"A Gustavo lo mataron para robarle la moto"

Danilo Chiapello
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“Mi hijo me pregunta dónde está su padre. Y yo no sé qué responderle. Es muy duro enfrentar a un hijo con la verdad y tener que decirle que a su papá lo asesinaron”, dice Carina Farrera mientras con la mirada busca fuerzas para mantenerse de pie.

La mujer es la pareja de Gustavo Ceballos (39), el hombre que la mañana del lunes fue ultimado a tiros en barrio Las Vegas, de Santo Tomé.

Lo último que se supo de Gustavo es que aquella mañana había salido de su casa a bordo de su moto con la intención de realizar unos trámites.

Sin embargo, en cuestión de segundos todo se tiñó de tragedia. Alguien lo interceptó a los pocos metros y lo asesinó de dos disparos en el pecho.

Gustavo agonizó en la calle cerca de 40 minutos. Terrible. Mucho más cuando se sabe que en materia de emergencias un minuto es lo que separa la vida de la muerte.

Tanto los encargados de los patrulleros como de las ambulancias intentaron justificarse alegando que no pudieron entrar por el mal estado de las calles. Patético.

Finalmente el infortunado fue trasladado hasta el hospital Cullen donde, pese a los esfuerzos realizados, arribó ya sin vida.

Reclamo de justicia

Esta mañana Carina Farrera, pareja de Ceballos, protagonizó junto a familiares y vecinos una marcha en reclamo de justicia.

La movilización partió desde el lugar del suceso, en barrio Las Vegas, y prosiguió por la avenida Luján hasta llegar al municipio santotomesino.

Al mediodía, la concubina del fallecido esperaba para ser recibida por la jefa política de la vecina ciudad, doctora Daniela Qüesta.

La mujer explicó que “vinimos hasta aquí para pedir justicia. No quiero que esto sea un caso más que queda impune. Mi hijo ahora quedó sin padre y es muy duro tener que darle explicaciones cuando pregunta por qué su papá no regresa”.

Trabajaba todo el día

“Gustavo era oficial de albañilería. Trabajaba todo el día y siempre estaba pendiente de su familia”, agregó Silvina, una vecina que acompañó a la familia en la marcha.

Era sumamente querido y respetado en el barrio. Se había hecho cargo de su mamá, a quien por problemas de salud se la llevó a vivir a su casa.

Padre de dos hijos, de 9 y 17 años. Pese a su intensa jornada laboral, Gustavo se hacía tiempo todos los días para llevar al mayor de sus hijos a la escuela. Al menor lo llevaba su pareja.

“Estamos también dolidos porque algunos medios dijeron que esto había sido un ajuste de cuentas. Y eso no es verdad.

“Lo cierto es que aquí hubo un asesinato y que hasta el momento quedó impune. “Todos saben quiénes fueron los que tiraron, sin embargo no los agarran.

“Aquí en barrio Las Vegas se está haciendo imposible la vida. Lo mataron a Gustavo y unos días antes habían matado a otro hombre. Las calles están intransitables. Cuando llueve no entran los patrulleros ni las ambulancias. Es un infierno”, sentenció.