Salomé Crespo
En una semana los santafesinos aportaron caloventores, frazadas, ropa de abrigo, calzado, botas de goma y juguetes. El agradecimiento de una de las docentes “por tanta solidaridad”.
Salomé Crespo
@salomecrespok
María en la cocina revolvía una olla humeante y la señorita Cristina le abría la puerta de ingreso a la sala Gregorio, en la manzana 3 de Alto Verde. “Buen día, pasen, pasen”, apuró la docente a los niños que iban llegando a media mañana y que, más tarde se llevaron una porción de comida que preparaba la cocinera. Aunque el periodo invernal de vacaciones ya comenzó, ayer el ritmo en la sala era el de todos los días por dos motivos: el comedor sigue funcionando para los niños que concurren a la institución y porque recibieron a un grupo de la filial local de la Cruz Roja que llevó donaciones.
La movida solidaria comenzó la semana pasada luego que El Litoral publicó una nota reflejando la urgente necesidad de conseguir estufas para las 13 salas que Los Sin Techo tienen en barrios periféricos de la ciudad. Dichas salas pertenecen a los jardines “Divino Niño N° 1.492” y “Nuestra Señora de Los sin Techo N° 1.491”, a los que concurren unos 350 niños, de entre 3 y 5 años.
El caso de la publicación, y que motivó la campaña, fue justamente la sala Gregorio que en una semana recibió: ropa de abrigo, tres estufas eléctricas, tres caloventores, 50 frazadas, un generador eléctrico, dinero en efectivo, 21 pares de botas de goma para los niños y otros más para las madres colaboradoras y dos pantallas a gas con las respectivas garrafas.
Aún falta que les entreguen las donaciones que los santafesinos canalizaron a través del Colegio Mayor Universitario, donde el movimiento Los sin Techo tienen la sede.
“Se acercaron muchos vecinos del barrio y gente que no conocemos. En general recibimos muchas cosas que necesitábamos. Así es de generosa la gente”, dijo con satisfacción la docente que escribió una carta de agradecimiento. (ver “Si el padre Atilio viviera”).
Pero la solidaridad no la sorprende a Cristina. “Una mamá me trajo ropa que su hijo no usaba más. Un vecino que nos ayuda siempre, nos acercó caloventores. Otro nos trajo un generador eléctrico que para nosotros es muy importante, porque la instalación eléctrica no es la mejor y a veces nos quedamos sin energía. Y otra señora nos donó plata y con eso vamos a arreglar un poco las conexiones eléctricas”, resumió y siguió: “Un señor nos preguntó en qué podía ayudar específicamente y nos aportó 21 pares de botas de goma para los chicos, que mañana nos entregan. Para nosotros es muy importante porque con eso van a poder llegar los días de lluvia y no mojarse los pies”.
Mientras acomodaba las frazadas de Cruz Roja en una de las aulas, Cristina se hizo un momento para reiterar los agradecimientos.
“Estamos emocionados por tantos gestos, por tanta solidaridad. La gente siempre es generosa, sólo que a veces no conocen las necesidades de cada institución, pero cuando la gente sabe, nos apoya. Hoy les quiero agradecer a todos”, concluyó.
En el colegio
Para colaborar con el movimiento el punto de referencia es el Colegio Mayor Universitario, ubicado en San Jerónimo 3328. Según la coordinadora general de los jardines, Claudia Funes, allí recibieron 3.000 pesos con los que compraron seis caloventores; otros 5 caloventores y aún estaba pendiente la entrega de otros 22, que se comprometió a aportar un particular. Con el total de artefactos alcanzaría para repartir 2 estufas a cada una de las 13 salas. A su vez, el Ministerio de Educación entregará más estufas luego del período de vacaciones.
También recibieron ropa de abrigo, calzado para niños y juguetes, que se van a destinar a las salas de 3 años en el barrio Centenario y la Villa Oculta. “Gracias a Dios tuvimos mucha repercusión y estamos muy agradecidos”, remarcó Claudia.
Para colaborar
Quienes deseen realizar donaciones a Los sin Techo deben dirigirse al Colegio Mayor Universitario de San Jerónimo 3328 o comunicarse el teléfono 342 - 4557906. A través de Facebook Jardín Divino Niño. Es importante aclarar que la colaboración es para los jardines.
Si el padre Atilio viviera...
Cristina Acevedo, docente de la sala Gregorio
"Un día como cualquier otro El Litoral llegó al jardín a hacernos una nota. Nunca imaginé la repercusión que iba a tener la misma. Hace varios años que venimos acompañando y educando en los barrios, me llena de orgullo el trabajo de todos los que hacen posible nuestra labor. A veces es difícil pero es tanta la recompensa, que vale la pena. Hay que dignificar al que menos tiene, darle oportunidades como la que tuve yo, de realizarme como persona, transmitir que los sueños son posibles, que tenemos capacidades para lograr lo mejor de nosotros mismos.
A quienes nos ayudaron les quiero decir: No tienen idea de lo que significó su aporte solidario para nosotros, sobretodo para el jardín Gregorio. En nombre de todos los niños les quiero decir “GRACIAS”.
En Gregorio los signos de amor que hemos recibido son muchos, personas de todas las edades han colaborado. Desde un niño de 4 años, que trajo la ropita que ya no usaba, hasta una abuela que nos mandó plata desde un geriátrico. Desde España hasta los mismos vecinos del barrio que quisieron colaborar. La Cruz Roja y varias personas más que se acercaron personalmente.
Como dicen los chicos: “Vinieron de Santa Fe, seño”. Pero nosotros también somos Santa Fe. Todos los días trabajo para hacerles sentir que somos parte de esta cuidad cordial y generosa. Gracias nuevamente. La ayuda nos llegó y deseo que Dios les dé mucho más de lo que nos dieron, porque el gesto de corazón es mucho más valioso. Si el padre Atilio viviera estaría emocionado al ver el reconocimiento de su obra, de la cual no alcanzaremos a ver la magnitud de sus frutos. Gracias..."