscuidados.gob.ar: los nacionales Coto, Wal-Mart, Supermercado Día %, Dar y los locales El Túnel, Alvear y Kilbel. Aunque en una recorrida que realizó El Litoral pudo comprobar que la cadena santafesina J.K. Kilgelmann ofrece Precios Cuidados y no está en el listado oficial. Como también hay otros que sí aparecen, pero no tienen los productos en góndola. Una realidad compleja y costosa El presidente de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Santa Fe, Gabriel Silva, calificó al programa Precios Claros como una “muy buena iniciativa”, pero reconoció que poner en práctica la aplicación resulta difícil. “Facilita que el consumidor pueda conocer cuál es el precio más económico del artículo que busca, según donde está situado. Pero las Pymes no están obligadas a hacerlo, ni los costos les darían para poner personal para informar a la Secretaría de Comercio de la Nación sus listados de precios. Es un proceso que se lanzó pero se debe completar”, precisó Silva. Por otro lado, indicó que las listas de precios que se publican para comparar, dependen de cada empresa y no hay precisión uniforme de los artículos. Respecto del Precios Cuidados consideró que se sigue aplicando “en la medida de lo posible y no como se pretende”. Es que el programa, explicó Silva, “permite que los supermercados coloquen distintos productos de cada rubro en función de la relación que tengan con los proveedores. Pero hoy se está haciendo muy difícil tener los productos en góndola y por ahí ponen un producto en Precio Cuidado que no tiene continuidad de stock”. Es decir que el programa está sujeto a la disponibilidad de artículos. ¿Cómo hacer rendir el “mango”? Mientras tanto, los santafesinos buscan entre las góndolas la manera de hacer rendir el dinero y “gambetear” la suba de precios. Concentrados, mirando fijo la rotulación de los artículos, empujan el chango vacío, que pesa como un camión de lo que cuesta cargarlo.
“Viene la misma cantidad de gente, pero con menos plata” Las despensas y almacenes de barrio son una alternativa para el ajuste. Es que si bien se da el mismo incremento de precios que en los supermercados, la posibilidad de fraccionar los productos reduce el costo. María atiende la despensa Las Chicas, de la diagonal Martínez al 2600 en barrio Mayoraz, que tiene “las mejores milas de Santa Fe”, según afirmó. Es oriunda de Bilbao, España y si bien los vaivenes de la economía argenta le son ajenos, puede explicar perfectamente cómo se comportan sus clientes en la actualidad. “Hace un mes estaba todo parado, ahora se frenó la caída de las ventas. No repuntó, pero no siguió cayendo. Lo que veo es que viene la misma cantidad de gente, pero con menos plata. Buscan artículos más chiquitos, fraccionan más”, aseguró y brindó un ejemplo claro: “Yo acá vendo muchas milanesas, antes los clientes se llevaban de un kilo para arriba, ahora cuentan las que comen cada uno de la familia y llevan eso”. El requerimiento de segundas marcas —y más económicas— es otro cambio que notó la almacenera en el último mes. “Vendía sólo lácteos de La Serenísima pero me empezaron a pedir marcas más baratas. Así que ya llamé a otro proveedor”, explicó.
"No conozco los Precios Claros. Yo me fijo en todo y compro lo que está más barato. Si no, no se puede, todos achicamos la lista porque ya no se puede comprar. La carne por ejemplo: antes compraba por kilo, ahora en vez de comprar pulpa compro picada porque resulta más barato y podés cocinar algo que rinde más”. Divina Vecina de barrio Sargento Cabral
No todos los supermercados de la ciudad disponen de los programas nacionales de precios pero sí ofrecen descuentos, promociones y planes de pago. Foto: Flavio Raina
En una recorrida que realizó El Litoral por algunos supermercados de la ciudad resultó evidente que el interés por las ofertas, por los Precios Claros o Cuidados depende del barrio en que esté ubicado el comercio y la conformación de la familia a alimentar. “Y no sé querida, no me compro un saco o un plasma. Pero a la comida no la tocamos”, respondió una señora a la salida del supermercado Alvear —Alvear 3900— de barrio Candioti Norte, cuando se le preguntó si buscaba ofertas y cómo hacía para hacer rendir la plata en tiempos de inflación. La firma ofrece el pago de la compra mediante tarjeta de crédito con descuentos de los bancos, como también obtener rebajas con la tarjeta Clientazo de la casa. Hasta el momento, si bien aparece en la web de los Precios Cuidados no dispone de productos dentro del plan. La firma local Kilbel también dispone de alternativas de pago similares y descuentos, como también los Precios Cuidados en góndola. “Sí, la gente pregunta. Por eso, tenemos expuesta la lista en la puerta y también tenemos la lista alternativa”, explicó una empleada en una sucursal de calle Corrientes al 2800. En la sucursal de la cadena Día % de calle Salta al 2800 están señalados algunos de los productos incluidos en Precios Cuidados, pero no estaban disponibles. Sólo había latas de choclo amarillo. “Los carteles no están porque la gente los arranca”, explicó una cajera. Lo que sí había eran artículos con rebajas que aplica la firma. Cerca del mediodía de un jueves, en la sucursal del supermercado Kilgelmann de la avenida General Paz al 4400, el tráfico de changos entre las góndolas era altísimo. La firma dispone de una completa lista de 100 productos —divididos entre comestibles y bebidas— de Precios Cuidados, visiblemente identificados en el ingreso. “Hace una semana actualizamos la lista, la gente se está acostumbrando a mirar, a buscar los precios porque aparte nosotros siempre lo tenemos exhibido como política de la empresa, en las ocho sucursales”, explicó la encargada, Cora Robledo. Es que, en época de crisis “es común que la gente se vuelque a las ofertas... preguntan y preguntan”.
"Compro las ofertas de una semana a otra, según los descuentos y de acuerdo a eso organizo el menú. Hoy, tengo descuentos con las tarjeta de mi banco entonces vine. Tengo dos hijos en edad escolar, adolescentes, que necesitan alimentarse mucho”. Viviana Vecina de Sargento Cabral
"Conozco el plan de Precios Cuidados pero no lo tengo en cuenta porque no tienen base fija y varían según donde uno compra. Para que rinda el dinero hay que pagar de contado, con las tarjetas uno no se da cuenta lo que gasta. Pero si se gasta lo que hay en el bolsillo, uno compra lo justo y necesario. Y en el momento”. José Vecino de barrio Siete Jefes