Mario Cáffaro [email protected] Obras son amores. Lo saben todos los gobernantes y la Legislatura habilitó la mitad del monto pedido por el Poder Ejecutivo que le permitirá -cuando se tranquilicen los mercados internacionales- salir a buscar financiamiento para avanzar con un ambicioso plan trazado por la gestión de Miguel Lifschitz. Cerrado el capítulo legal del endeudamiento, la apuesta firme de la gestión es lograr antes de fin de año la ley que declare la necesidad de la reforma de la Constitución santafesina. “Hay luz verde para avanzar”, se dijo desde la cartera de Gobierno y Reforma del Estado que es donde se analizan caminos posibles para lograr ese propósito. “Estamos casi todos de acuerdo en reformar, la duda es reelección sí o no”, dijo el viernes uno de los pocos senadores que aún realizaba trámites en Casa Gris pese a que por Día del Empleado Legislativo tenía su despacho cerrado. Días atrás, el vicegobernador Carlos Fascendini propuso que el actual mandatario y el próximo se excluyan de la reelección para no entorpecer el debate. Lifschitz sabe que uno de los principales escollos para avanzar con la reforma está dentro del Partido Socialista aunque nunca lo admitirá públicamente. El último miércoles, el gobernador respondió en forma inmediata a la invitación que le hiciera el presidente del radicalismo, Julián Galdeano, a visitar el comité provincial. La mesa radical enseguida extendió la invitación a los jefes de bloques parlamentarios y al senador Rodrigo Borla que por la noche iba a ser elegido presidente de la Convención partidaria. Más de la mitad de la reunión con Lifschitz lo llevó la reforma constitucional. El radicalismo militará el tema con encuentros en los 19 comités departamentales, ése fue el compromiso hecho por la dirigencia. El Cemupro, la usina de ideas de apoyo al gobierno, quiere sumar su granito de arena. El abogado Marcelo Alegre iba a compartir ayer una serie de reuniones con socialistas y tenía previsto un almuerzo con dirigentes de entidades intermedias para intercambiar ideas sobre un eventual proceso de reforma constitucional. Sin embargo, la niebla hizo que el avión nunca despegara de Buenos Aires y la agenda se pospuso para más adelante. En días más, será el propio gobierno el que anunciará la convocatoria a jornadas de discusión, paneles y debates para pulsear la posibilidad de interesar a sectores de la opinión pública. En clave legislativa De todos modos la llave de la reforma está en las Cámaras legislativas que deben habilitar el tema con dos tercios de los votos en cada una de ellas. Es más, la llave la tienen los senadores justicialistas que además se han hecho fuerte en la conducción partidaria donde dos de sus integrantes están sentados en la mesa chica (Rubén Pirola y Danilo Capitani). Son once, igual que el número de diputados partidarios que podrían ser importantes a la hora de juntar los dos tercios en la Cámara Baja. Más de un diputado considera suicida habilitar la reforma. El apoyo de sectores de opinión sobre la apertura de un proceso de reforma deberá ser convalidado por la Legislatura. No son pocos los que advierten al gobernador la necesidad de tener un núcleo de acuerdos para reformar para no encontrarse con sorpresas en una eventual convención. Otros advierten también sobre el sistema electoral a utilizar en una posible elección de convencionales. “Con boleta única se corre el riesgo de que se atomice la convención y el resultado de la reforma sea incierto” dice un paper reservado. La intención del gobierno está intacta; Lifschitz está muy entusiasmo con el tema, pero los escollos son múltiples y exige la precisión de un ingeniero para que las piezas funcionen y lleguen a buen puerto.