José E. Bordón [email protected] A la crisis también le llegó la crisis. Es una frase que se utiliza muchas veces cuando las variables de la economía se desacomodan y pasan los meses sin que aparezcan signos capaces de modificar esa trayectoria. Y la economía de hoy, tanto en el país como en la provincia y en esta ciudad donde vivimos, comienza a poner en evidencia que no todo está bien. Todo lo contrario: muchas cosas están mal y van a seguir negativas si no se logran corregir sus causas. Se ve en el comercio. La postal es de mucha gente en el centro pero con pocas bolsas llenas. Lo vemos en el supermercado: el carrito cada vez traslada menos productos, salvo los que faltando horas para finalizar el mes vía tarjetas de crédito estiran plazos de pago, aunque el costo que pagan por la refinanciación es muy elevado. Según dichos de voceros del Centro Comercial de Santa Fe, los datos de la caída en las ventas están entre un 10 y un 20% en el primer semestre del año. Mirando los balances de varios comercios, se aprecia que la caída es superior a esos porcentajes. Aunque no se lo admita, si esta situación se mantiene el resto del año, en 2017 habrá menos locales alquilados en el macrocentro (muchos promedian hoy los mil mensuales), aunque a simple vista es fácil advertir que fuera de la peatonal hay locales para elegir. Es parecido a lo que sucede con tantos PH construidos es los dos últimos años, que tienen la mitad (o más) sin vender ni alquilar. No estoy en contra de los que edifican ni de los que compran; entiendo al mercado. Rosario, la principal ciudad de nuestra provincia, está en situación parecida. En el primer trimestre de 2016 cerraron 1.542 comercios y las ventas cayeron -promedio- un 20% en el primer trimestre. Rafaela es un caso parecido. Un estudio del Observatorio Comercial del Centro Comercial e Industrial de esa ciudad del oeste santafesino, indicó que las ventas del segundo trimestre de 2016, contra igual período de 2015, sufrieron una marcada caída. Tanto es así que el 51% de los comercios vendió menos que el año anterior. Quizá aún se hable poco de los efectos de estos detalles sobre la cadena de pagos. Pero ya nadie oculta que el tema desvela a muchos comerciantes y empresarios en general. Es algo que se comenta más en zonas del interior que todavía siguen padeciendo los graves perjuicios ocasionados por las inundaciones de enero-abril, como la franja del extremo oeste, entre Rafaela y Ceres. Según comentan gerentes de bancos, se va incrementando la cantidad de cheques rechazados por falta de fondos (20 de cada 100) y esto complica a toda la cadena de pagos, porque en algún momento esta situación se desmadra y termina golpeando a los pequeños y medianos empresarios, con todo lo que ello significa en las pequeñas poblaciones. Como admitió un vocero del CC de Santa Fe, “el temor está instalado”. Todos sabemos lo que eso significa: el siempre esperado “efecto dominó”, donde un deudor voltea a otro y éste al siguiente. El otro impacto comenzó a observarse en el empleo. Decenas de empresas (el número va creciendo) se presentaron ante el Ministerio de Trabajo para acogerse a los “beneficios” de los concursos preventivos de crisis. La intención es obtener subsidios del Estado Nacional (Repro, Programa de Recuperación Productiva) para abonar sueldos y no renovar contratos. Como sucedió en la primera mitad de la década de 2000). Por eso se observarán planes de financiación a largo plazo, especialmente en empresas que intentan mantener sus planteles cuando ven que la caída en las ventas se sigue prolongando. Como se observa, todo se va complicando.