Remo Erdosain José argumenta con vehemencia. Sostiene que no es justo que los metan a todos en la misma bolsa, que un loquito suelto como López no puede ensuciar un proyecto que se propuso la inclusión social y nuevas políticas distributivas, que el hecho mismo de que ellos estén molestos por lo que ocurrió con López pone en evidencia la honestidad del proyecto y la honestidad de los que se sumaron a ellos más allá de errores y algunos episodios de corrupción que deben ser condenados, como también debe condenarse a la patria contratista de los Macri, a los Panama Papers... —Y a la actitud incalificable de Antonia, la hija de Macri, por no justificar de dónde sacó la muñeca que tenía en la última foto que le sacaron -agrega Marcial con tono burlón. —Yo no lo tomaría a la ligera -corrige José- Magneto y el imperialismo yanqui están triturando a la experiencia liberadora más importante de los últimos años. —De lo que yo tengo noticias -observa Abel- es de la experiencia cleptocrática más desvergonzada de los últimos años, ahora si ustedes quieren calificarla de liberadora, agreguen a continuación que los únicos que la pasaron bien son los que se hicieron millonarios estos años, empezando por la que te dije y siguiendo con sus colaboradores inmediatos. —Yo creo que es un error calificarlos exclusivamente de ladrones -digo- son ladrones, pero fundamentalmente son pésimos gobernantes. Y señalo al pasar: pobreza, inflación, déficit fiscal, pérdida lastimosa de oportunidades, depredación de las economías rurales, inseguridad, destrozo de las instituciones de control... no... a la hora de elegir de qué los acusamos yo me inclino por decir que han sido pésimos gobernantes. —De la Rúa fue un desastre -murmura José. —Pero no fue un ladrón y, además, se fue a los dos años, mientras que ustedes cometieron el desastre de quedarse doce años, doce años robando a cuatro manos bajo la conducción de Él y Ella. —Ustedes generalizan. —Yo no generalizo, lejos de mí, caer en ese error... yo lo que digo -afirma Marcial- es que los jefes de la banda son Néstor y Cristina y lo que digo es hasta cuándo los jueces le van a perdonar la vida a quien fue la responsable directa de todo lo sucedido, responsabilidad que dicho sea de paso, Ella se encargó de afirmar cuantas veces quiso. —¿Y de Macri qué me cuentan? —Lo que vos decís es como que si Robledo Puch al momento de ser detenido por haber asesinado a un montón de gente, se hubiera defendido diciendo que no es justo que lo metan preso cuando todavía no se sabe quién mató a Facundo Quiroga. —No sé adónde querés llegar. —Que admitiendo incluso que a Macri haya que criticarlo en algo, lo que ustedes deben responder en principio es si fueron o no ladrones y deben responder por ustedes, no comparando si hubo otro que robó más o menos. —No está probado que Cristina sea responsable de lo que la acusan. —Como tampoco se probó que Al Capone fuera un mafioso criminal... pero ni los vendedores de praliné desconocen que Báez es Cristina, Uberti es Cristina, Jaime es Cristina, Boudou es Cristina, López es Cristina, De Vido es Cristina, Ulloa es Cristina, “el Morsa” Fernández es Cristina y Néstor es Cristina, porque a esta altura del partido son capaces de decir que el ladrón era Néstor, total está muerto, pero que Cristina es una santa. —A mí lo que me sorprende -agrega Marcial- es la capacidad increíble de los peronistas para sorprenderme superándose todos los días un poco más. Ya me conmovieron cuando me probaron que eran capaces de corromper a las Madres y a las Abuelas, pero ahora, cuando yo creía que habían llegado a su límite, me entero que también son capaces de corromper a las monjitas de clausura... menos mal que Ceferino Namuncurá está muerto porque si no seguro que lo comprometen como valijero o algo parecido. —¿Y los Panama Papers? —¿No tenés otra cosa para decir? Comparar a una sociedad off shore a la cual Macri renunció hace ocho años y que nunca tuvo un mango puesto allí con el saqueo nacional perpetrado por los K, es por lo menos una estrategia de imbéciles. —Yo agregaría, incluso pensado mal -advierte Abel-, que a Macri si alguna imputación se le puede hacer es por lo que hizo o dejó de hacer con su propia plata, pero en el caso de la asociación ilícita que nos gobernó durante doce años, la imputación alcanza a dineros públicos, a la plata de los argentinos que podría haber sido destinada a escuelas, hospitales, seguridad, alimentos... y a semejante tarea de canallas la califican como proyecto de liberación nacional. —Digan lo que digan el kirchnerismo ya es historia. —Más que historia es prontuario -señala Marcial. —No vamos a desaparecer. —No, van a ir en cana, nada más. —No van a desaparecer más o menos -digo- ahora son cada vez más los que se florean en gambetas, negando su condición de kirchneristas; así es que nos enteramos que Gioja, Scioli, Pichetto, Alperovich, Manzur, el señor de Misiones, el propio Insfrán, no son kirchneristas, sino peronistas. —O sea, el kirchnerismo desaparece pero el que sobrevive es el peronismo, el mismo peronismo que durante doce años bancó todo lo sucedido, calló hasta lo evidente y se prendió en cuanto negociado anduvo dando vuelta. —La compañera Cristina salió a decir que ella no le dio la plata a López. —No, claro, ella no se la dio, se la dio el Gran Bonete o el Correcaminos... además, un político con agallas sale a dar la cara, llama a una conferencia de prensa a un acto público, pero la que te dije a lo único que atina es a callarse la boca, borrarse y en el mejor de los casos a escribir un Twitter. —Hubo mucha gente que fue engañada en su buena fe -observa Abel con tono conciliador. —En su buena fe o en su mala fe -replica Marcial- porque todos sabían muy bien lo que estaba ocurriendo; las denuncias de Lilita Carrió, Margarita Stolbizer o Graciela Ocaña tienen más de diez años y fueron todas exactas, así que no vengan a decir ahora que no sabían nada o a poner cara de engañados, porque muchos de ellos, los Echarri, las Andrea del Boca, los Fito Páez y compañía, también se beneficiaron con este saqueo, se beneficiaron menos que Báez o De Vido, pero se beneficiaron. —Millones de personas los votaron -sostiene Abel- hay que respetar a esa gente. —Yo con la gente en general no me meto -digo- políticamente interpelo a dirigentes, a militantes, a intelectuales, es decir, al sistema político y sus agentes que durante doce años trabajaron para defender ese orden, para prenderse en los beneficios de ese orden. —Yo con respecto a la supuesta gente de buena voluntad, a los que fueron engañados en su buena fe, sostengo un esquema muy sencillo, el mismo esquema que se planteó en Núremberg para interpelar a los que también decían que no sabían que los nazis eran tan malos: o eran cómplices que se sumaron al festín, o eran cobardes que no se animaron a hablar o eran imbéciles que no se daban cuenta de lo que era evidente. —No comparto -concluye José.