El Litoral
El presidente estadounidense y el primer ministro japonés lanzaron la consigna desde la ciudad de Hiroshima.
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DPA
El presidente estadounidense, Barack Obama, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, defendieron hoy en la ciudad de Hiroshima un mundo sin armas nucleares.
"Puede que no alcancemos este objetivo mientras yo viva. Pero con esfuerzos constantes podremos evitar la posibilidad de una catástrofe", dijo Obama el viernes tras colocar una corona de flores blancas en el Monumento de la Paz. "Tenemos que aprender la lección de Hiroshima."
"Es nuestra responsabilidad crear un mundo sin armas atómicas", dijo también Abe. Da igual lo difícil que sea o lo que se tarde en conseguir.
Obama se convirtió en el primer mandatario en funciones de su país en visitar la ciudad del oeste de Japón sobre la que Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica hace 71 años, al final de la Segunda Guerra Mundial.
Abe y Obama se acercaron hasta el monumento en el que se lee: "Que todas las almas descansen aquí en paz; pues nosotros no repetiremos el mal". Cada uno colocó una corona de flores, Abe hizo una reverencia y el estadounidense cerró brevemente los ojos. Luego se dieron la mano en señal de reconciliación.
"Hace 71 años, en una mañana brillante sin nubes, la muerte cayó del cielo y el mundo cambió", dijo Obama sobre el bombardeo del 6 de agosto de 1945. Se calcula que de los 350.000 habitantes murieron instantáneamente unos 70.000 y hasta finales de año se calcula que lo hicieron unas 140.000.
"Un destello de luz y un muro de fuego destruyeron la ciudad y demostraron que la humanidad posee los medios para autodestruirse", añadió el presidente.
"Recordamos a los inocentes que murieron durante esta guerra", indicó Obama en su discurso de 20 minutos. Estados Unidos y Japón aprendieron de sus errores y se reconciliaron, el mundo es responsable de que esto no se repita.
"¿Por qué venimos a este lugar, a Hiroshima?", se preguntó. "Venimos a reflexionar sobre la terrible fuerza desatada en un pasado no tan distante. Venimos a recordar a los muertos".
Aunque no ofreció una disculpa, Obama dejó claro que hay que trabajar para que no se repita un ataque como el de Hiroshima, en un discurso pronunciado tras acudir a la cumbre del G7 de este año en la ciudad costera de Ise-Shima.
Ya a comienzos de su mandato, en 2009, el presidente se había pronunciado en contra de los arsenales nucleares en un conmovedor discurso en Praga. "Tenemos que cambiar nuestra forma de pensar sobre la guerra para evitar la guerra a través de la diplomacia".
Aunque Estados Unidos siga teniendo grandes arsenales de armas nucleares, "hay que abandonar la lógica del miedo", indicó.
En Estados Unidos se considera justificado el lanzamiento de la bomba porque en la opinión mayoritaria es que acabó con la Segunda Guerra Mundial. Por eso no era de esperar que hubiese un pedido de perdón y Japón tampoco lo había reclamado.
Abe consideró la visita un acontecimiento histórico: "Abrimos una nueva página en nuestros libros de historia". Obama tomó una decisión difícil pero "maravillosa", dijo.
Entre las 100 personas presentes durante el acto estuvieron algunos supervivientes, así como la embajadora estadounidense en Japón, Caroline Kennedy, el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, y el de Nagasaki, Tomihisa Taue.
Tres días después de Hiroshima, una segunda bomba fue lanzada por un B-29 sobre la ciudad portuaria de Nagasaki, donde se calcula que hasta finales de año murieron 74.000 personas.
Obama también recordó a las víctimas de Nagasaki. El número exacto de muertos es imposible de conocer porque muchos murieron tiempo después como consecuencia de la radiación.