El Litoral
Las fuerzas de seguridad han registrado en los últimos meses un repunte de estos delitos, común en países como México o Argentina.
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Ana Lázaro Verde - DPA
Era una mañana cualquiera para Fernando. Dos de sus hijos, adolescentes, acababan de marcharse a clase. Estaba solo en su vivienda de Madrid cuando sonó el teléfono fijo y empezó la pesadilla. Sin saberlo, estaba siendo víctima de un secuestro virtual, un delito bastante común en Latinoamérica y nuevo en España.
"Nada más descolgar el teléfono oí la voz de un niño que balbuceaba y me decía: padre, padre, me han secuestrado. Automáticamente asumí que era la voz de mi hijo. Entonces, un tipo me dijo que no le pasaría nada si seguía todas sus instrucciones", rememora este hombre español de 49 años.
Tras pedirle su número de celular, el extorsionador le exigió ir a una entidad bancaria, sacar todo el dinero posible y enviarlo a una dirección. "En ese momento sentí un calambre físico y mental y me quedé como en una nube. Me dijo que tenía que conseguir 30.000 euros si quería volver a ver a mi hijo con vida", relata la víctima a dpa.
El caso de Fernando no es aislado. Las fuerzas de seguridad han registrado en los últimos meses un repunte de secuestros virtuales en España, un delito del que hasta hace poco se tenía constancia solo en países de América Latina, como México o Argentina.
En realidad, se trata de raptos ficticios. La persona que llama hace creer a su interlocutor que tiene retenido a un familiar y, tras amenazarle, le pide un rescate a cambio de su supuesta libertad.
"Tenemos llamadas en todas las provincias españolas, sobre todo en Madrid. Son llamadas aleatorias a teléfonos fijos, aunque suelen hacerse a zonas con capacidad económica alta", explica a dpa el capitán Álvaro Montero de la Guardia Civil, jefe del grupo de Secuestros y Extorsiones de la Unidad Central Operativa (UCO).
Los presuntos secuestradores "tratan de asustar y provocar el pánico en el que responde", indica el agente. Su objetivo es impedir la comunicación con la persona que supuestamente está retenida, ajena a todo lo que ocurre.
Las primeras llamadas investigadas en España proceden de prisiones de Chile, donde miembros de una red trataron de engañar a las personas que encontraban al otro lado del teléfono. Muchas de ellas cayeron en la trampa. "Ocurre todo muy rápido y si te pilla desprevenido, puedes creer que es tu hijo, por ejemplo", asegura el capitán Montero.
Es lo que le ocurrió a Fernando. Con su celular pegado a la oreja, se puso al volante de su automóvil y condujo desde su vivienda, situada en un área residencial a las afueras de Madrid, hasta una entidad bancaria en la ciudad, tal y como le pedía su interlocutor, quien le insistía todo el tiempo en no cortar la comunicación.
Cuando volvía a casa a por su documento de identidad, necesario para enviar el dinero, se topó con un grupo de agentes, a quienes avisó de lo que le ocurría a través de una nota para evitar que el supuesto secuestrador se diera cuenta a través del teléfono. Uno de ellos, consciente de que podía tratarse de un rapto virtual, llamó al instituto de su hijo y verificó que se encontraba allí sano y salvo. La odisea, en este caso, tuvo final feliz.
"Cuando me enteré de todo me derrumbé, me eché al suelo y me puse a llorar. Fueron dos horas de máxima tensión en las que pensaba que igual no volvía a ver a mi hijo. Yo no tenía conocimiento de que existieran los secuestros virtuales", explica Fernando.
Solo un cuarto por ciento de las llamadas recibidas en España salen de este país. La práctica mayoría procede de Chile. Siguiendo su rastro, los investigadores han llegado hasta las prisiones de Colina I y Colina II, dos de las más peligrosas del país suramericano.
En colaboración con las autoridades chilenas, se llevó a cabo una operación en ellas: se buscaron los teléfonos en las celdas y se identificó a los presuntos autores de las llamadas. En total, había más de una decena de personas implicadas.
De momento, este delito no se ha detectado en otros países europeos. Los supuestos secuestradores, de origen latinoamericano, aprovechan la coincidencia del idioma para llamar a España. También los meses de julio y agosto, verano en este país, ya que muchas personas están de viaje o fuera de su entorno habitual y es más difícil localizarlas.
Ante el repunte de casos, la Guardia Civil difundió hace unas semanas un decálogo de consejos. El más importante: mantener la calma. "Tenemos que ser conscientes de que en España es altamente improbable que se produzca un secuestro", apunta el capitán Montero.
El "modus operandi" de los secuestros virtuales saltó a la prensa en España en octubre de 2013 a raíz del que sufrieron los componentes del grupo de música español Delorean durante su estancia en Ciudad de México, a donde habían viajado en el marco de su gira de conciertos.
En aquel caso, los músicos recibieron una llamada en su hotel en la que se les avisaba de un inminente tiroteo y se les instaba a abandonar el edificio. Una vez en otro, los supuestos interlocutores les convencieron de que estaban retenidos y les amenazaron de muerte.
Al mismo tiempo, sus familiares en España recibieron otra llamada informando del supuesto secuestro. Finalmente, la Policía localizó a los integrantes del grupo y los liberó de su ficticio cautiverio.