Vignatti lo bancó contra viento, marea e insultos
El “Patón” reemplazó al “Tata” en su segundo paso por el club. Lo mejor fue cuando lo clasificó para la Sudamericana de 2003. Dirigió 76 partidos en el club.
Vignatti lo bancó contra viento, marea e insultos
Enrique Cruz (h)
El “Patón” jugó de defensor, pero admiró a Aldo Pedro Poy, al Chango Gramajo y a Mario Kempes, que eran jugadores de ataque. Nada de Pascuttini o el Perro Killer, si hablamos de marcadores centrales de Rosario Central, el club de sus amores, a los que habrá visto jugar. Tuvo de entrenadores a Menotti, a Bilardo, a Zof, al Pato Pastoriza y a Solari, entre otros, pero el que lo marcó a fuego fue Carlos Timoteo Griguol. Y no en vano, el “Patón” sacó mucho de él. Dice que “no es gracioso” y que “soy muy jodido a la hora de trabajar”. Dice también que su modelo de entrenador es el de Del Bosque. Confiesa que el día más triste de su carrera fue cuando Menotti lo dejó afuera del Mundial de 1982, después de estar cinco meses concentrado; y que su mayor alegría fue cuando Bilardo, casi en el final de su carrera, lo llevó al Mundial de Italia. Sus ideas son socialistas y en Colón tuvo dos pasos, hasta completar 29 triunfos, 26 empates y 21 derrotas en los 76 partidos dirigidos.
El primero de esos períodos se dio entre 2002 y 2003. Se terminó yendo en noviembre de 2003, luego de una derrota ante Banfield como local. José Vignatti era el presidente en uso de licencia y Patricio Fleming el vicepresidente primero a cargo de la presidencia. “Creo que nuestro trabajo en la institución fue bueno, porque ganamos 18 partidos, empatamos 12 y perdimos 12. Pero en fútbol las rachas adversas generalmente terminan así”, había expresado Bauza en el vestuario, aunque admitiendo que la falta de paciencia de la gente fue determinante. En mayo de ese año, Colón había jugado dos partidos en Paraná porque la cancha no se podía usar, como consecuencia de las inundaciones. Los insultos contra Bauza y Vignatti arreciaron en la cancha de Patronato y Vignatti mantuvo al técnico contra viento y marea.
Conclusión: Bauza clasificó a Colón para la Copa Sudamericana, pero fue esa misma Copa (por aquella definición perdida contra los suplentes de Boca en Salta) la que determinó su primera salida de la institución.
Volvió al club un par de años después, ya con Horacio Darrás como presidente. Luego de su primera salida, Colón buscó entrenadores consagrados como Francisco Maturana y el Coco Basile. Después apostó a Juan Antonio Pizzi y el Chemo Del Solar, pero sólo los aguantó tres partidos. Llegó el Tata Martino y casi como un anticipo del destino, fue el “Patón” quien lo reemplazó en Colón en 2005, tal como aconteció ahora en la Selección. Se hizo cargo otra vez del equipo, arrancó bien pero luego cosechó cinco derrotas consecutivas en un magro Clausura 2006. El equipo anduvo bien en la primera mitad, pero el último partido que ganó fue ante Estudiantes en la fecha 11.
Después empató con Independiente y a partir de allí perdió sucesivamente con Olimpo, Boca, Rosario Central, Lanús e Instituto, ya descendido. Ahí se tuvo que ir, pero en los dos partidos finales de ese torneo, Colón también perdió ante San Lorenzo y Argentinos Juniors. Siete derrotas al hilo que pusieron al equipo en una situación difícil en el promedio de los descensos.
El “Patón” se dio cuenta de un par de cosas de entrada. Por ejemplo, que debía llevarse bien con Vignatti como primera medida. Por eso, el presidente lo bancó con firmeza cuando todos le pedían que lo eche. Y el tiempo le dio la razón. ¿Qué se le criticaba al “Patón”?, el estilo de juego. Pero en este aspecto, no creo que sea un técnico defensivo como muchos pretenden colgarle el cartelito. Si debiera calificarlo, diría que es un técnico equilibrado, que es diferente. Nadie puede ganar torneos o dos Copas Libertadores jugando a defenderse. En algún momento habrá que arriesgar. Quizás uno de los grandes pecados del “Patón” en Colón haya sido aquel partido con Boca en Salta por la Copa Sudamericana 2003. En el partido de ida, habían empatado 1 a 1 en el Centenario y Boca afrontó la revancha con suplentes. No era un torneo que le interesase demasiado a Bianchi y a Boca, al punto tal que resolvieron jugar como locales en Salta. Aparecieron jugadores como Caballero, Álvarez, Crosa, Perea, Villarreal, Caneo, Estévez, Cángele y Fabbro, que no eran titulares. El “Patón” puso cinco volantes y dejó afuera del equipo a Carignano. Perdió 2 a 1 y quedó eliminado.
