El Litoral
Se trata de una mujer oriunda de España que quiere someterse a la técnica de fertilización asistida con el semen de su esposo, fallecido en 2015. Una lucha contrarreloj.
El Litoral
Un caso de suma complejidad genera un importante revuelo en la opinión pública de Francia: una mujer reclama poder tener un hijo de su difunto marido, a través de una inseminación post-mortem.
La protagonista de esta historia se llama Mariana González Gómez, una española radicada en el país galo que reclama el esperma congelado de su esposo (que se sometió a la técnica de criopreservación), un italiano que falleció producto de una enfermedad terminal.
Según indica el medio español ABC, el Consejo de Estado francés está considerando la petición de esta mujer para que pueda trasladarse a España el esperma congelado en contra de la negativa de Francia, donde está prohibida esta técnica.
Vale destacar que Mariana es española y viuda de Nicola Turri, quien murió en París en julio de 2015 de un cáncer. En primera instancia, su petición fue rechazada por el tribunal administrativo, así que lo ha elevado al Consejo de Estado galo, que es su último recurso.
El medio español anteriormente citado, cuenta que “a Nicola Turri le detectaron un cáncer de linfoma en 2013, por lo que la pareja decidió congelar su esperma antes de someterse a un tratamiento que podría hacer que se quedase estéril.”
“A pesar de la gravedad de su estado, el sueño de él era ser padre. Murió poco antes de la inseminación, ‘una hora antes de la cita con el notario para dar su consentimiento a la PMA (la procreación asistida médicamente) en su vida a su esposa’”, continúa la crónica.
El esperma de Turri se conserva en París, donde vivía con su pareja en el momento de su muerte 9 de julio de 2015, cuando tenía 30 años de edad. La polémica se generó porque Francia se niega a exportar los gametos a España, país que sí permite realizar esta técnica de fertilización.
Mariana expresa con sentimiento que a pesar de que su litigio no devuelve a Nicola a la vida, porque ya se ha ido, “este niño sería una parte de nosotros, sangre de nuestra sangre”, dijo. La mujer emprendió una carrera contra el reloj puesto que vence el plazo para su uso el próximo 10 de julio.