El Litoral
Una mujer de 74 años que estaba internada en terapia intensiva fue invadida por hormigas y murió. La justicia de Rosario estableció que el centro asistencial privado deberá pagar 438.000 pesos a la familia de la víctima.
El Litoral
Corresponsalía Rosario
Un sanatorio del centro de Rosario deberá pagar 438 mil pesos a la familia de una mujer de 74 años que murió en 2011 tras ser atacada por hormigas en la sala de terapia intensiva de un centro asistencial privado, ubicado en Laprida al 1000.
El sanatorio Laprida deberá pagarle a la hija de Elsa D. 300.000 pesos en concepto de daño moral, 137.000 pesos por daño material y 1.000 pesos por gastos médicos, según estableció el Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual Nº 2, integrado por los jueces Gustavo Antelo, Viviana Cingolani y Juan José Bentolila.
Los magistrados encontraron culpable –según señala el diario El Ciudadano– al Sanatorio Laprida de la muerte de Elsa D., una mujer de 74 años que falleció unos días después de ser invadida por hormigas mientras se hallaba en una cama de la Unidad de de Terapia Intensiva.
La mujer de 74 años ingresó al sanatorio el 2 de enero de 2011 por un cuadro de deshidratación. Según el relato de la hija, un médico que se identificó como jefe de terapia intensiva recomendó la internación en ese sector del sanatorio. La mujer padecía una fibrosis quística pulmonar, por lo cual era tratada y no le ocasionaba mayores dificultades en su calidad de vida.
Elsa D. se mantuvo estable durante los días siguientes, hasta que el 7 de enero, cuando Silvia ingresó a verla en el horario permitido y se sorprendió al encontrarla con la cara y gran parte del cuerpo llenos de hormigas rojas. La mujer estaba sedada, por lo que no reaccionó ante la invasión de los insectos, que se encontraban también en los ojos y en las orejas.
Ante los gritos desesperados de Silvia, su esposo y dos familiares, junto a un médico que se encontraba en el sector acudieron al lugar y comenzaron a retirar las hormigas del cuerpo de la paciente. Luego, con un peine, quitaron los insectos del cabello y más tarde la cambiaron de cama.
Según dijo el médico que se encontraba de guardia en la UTI, a las 14.30 fue la última vez que había controlado a Elsa. Hasta las 19.30, cuando su hija ingresó a visitarla, nadie la había visto. Unas horas después del episodio, desde el sanatorio le avisaron a Silvia que su madre había sido inducida a coma farmacológico para entubarla.
La familia de la paciente sostuvo durante el juicio que el estado de salud se agravó por la picadura de las hormigas. Elsa D. falleció tres días después de ser invadida por los insectos.
Durante el proceso judicial se conoció además el testimonio de Graciela V., una mujer que para esa misma fecha (enero de 2011) estuvo internada en el sanatorio y denunció haber sufrido picazones en el cuerpo y haber detectado que en el marco de la puerta de madera del baño de su habitación había un hormiguero; cuando hizo el reclamo, la trasladaron a otra habitación.