Ese partido lo marcó. Ahí sí le faltó audacia para mojarle la oreja a un rival potencialmente inferior, al menos a priori.
Forma buenos grupos, tiene mucho vestuario y sabe. Si estuvo en la consideración, es porque tiene sobrados elementos y logros para ser tenido en cuenta. La conducción del fútbol argentino no permite asegurarle nada a nadie, ni siquiera a los clubes que no saben cuándo empezará el campeonato. Por lo tanto, la idea de “parche” surge de inmediato para calificar esta elección de Bauza al frente de la Selección. El, mejor que nadie, sabe que no dependerá de otra cosa que no sean los resultados.
“Sacálo al muerto de Belloso”
Darío Pignata
Fueron dos etapas del “Patón” en Colón. Me acuerdo cuando llegó de Vélez, recontra-caliente porque Raúl Gámez lo había “embalado” con terminar los restos de los viejos llenos de gloria en Liniers para poner a los pibes. Y como los resultados no acompañaron con los del semillero, le hicieron poner la cara con la limpieza y lo echaron igual.
“Me importa un huevo que me digan defensivo”, se defendió el año pasado en San Lorenzo de lo mismo que lo acusaban/acusábamos en Colón en sus distintas etapas.
A los 15 años ya calzaba botines 45, sin embargo el apodo de “Patón” fue por su hermano. En esos sueños de fútbol, en Granadero Baigorria, quizás nunca imaginó ganar dos Copas Libertadores, una con la Liga de Quito y otra con San Lorenzo.
Tampoco pensó que quedaría en la historia como el cuarto zaguero más goleador del mundo acorde a las estadísticas de la Fifa, siendo desplazado del podio por Fernando Hierro y debajo de Daniel Passarella y Ronald Koeman. El “Patón” marcó 108 goles en 499 partidos oficiales.
“Canalla” de cuna, nació a seis cuadras de la ciudad deportiva en Granadero Baigorria, su ídolo —desde siempre— fue Mario Alberto Kempes, a quien llegó a enfrentarlo antes de que se vaya a España. Después, en el “canallómetro” lo pone a Poy.
Disfrutó de Bilardo y Menotti como entrenadores, pero el que más lo marcó fue Carlos Timoteo Griguol. Le gustó mucho el trabajo de Alejandro Sabella en la Selección Argentina, puesto que hoy ocupa.
Está claro que es el técnico del descarte, después del no seguro de Simeone, la locura permanente de Bielsa que generó la duda y la imposible salida de Sampaoli. Y, de paso, llegar para evitar el infarto de un país entero ante la amenaza de Caruso. Porque hoy, en el fútbol argentino, todo es posible. Tenemos al mejor del mundo, pero en el predio de Ezeiza el agua está cortada por falta de pago. Lo vaciaron al viejo y querido fútbol argentino, no hay plata ni para regar las canchas.
Una cosa queda clara: el “Patón” Bauza o el que tomara la Selección, lo hace por la gloria y no por la guita. Su primer gran desafío, siendo “canalla”, es convencer a un “leproso”: Lionel Messi ya está en su agenda.
Lo primero que se me vino a la mente fue esa anécdota en la cancha de Patronato de Paraná, en el 2003, con Santa Fe tapada por las aguas y la AFA programando igual los partidos. Fue un sábado 17 de mayo de ese año y el domingo titulé “Eclipse de Fútbol”.
Fue 0-0 con el Banfield de Luis Garisto. Ese día, Tombolini fue figura. Sin embargo, peleado con los hinchas y con la prensa, en el mismo vestuario redobló la apuesta: “Confirmo a estos mismos once para el próximo partido”. Vignatti, por ese tiempo, lo bancaba contra viento y marea.
Todavía tengo la imagen de los plateístas sabaleros colgados del alambrado del Presbítero Grella, el estadio de Patronato, insultando detrás del banco. Y un reclamo que era un grito de guerra de esos tiempos: “Sacálo al muerto de Belloso”. El “Patón” Bauza no había armado ése Colón, pero lo había reforzado con Gonzalo Belloso y Marcio Alemao (el simple hecho de volver a escribir estos dos apellidos me hace doler la cabeza).
Después de esa tarde en Paraná, ganó varios partidos en fila y lo clasificó a Colón a la Copa Sudamericana. Laburante y caprichoso, militante socialista desde siempre.
Fuimos varios veces a cenar en esos años. A pesar de la madrugada y de los litros de vino, nunca me dio el brazo a torcer con Marcio Alemao y Gonzalo Belloso. Los bancaba como si fueran Cafú y Kempes.